Capítulo 57

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Situación de Rehenes en Hail Brassil. Una Muerte en la Familia

Faltando cinco minutos para las seis, las seiscientas horas según la hora local, Radens se equipó su celebérrima armadura con ayuda de Tirtheon, quien partiría con él en una nave apostada en el patio principal que venía por ellos.

-Quién lo diría Tirtheon, ésta vez estaremos juntos en una misión en un alejado rincón del imperio -refunfuó Radens en lo que Tirtheon le terminaba de acomodar el faldón de su armadura.
- ¡No se imagina lo mucho que me emociona ésto, Radens! -Habló entre dientes el músico reservista conteniendo sus emociones a duras penas con una tiesa sonrisa. No sabe el privilegio que es para mí poderte acompañar en ésta misión.
-No comas muchas ansias, solo será una aburrida misión de escolta de suministros y poco más. No esperes demasiada acción salvo ver las criaturas que vagan en el vacío estelar así que no esperes una épica batalla -dijo Radens con poco entusiasmo por la misión al tiempo que tomaba su Centella del suelo.
-Como sea, para mí sigue siendo algo para el recuerdo compartir misión con mi héroe personal y a quien considero un amigo -cogía Tirtheon su fusil del suelo justo al lado del espadón de Radens.

Ambos fueron hasta una nave de la guarnición y fueron transportados hasta el astropuerto militar de Cienfuegos a miles de kilómetros al este, ahí se presentaron a la tripulación y se integraron a ésta antes de partir con rumbo al planeta Tierra. Una vez fuera de la órbita lamathiana Tyrsenos contemplaba por las ventanas reforzadas la infinidad de estrellas que salpicaban el espacio estelar, aquella vista lo dejó sin aliento.

-Una vista espectacular, ¿no lo crees? -Radens palmoteó los hombros de Tirtheon.
-No creí que fuera tan gloriosa -dijo el reservista a su ídolo.
-Nada más no dejes que te distraiga de tus deberes, soldado -le recordó el campeón del trueno. Contempla todo lo que quieras en tus momentos libres.
- ¡Si-si-sí Señor! -el reservista se puso su fusil al hombro y dio la media vuelta para ponerse a cargo del personal de vuelo.

Participó Tirtheon de una pequeña práctica con otros soldados sobre el manejo del mosquete: preparar, apuntar para disparar, así también combate a cuarto cerrado con su arma como objeto contundente. Radens vigilaba el exterior de la nave en busca de potenciales amenazas en el espacio, ya fueran bandas de piratas del espacio o algún que otro dragón estelar. Para fortuna de todos los tripulantes no hubo mayores inconvenientes y pudieron hacer llegar la carga de suministros a su destino.

Luego de media hora de viaje se reencontraron Radens y Tirtheon en la base lunar y compartieron sus actividades realizadas en su salón comedor. Ambos compartían una presa de carne con grano hervido y zumo de fruta para acompañar.

-Dime Tirtheon, ¿qué fue lo que te pasó en la cara? -Comentó Radens al ver la sangre manchando su ceja.
-Pues un entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo a culatazos salió un poco mal para mí je, je, je -se tocó la ceja Tirtheon y vio la sangre que quedaba en la cicatriz.
-Bueno, a otra cosa. Tirtheon, ¿por qué te enlistaste? ¿Buscabas gloria? ¿Enriquecerte?
-Me enlisté por ti, Radens. Tus hazañas me hicieron soñar con que yo también pudiera participar de épicas gestas, y poderlas cantar.
-Por eso me hiciste esa cancioncita con la que ahora me taladran los oídos en cada esquina je, je, je -sonrió Radens recordando la música que le compuso.
-Eres el héroe de muchos, incluyéndome. Ahora heme aquí, compartiendo la mesa con mi héroe personal y hablarle de tú a tú.

En medio de aquel momento agradable Radens logró observar una mantarraya del espacio tragándose unos asteroides de hielo cuando desaceleró la nave al acercarse a Urasa. Tirtheon comentó sobre su breve entrenamiento con el mosquete y de cómo le habían abierto una ceja en una sesión de práctica cuerpo a cuerpo.

El Primero De Los Elementales |La Leyenda de Tristán el Iniciado I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora