Capítulo 30

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Narra Melissa

Observa a su alrededor, sus ojos verdes intentando no perderse ningún movimiento de los Cuerpos sin Alma que ya comenzaban a rodearla, los ojos negros de Drake brillaban divertidos, como si supiera lo que pasaría a continuación. Sin poder evitarlo, retrocedió. Ella sola no podría con todos ellos, fácilmente podría terminar muerta o mucho peor, convertida en uno de ellos.

<No podemos con todos, Melissa.>

Lo sé, Ash, pero no sé cómo saldremos de esta.

Tenía miedo, pero temía que su hija jamás conociera la luz del sol. Las llamas en su pelaje se apagan, aquel iba a ser su fin, y el de Cybele. Rápidamente pensó en su padre, aquel hombre que hubiera dado todo por mantenerla a salvo, que estaría sufriendo por su desaparición y la de su madre. Pensó en Jeremy y en su mejor amiga, su alma gemela que extrañaba con toda su alma, que había prometido salvarla y nunca supo si estaba feliz por su embarazo, el amor de su vida. Pensó en Tyler y en Denise, sus hermanos y mejores amigos, estaba feliz de que al menos ellos podrían vivir una vida feliz con sus almas gemelas, que tendrían hijos y que la recordarían con amor. Pensó en Jack, aquel chico que de ser su prometido se había convertido en un gran amigo, siempre estaba de su lado, siempre abogaba por ella. Y por último pensó en su madre, en aquella mujer que le cantaba canciones antes de dormir, peinaba su cabello y le contaba historias aterradoras de los licántropos, aquella mujer que moriría sin saber que estaba embarazada.

Ese bebé que esperas es mío, Melissa, así que ríndete... por favor. --- gruñe Drake de una manera, como si estuviera asustado de algo.

Sus palabras la enfadaron, gruñe y su pelaje vuelve a encenderse, ¿Cómo se atrevía?

El padre de mi hija es Jeremy, no tú.

Fue mi idea inyectarte lobofol, gracias a mi quedaste embarazada tan rápido, la niña es mía. --- dice acercándose.

Retrocede, tal vez aquello era cierto, pero él no amaba a su bebé como Jeremy lo hacía, y biológicamente seguía siendo suya. Mira a su alrededor, si no pensaba en cómo saldría de allí, su pequeña jamás tendría una vida.

Ríndete. --- vuelve a pedir haciendo que los Cuerpos sin Alma se detengan.

¿Y dejarte ganar?

Pero la idea de rendirse le había pasado por la mente, temía por la vida que crecía en su interior, y aunque el embarazo de los vampiros duraba menos tiempo y era menos delicado, su bebé no sobreviviría ante aquellos muertos que esperaban una orden de su amo.

No quiero matar a mi hija, no me obligues. --- gruñe sin apartar su mirada de ella.

¡No es tuya, joder! ¡Es mía! --- gruñe ella también dejando que su pelaje volviera a encenderse.

Drake vió que ella no se rendirá, así que con un resoplido que soltó por su nariz, aulla haciendo que los Cuerpos sin Alma sigan acercándose.

Adiós, Melissa Harrison. --- y tras decir aquello, un cuerpo cubierto de pelaje negro salta frente a sus ojos llevándose al lobo que amenazaba su vida.

Si su corazón latiera, estaría a mil. Varios lobos más comienzan a acercarse y a atacar a los Cuerpos Sin Alma. Aquel nombre que su mente había repetido tantas veces es visible en sus pensamientos.

¿Enamorarme de un lobo? ¡JAMÁS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora