Capítulo 18

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—El truco está en medir bien el tiempo —dijo Taeyong, cuyos ojos castaños brillaban por la diversión.

Sin duda alguna, ningún oficial había dirigido jamás una campaña militar con más determinación de la que demostraba Taeyong en ese momento. Los cuatro floreros estaban sentados en la terraza con otros tantos vasos de limonada fría y representaban la viva estampa de la indolencia, cuando en realidad, tramaban con sumo cuidado los acontecimientos que la tarde iba a deparar.

—Sugeriré que demos un agradable paseo por los jardines antes de la cena para despertar el apetito— le dijo Taeyong a Sicheng—, y tanto Chenle como Mark accederán; también llevaremos a nuestra madre y a la tía Tiffany, y a cualquier persona con la que estemos hablando en ese momento. Así, con suerte, para cuándo lleguemos al otro lado del huerto de los perales, te atraparemos en flagrante delito con lord Moon

—¿Qué significa flagrante delito? —preguntó Chenle —. Suena ilegal

—No lo sé con certeza—admitió Taeyong—Lo leí en una novela. Pero estoy seguro de que es algo que comprometería a cualquiera.

Sicheng respondió con una risa apática, deseando que la situación despertara en él una pizca de entusiasmo que sienten los Zhong. Apenas una noche antes, no habría cabido en si de gozo. No obstante, en aquel momento todo lo parecía mal. La idea de recibir, al fin, la tan ansiada proposición de matrimonio por parte de un aristócrata no le provocaba ni la más mínima emoción. Ninguna sensación de nerviosismo ni alivio, ni nada que pudiera considerarse positivo de ninguna de las maneras. Más bien parecía un deber desagradable que tenía que cumplir. Sin embargo, oculto recelos mientras los hermanos Zhong tramaban y hacían cálculos con la misma habilidad que un avezado conspirador.

A pesar de todo, Mark, cuyas dotes de observación sobrepasaba con mucho las de todos ellos, pareció percibir las verdaderas emociones que Sicheng ocultaba tras su máscara.

—¿Es esto lo qué qui-quieres, Sicheng? — preguntó en voz baja y con una mirada preocupada. —No ti-tienes por qué hacerlo, ya lo sabes. Encontraremos a otro pretendiente si no deseas a Moon.

—No queda tiempo para encontrar a otro—musitó Sicheng en respuesta—tiene que ser esta noche, antes de que...

— ¿Antes? —repitió Mark, que ladeó la cabeza al mirar a Sicheng con ligera perplejidad. El sol iluminaba las pecas que salpicaban su rostro y las hacía brillar como polvo de oro sobre su piel aterciopelada-. ¿Antes de qué?

Como Sicheng permaneció callado Mark bajó la cabeza y pasó un dedo por el borde de su vaso, recogiendo las hebras de pulpa endulzada que se habían quedado adheridas al filo. Los hermanos Zhong seguían con su animada charla y debatían acerca de la posibilidad de utilizar el huerto de los perales como escenario para organizar la emboscada a Moon. Justo cuando Sicheng creía que Mark dejaría pasar el asunto, el muchacho murmuró en voz baja:

—¿Sabías que el señor Nakamoto regresó a Stony Cross anoche, Sicheng?

—¿Cómo lo sabes?

—Alguien se lo contó a mi tia.

Al enfrentar la intuitiva mirada de Mark, Sicheng no pudo evitar compadecerse de aquella pobre persona que había cometido el error de subestimar a Mark Lee.

—No, no lo sabia—musitó al  tiempo que inclinaba un poco el vaso de limonada, Mark fijó la vista en el fondo del líquido azucarado

—Me pregunto por que nunca a-aprovechó la oportunidad de darte un beso cuando tú mismo se lo ofreciste—dijo despacio— sobre todo, teniendo en cuenta todo el interés que mos-mostró por ti en el pasado...

Verano (Yuwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora