Capítulo 38

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Misión de asesinato en Tauceti

La noche había caído sobre Thanais, el último turno de despegue de las naves había llegado. La Doncella y sus compañeros asesinos habían tomado su cabina en una nave crucero para doscientos pasajeros con rumbo a Tauceti. Compartieron todos un mismo camarote, en el que se pusieron cómodos para el viaje.

El ambiente en el camarote era acogedor, con una luz amarilla iluminand la estancia y resaltándose esta con el amarillo natilla del tapizado de las paredes. Sin embargo, el silencio que había entre ellos le era incómodo al joven Eleios, el cual se mantuvo por casi todo el viaje. Cada que intentaba hablar nadie le prestaba atención, todos estaban absortos en asuntos diferentes: El Abandonado leía un libro de bolsillo, La Doncella resolvía un cubo rompecabezas, El Soñador dibujaba en una libreta algo que Ojos de Estrella describía. Aquel ambiente lo hacía sentirse invisibilizado, por lo que fue él quien lo rompió con unas palabras al resto del equipo.

-Oigan, ya que vamos a tener esta misión juntos, quisiera saber algo de ustedes -dijo Eleios sentado en el piso mientras jugaba con sus pulgares.
-Tienes curiosidad, novicio, eso es bueno -dijo la panthori Ojos de Estrella mientras se acurrucaba en el piso. No veo por qué no hacer saber a los otros de lo que somos capaces.
-Ya que lo preguntas, será mejor que nos conozcas -dijo el taucetiano con voz grave y resonante. Yo soy El Abandonado, me llaman así porque me encontraron medio muerto en Puerto del Ocaso luego de que mis propios compueblanos me usaran como carnada para tortugas mordedoras. Tengo el poder usar un doble de sombras -dijo antes de que una silueta oscura como una noche de luna nueva se desdoblara de él. Puedo hacerla menos visible si hiciera falta.
-Cambió de nombre como todos aquí lo hicimos, abandonar el nombre para volver a nacer - dijo el igigi de cuerpo grisáceo alto y miembros delgados, cabeza pequeña y dos grandes ojos negros. Yo soy El Soñador, por mi habilidad de proyectarme en el plano espiritual en sueños para cumplir las misiones.

Inmediatamente el igigi cerró los ojos y se recostó en la cama. Eleios vio aquello con incredulidad. El joven empezó a notar como su cuerpo comenzaba a moverse por su cuenta, poniéndose de pie independientemente de su voluntad. "Hago cosas como estas, jovencito, para encargarme de mis objetivos" soltaron sus labios para mayor espanto de Eleios, con la misma exacta voz del Soñador. El joven se cayó de nalgas contra el piso ya en control de su facultad motriz, El Soñador se levantó sonriendo con picardía.

-Nunca me cansaría de ver eso -dijo El Abandonado. En manos de un mercader de la muerte cualquier habilidad mágica es útil, jovencito. Hasta la más aparentemente inservible.
-Yo soy Ojos de Estrella, puedo ver en oscuridad total e infiltrarme sin ser detectada a cualquier instalación. Me llaman así, como ya verás, por la coloración de mis ojos.
-A mí ya me conoces, soy La Doncella y puedo moverme a elevadas velocidades sin generar corrientes de viento ni movimientos, como un fantasma. Ah, me llaman así prque me veo muy joven pero en realidad soy de mediana edad. Todo gracias a pócimas antiedad que me daban de beber en una casa de placer de Puerto del Ocaso; me reservaban para clientes con "gustos especiales".

Eleios no pudo evitar hacer una mueca de desagrado ante tan retorcida anécdota Los otrs solo se giraron los ojos hacia atrás, no queriendo pensar en lo que habrá sido aquella experiencia.

-Bueno, me presento: yo me llamo...
-Si vas a ser de los nuestros mejor te asignamos un nombre, novato -interrumpió El Soñador.
-Por el cuerpo que tienes diría que vienes de los reñideros -dijo El Abandonado. Se me ocurre "El Luchador".
-Es demasiado obvio, sugiero llamarlo "El Joven Atlético" -dijo Ojos de Estrella.
-Digo que se le llame "El Joven Apuesto" -dijo La Doncella, dejando perplejo a Eleios.
-Se me ocurrió "El Joven Luchador" -dijo Eleios por su parte.

El Primero De Los Elementales |La Leyenda de Tristán el Iniciado I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora