Londres, 1843 Final de la temporada
Sicheng movía el pie con impaciencia bajo la liviana tela de su pantalón blanco sin perder ni un solo instante la expresión sosegada de su rostro. Durante las tres desastrosas temporadas que habían quedado atrás, se había acostumbrado a ser un «florero», ese objeto bonito al que nadie prestaba atención. Se había acostumbrado, pero no se había resignado. En más de una ocasión, se le había pasado por la cabeza que merecía mucho más que estar sentado en una de esas sillas de respaldo alto dispuestas en un extremo de la habitación... esperando, esperando, esperando una invitación que nunca llegaba. E intentando aparentar que no le importaba nada; que era del todo feliz observando cómo las demás chicas y jóvenes qué bailaban y eran agasajados por sus admiradores.
Dejó escapar un largo suspiro mientras jugueteaba con el diminuto carné de baile que colgaba de una cinta atada alrededor de su muñeca. La tapa se deslizó y dejó al descubierto un librito de páginas de marfil, casi transparentes, que se abrían en forma de abanico. Se suponía que un joven anotaba los nombres de sus parejas de baile en esas delicadas hojitas de marfil. Para Sicheng ese abanico de páginas en blanco se asemejaba a una hilera de dientes que le sonreía con sorna. Cerró bruscamente la cubierta plateada y echó un vistazo a los tres chicos sentados junto a él; todos se esforzaban por enfrentarse a su destino con idéntica despreocupación.
Sabía muy bien cuál era el motivo por el que todos estaban allí. La considerable fortuna familiar del joven Mark Lee provenía del juego y sus orígenes eran humildes. Además, el joven Lee era terriblemente tímido y, para colmo, tartamudeaba, lo que hacía que una conversación con él se considerase como una sesión de tortura para ambos participantes.
Los otros dos chicos, él joven Zhong Taeyong y su hermano pequeño, Chenle, aún no se habían aclimatado a Inglaterra y, a juzgar por el desarrollo de los acontecimientos, tardarían bastante en hacerlo. Se decía que la señora Zhong había traído a sus hijos desde Nueva York porque allí nadie les había hecho una oferta matrimonial adecuada. Eran conocidos como «los herederos de las pompas de jabón» o, en ocasiones, como «los príncipes del dólar». A pesar de sus elegantes pómulos y de sus almendrados ojos oscuros, en Inglaterra tendrían muchas menos oportunidades que en Norteamérica, a menos que encontraran alguna madrina aristocrática que las apoyara y les enseñara cómo encajar en la sociedad británica.
A Sicheng se le ocurrió que, a lo largo de los últimos meses de esa aciaga temporada; los cuatro — el joven Lee, los Zhong y él mismo— habían compartido idéntico destino en los distintos bailes y fiestas: siempre sentados en una esquina o junto a la pared. Y, aun así, apenas se habían dirigido la palabra, atrapados como solían estar en el silencioso tedio de la espera. Su mirada se encontró con la de Zhong Taeyong, cuyos aterciopelados ojos oscuros tenían un inesperado brillo de diversión.
—Al menos, podrían haber dispuesto unas sillas más cómodas —murmuró Taeyong—, ya que es obvio que vamos a estar sentados toda la noche.
—Deberíamos pedir que grabaran nuestros nombres en ellas —replicó Sicheng con acritud—. Después de todo el tiempo que llevo sentado, esta silla me pertenece.
Mark Lee trató de reprimir una risilla nerviosa al tiempo que alzaba una mano 'enfundada en un guante para apartar un rizo de intenso color rojo que había caído sobre su frente. La sonrisa consiguió que sus enormes ojos almiba resplandecieran y que sus mejillas, cubiertas por unas cuantas pecas doradas, se sonrojaran. Al parecer, esa súbita sensación de hermandad había conseguido que olvidara por un momento la timidez.
—No ti-tiene sentido que usted sea un florero —le dijo a Sicheng—. Es el chico más hermoso que hay en este lugar; los hombres deberían estar pe-peleándose por conseguir bailar con usted.
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Verano (Yuwin)
Fanfiction"Un chico decidido a contraer matrimonio podía superar cualquier obstáculo, salvo la ausencia de un dote." Entra para conocer más UwU