Demasiado mareado para notar lo que estaba sucediendo a su alrededor, Sicheng aceptó el pañuelo limpio que le pusieron en la mano. Por suerte, carecía dé cualquier olor que no fuera un ligero toque de almidón. Tras enjugarse el sudor de la cara y limpiarse después la boca, consiguió incorporarse y enfrentarse al recién llegado. Su dolorido estómago se retorció de forma lenta y agonizante al ver a Nakamoto Yuta. Al parecer, lo había seguido al exterior, a la terraza, justo a tiempo para presenciar sus humillantes náuseas. Quería morirse. Le hubiera encantado expirar de forma conveniente en aquel, mismo momento con el fin de desterrar para siempre el conocimiento de que Nakamoto Yuta lo había visto devolver los buñuelos sobre el lecho de flores.
El rostro de Nakamoto no mostraba expresión alguna, salvo el ceño fruncido que le arrugaba la frente. En un instante, se acercó a su lado y lo sujetó mientras él se tambaleaba ante él.
—A la luz de nuestro reciente acuerdo —murmuró el hombre—, esto resulta muy poco halagador, señorito Dong.
—Por el amor de Dios, lárguese —gimió Sicheng; sin embargo se descubrió apoyado contra el fuerte soporte que le brindaba su cuerpo al tiempo que otra oleada de náuseas lo sacudía.
Apretó el pañuelo contra su boca y respiró por la nariz hasta que, felizmente las nauseas remitieron. No obstante, se sintió estremecido por la debilidad más acuciante que hubiera experimentado en su vida y supo que si él no hubiera estado allí, se habría desplomado sobre el suelo. Dios Bendito, ¿Qué le ocurría?
Nakamoto ajustó de inmediato su sujeción para aferrarlo con suavidad. —Me pareció que estaba algo pálido —señaló mientras apartaba con suavidad un mechón de pelo que le había caído sobre la frente húmeda—. ¿Qué pasa, cariño? ¿Es sólo el estómago o te duele algo más?
En algún lugar bajo la inmensa mortificación que lo embargaba, Sicheng se sorprendió al escuchar el apodo cariñoso, por no mencionar el hecho de que un caballero jamás debía hacer referencias a las partes internas de un doncel. De cualquier forma, en aquel momento estaba demasiado enfermo como para hacer otra cosa que, no fuera aferrarse a las solapas de su chaqueta. Concentrándose en su pregunta, evaluó el caos que reinaba en el interior de su inhóspito cuerpo.—Me duele todo —susurró—. La cabeza, el estómago, la espalda... Pero, sobre todo, el tobillo.
Mientras hablaba, notó que empezaban a dormírsele los labios. Se los humedeció, alarmado por la falta de sensibilidad. De haber estado algo menos desorientado, se habría dado cuenta de que Nakamoto lo contemplaba como nunca antes lo había hecho. Más tarde, Chenle le describiría con todo detalle la forma tan protectora con la que Nakamoto Yuta lo había rodeado con los brazos. En aquel momento, no obstante, Sicheng se sentía demasiado maltrecho para percibir algo que no fuera su propio y abrumador malestar.Taeyong habló con brusquedad y avanzó para arrancar a Sicheng de los brazos de Nakamoto. —Gracias por prestarle su pañuelo, señor. Ahora puede marcharse; mi hermano y yo somos muy capaces de cuidar del señorito Dong.
Sin hacer caso al joven americano, Nakamoto mantuvo su brazo alrededor de Sicheng mientras contemplaba su pálido rostro.
—¿Cómo te hiciste daño en el tobillo? —preguntó. —Jugando al rounders, supongo... —No te vi beber nada durante la cena.— Nakamoto colocó la mano sobre su frente en busca de signos de fiebre. El gesto resultó sorprendentemente íntimo y familiar—. ¿Has tomado algo antes?
—Si se refiere a licores o a vino, no. —El cuerpo de Sicheng parecía colapsarse con lentitud, como si su mente hubiera renunciado a todo control que tuviera sobre sus miembros—. Bebí un poco de infusión de corteza de sauce en mi habitación.,
La mano cálida de Nakamoto se deslizó hacia un lado de su cara y se amoldó con suavidad a la curva de su mejilla. Sicheng tenía tanto frío que temblaba en el interior de su traje, húmedo por el sudor, y tenía la piel de gallina. Al notar la acogedora calidez que irradiaba el cuerpo del hombre, estuvo a punto de ceder al impulso de acurrucarse bajo su chaqueta como un animalillo dentro de su madriguera.
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Verano (Yuwin)
Fiksi Penggemar"Un chico decidido a contraer matrimonio podía superar cualquier obstáculo, salvo la ausencia de un dote." Entra para conocer más UwU