décimo quinto capítulo.

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Décimo quinto capítulo: Nuevas experiencias.

—Listo, ya estás bien abrigado —HyungWon enredó una bufanda alrededor del cuello de su hijo mayor, viendo como este bostezaba y parpadeaba perezoso. —Si, lo sé, yo también tengo sueño pero que se le va a hacer.

HyungWon tomó de los brazos a su bebé, cargándolo hábilmente con un solo brazo mientras que con el otro empujaba el coche de su bebé más pequeña, odiaba esto de tener que llevarlos él solo, pero al menos sabía que sería solo por hoy.

Como lo había prometido, esta vez tomaron el transporte público, que por suerte a HyungWon le cedieron una silla por llevar a Jae en los brazos, y tanto él como su bebé que dormía en brazos pudieron estar más cómodos en el trayecto. Al llegar a su destino, HyungWon soltó un suspiro largo, se había preparado mentalmente la noche anterior para todo lo que venía ahora.

Golpeó la puerta de aquel edificio, dónde lo recibieron algunas mujeres sonrientes y con amabilidad.

—Yo llevo a la bebé —se ofreció una de ellas, llevando el coche de la niña a un mini parqueadero dónde se encontraban los coches de los otros bebés.

—Bueno, Jae, es tu turno —HyungWon soltó un suspiro y se agachó a la altura de su bebé, que estaba rascando uno de sus ojos con el dorso de su mano. —Hay que entrar.

El bebé soltó un bostezo, asintiendo hacía él y tomando su mano, HyungWon creyó que era una forma de despedirse, pero se le hizo raro cuando su hijo empezó a jalar su mano hacía el interior del lugar.

—N-No, bebé, no... —el pelinegro tragó saliva, viendo como su bebé se giraba hacia él.

—Tenemos que entlal.

No, yo no tengo que entrar.

Eso hizo que el bebé cambiara su expresión, ahora estaba visiblemente afectado. Ahora soltó su mano, pero pasó a aferrarse a su cuello, pidiendo que lo llevara a casa porque tenía mucho sueño.

—Jae... —llamó una de las mujeres, dentro. —Vamos, entra bebé, tenemos un desayuno delicioso allí dentro.

—¡No, no! ¡Mi papi, quiero a mi papi! —se quejó el bebé, empezando a soltar lágrimas.

HyungWon tragó saliva al ver tan sentimental a su hijo, estaba llorando con fuerza mientras lo abrazaba y pedía que no lo dejara allí. Sabía que esto iba a pasar, lo hizo él cuando entró en el jardín infantil y lo mismo hizo su hermano cuando dio el mismo paso, pero nunca pensó que estar en la posición de padre en esta situación sería tan difícil.

—Jae, no te preocupes, voy a volver por ti en la tarde —HyungWon intentaba consolarlo, como le fuera posible, ahora cargándolo y meciéndolo, pero nada parecía funcionar.

—¡No! —gritó, soltando nuevamente un quejido.

Estaba empezando a desesperarse, si su bebé seguía llorando así y pidiéndole que no lo abandonara se iba arrepentir y llevarse a sus hijos nuevamente a casa, su corazón no aguantaba mucho con los lloriqueos lastimeros de su bebé y si no se controlaba se iba a poner a llorar ahí mismo también. Las maestras también decían algunas palabras tiernas al bebé para que se relajara, pero éste parecía alterarse aún más.

—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué no suben? —un chico de cabello negro y rizado apareció en la escena, mirando con curiosidad a las mujeres que estaban allí y seguidamente al bebé que lloraba. —Ay, no ¿Qué es lo que tiene?

—Es que... es su primer día —intentó explicar HyungWon, aun meciendo a su hijo.

El chico miró por unos segundos al niño antes de acercarse a ellos con cautela, llegando a ellos con delicadeza y acariciando la espalda del niño que volteó a verlo.

Dear future husbandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora