El Primero De Los Elementales |La Leyenda de Tristán el Iniciado I|

Capítulo 55

Examen de regularización. Pesadillas y amigos desaparecidos

Momentos antes de la salida del sol Silen dormía profundamente en su cama mas en su sueño se quejaba y revolcaba con sudor. De un momento a otro abrió los ojos y el sueño había terminado, se secó el sudor de la frente y al abrir la ventana vio que los rayos del sol iban aclarando lentamente el horizonte, la pesadilla la levantó temprano para ir a su trabajo de bibliotecaria.

Rememoraba aquel sueño que la había despertado de un respingo: sus hermanos llacían en una playa muertos a pedazos a sus pies, Tristán llorando sangre y envuelto de una oscuridad asfixiante, y tres figuras amenazantes iluminados por relámpagos. "Ésto lo deben saber" dijo en soliloquio la otrora heredera del imperio.

En aquel departamento Tristán despertó a Shemaz hablando dormido, éste observó extrañado al adama sentado en su camastro y, cuando éste se despertó con los primeros rayos de sol en la ventana, aprovechó para preguntarle sobre lo que fuese que soñara.

-Buen despertar, Tristán -bostezó Shemaz.
-Buen despertar, Shemaz -se limpió Tristán los ojos con los puños. Te veo aún soñoliento, ¿dormiste bien?
-Así habría sido de no ser porque hablaste dormido, decías cosas como "no", "no quiero", "¡no puede ser verdad!" -se sentó Shemaz en el suelo delante de su pupilo.
-Ah ya, ese... Ese sueño. Es que soñé que los veía a todos ustedes muertos, a ti, a Silen, a Cernos, a Lush, Gorez y Badicca... ¡Todos muertos! El Sol Negro me colpaba de sus muertes, reconocí esa voz.
-Y yo que pensaba que era la ansiedad la que no te dejaba dormir, pero ese sueño tuyo, ahora que lo cuentas, es preocupante. Levantémonos Tristán y hagamos el desayuno, aprovecharemos para ir temprano.

Ambos se levantaron, se higienizaron como de costumbre y prepararon juntos un desayuno de leche caliente con ojuelas de cereales. Vestidos con sus uniformes y sus bolsos en los hombros dejaron su apartamento para tomar la calzada corrediza hasta el Santuario de los Elementales. Apenas tomaron la calzada los interceptó Silen, presentándose con su voz que ellos conocían tan bien a pesar de su disfraz.

-Buen día Shemaz, Tristán -saludó Silen a ambos y Tristán saltó a sus brazos.
-Silen, ¡qué sorpresa encontrarte! -La abrazó Shemaz.
-Venía a contarles algo que me acongoja, puede ser una predicción -la voz de la hermana mayor se agravó. Los soñé a todos muertos, cortados en trozos en la arena de una playa frente a tres figuras amenazantes, y a Tristán envuelto en una oscuridad que todo lo devoraba.

Tanto Shemaz como Tristán quedaron pálidos ante aquellas palabras de Silen. Ese sueño cuadraba por completo con el de Tristán.

-Tristán, es casi igual al sueño que me comentaste -refirió Shemaz con seriedad al niño. Esto es serio, Silen debes ir con Cernos y Gorez cuando puedas y decirles ésto, así como a Lush y Badicca.
-Los dejo, iré a buscar a Lush y Badicca a sus talleres luego de cerrar la biblioteca -dijo antes de dejar a Tristán en hombros de Shemaz y retirarse de su presencia.

Los dos estudiantes del Santuario llegaron justamente cuando las puertas se abrieron para recibir a los alumnos, abiertas por el propio Magnaris desde adentro con una llave negra que guardó dentro de sus túnicas. Les dio los buenos días nada más verlos llegar y los dejó pasar mientras más estudiantes iban llegando.

-Me sorprende verlos tan temprano, jovencitos -palmoteó suavemente la espalda de Tristán.
-Pues éste pequeño en mis hombros es el responsable de que estemos aquí -señaló con la vista al niño.
-No pude evitarlo, quiero tomar el examen tan pronto sea posible -reconoció Tristán bajándose de los hombros de Shemaz.
-Pues solo les queda esperar a que sean las siete de la mañana, para rendir el examen como todos los demás -replicó el preboste Magnaris al ansioso adama.. Ahora, si me disculpan, debo abrir los salones de clase, la biblioteca, la sala de maestros y mi despacho. Los espero en mi oficina a los dos.