vigésimo primer capítulo.

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Vigésimo primer capítulo: Confianza (parte dos)

HyungWon apretó sus ojos levemente cuando sintió la luminosidad colarse por sus párpados, lo cual le obligó abrirlos lentamente mientras se acostumbraba a la luz. Tragó un poco de saliva mientras empezaba a estirarse sobre la cama, despejando la pereza de sus extremidades, girando su rostro hacia el lado contrario de la cama para darse cuenta de que estaba solo en ella.

Se levantó unos minutos después, luego de escuchar algunos ruidos en la planta baja, bostezando llegó hasta el inicio de las escaleras teniendo la visión perfecta de como su esposo tomaba un gran trago de agua de su botellita, saliendo casi al instante de casa. HyungWon sabía que iba a correr, a hacer ejercicio en el parque o tal vez usar esas dos horas gratis en el gimnasio que le había ofrecido el establecimiento que habían construido hace poco.

El menor soltó un suspiro mientras veía la puerta cerrada. Se había cuestionado la noche anterior si de verdad debería estar tan furioso con su esposo después de saber que había sido despedido de su trabajo ¿Era malo? No lo creía. Desde que él ya no asistía a ese trabajo tan esclavizador hacía muchísimas cosas que no podía antes, como por ejemplo ejercitarse. HoSeok siempre mantenía su forma, sus bíceps fuertes y sus muslos definidos, pero con el trabajo no le daba casi nada de tiempo de cuidar su figura y de a poco sus músculos se veían más suaves. Aunque a HyungWon eso no le podía importar más poco, para él seguían siendo impresionantes sus fuertes brazos. Sin embargo, ahora podía salir todas las mañanas a trotar y hacía ejercicio en casa con las pesas que había dejado olvidadas, y a HyungWon le sorprendió ver cómo sus músculos si podían definirse más.

Los ojos se le iban detrás de él cuando lo veía pasar sin camisa, era fascinante.

Ah ¿Y recuerdan como HyungWon se solía quejar de que su esposo no pasaba tiempo con sus hijos? Ahora lo pasaba tal vez el doble de lo que él, siempre estaba dispuesto a jugar con ellos, ayudando a DoDo con sus primeros pasos y a Jae con sus tareas del jardín de niños.

HyungWon rascó levemente su nuca, inmerso aún en sus pensamientos, levantando su cabeza distraídamente hacía el reloj de pared a un lado de las escaleras.

—Si no me apresuro voy a llegar tarde.

HyungWon fue de nuevo a su habitación, sacando las prendas que usaría esa jornada laboral y dirigiéndose al baño que había allí mismo. No demoró mucho allí dentro, fue una ducha bastante rápida, ya que aún tenía que despertar a sus bebés para llevarlos al jardín. Luego de haberse duchado fue hasta la habitación de su hijo mayor, abriendo la puerta con lentitud y asomándose.

Su bebé estaba envuelto en sus cobijas a excepción de uno de sus piecitos que salía de allí y se descolgaba,  HyungWon sonrió por lo pequeñito que se veía su bebé en medio de todas esas mantas. Se acercó en silencio a su cama, sentándose en el borde de esta, y su sonrisa apareciendo de nuevo al ver a su bebé de más cerca.

Levantó su dedo índice y con este presionó la pequeña nariz de su bebé con delicadeza, colocando en práctica el juego que habían creado hace poco —: Tin tun.

El niño no se inmutó ante el jugueteó, simplemente levantó una de sus manitas y la movió como si estuviera intentando alejar un mosquito, aún muy inmerso en sus sueños. HyungWon rió en voz baja, está vez inclinando un poco su torso hacía adelante y nuevamente apretando la nariz de su bebé, imitando el sonido de un timbre.

Esta vez su hijo abrió uno de sus ojos con pereza, mirando por unos segundos a su padre después de tapar con sus manos su pequeño rostro. HyungWon sabía que era por la luz mañanera, a su bebé no le gustaba que la ventana de su habitación reflejara los rayos del sol justo en sus ojos. Él le había prometido re organizar su habitación, pero ahora simplemente no tenía tiempo.

Dear future husbandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora