Capítulo 17

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El verdadero rostro del bastón serpiente. Emboscada en la biblioteca.

La nave de los encapuchados de la Daga en las Sombras regresaba con rumbo a Lamathia luego de su fallido ataque a los príncipes exiliados. Con bajas en el grupo y a la expectativa de nuevas órdenes de arriba a ser comunicadas por su líder de misión, ya que para muchos de ellos ésa fue su última misión antes de ganarse su libertad en algunos casos, y salvarse de la ejecución pública en otros. Salió de la cabina el líder del grupo con un mensaje de la reina misma, enviado a través de unas bocinas en la sala de navegación conocida como "la voz del vacío", una vía de comunicación imposible de intervenir por espías:

"He enviado el informe de misión a Su Majestad, y les mandó decir a todos los sobrevivientes que sus servicio ha terminado. Los liberaré al regresar a nuestra patria".

El ambiente en ese entonces tenso se volvió uno de alivio y alegría, sentían todos ellos que serían libres de nuevo con el perdón del imperio. O al menos eso creían, pues el mismísimo líder de aquel grupo de criminales sacó su bastón serpiente, sabía lo que había que hacer con ellos.

Primero levantó del cuello a uno de los reos y se lo torció con un chasquido escalofriante, matándolo al instante. A los otros los eliminó rompiéndoles las cabezas valiéndose de su arma segmentada, dejando un reguero de sangre. Solo a uno le fue perdonada la vida, era un reo que apretaba ante el pecho un medallón con un retrato de su familia en el reverso.

-Levántate. Sé que no eres un criminal -dijo aquel cabecilla misterioso de pie frente al reo.
-Eso quiere decir... -dijo el reo mirándolo de rodillas.
-Estás perdonado. Ayúdame a deshacerme de éstos infelices -dijo aquel enmascarado, dándole la mano para que se levante del suelo.
-¡Gracias, mi señor! ¡Le estaré agradecido por siempre! -Exclamó el reo perdonado mientras lo abrazaba para después hincar la rodilla tomando su mano izquierda.
-Bueno, dejemos los agradecimientos para después y ayúdame con estos cuerpos -dijo haciéndolo ponerse en pié.

Arrojaron ambos los cadáveres por la escotilla de desechos sólidos de la parte de atrás, ayudado por el único sobreviviente. Ordenó después al que quedó vivo tomarse un caramelo, diciéndole que era para olvidar aquellas muertes que presenció. Volvió a la sala de conducción a tomar La Voz del Vacío" para hacer una llamada a la emperatriz Duadana. Se descubre el rostro ante la pantalla, y es el primogénito del celebérrimo Radens: Balderios.

-Mi señora, ya dispuse de los criminales. Su hijo, el cazador, fue el que más problemas dio, aparte del joven hechicero -dijo Balderios.
-Bueno, al parecer el vivir en Urasa no ha ablandado a mi hijo Cernos -contesta Duadana. ¿Qué más les hizo emprender retirada? -Pregunta a Balderios.
-Tuvimos que abandonar la misión de asesinato ya que Shemaz se incorporó a la lucha. No íbamos a sobrevivir si enfrentábamos a su hijo el hechicero, aún en su precario estado -refiere Balderios.
-Sabia decisión, Balderios. Tu madre no sabe que tú y Kelsirus están de misión ahora mismo, le mortificaría que dos de sus hijos murieron intentando asesinar a los príncipes -dijo Duadana.
-Pero sí sabe que Eleios fue a graduarse de asesino en "La Casa del Silencio". Oí hablar de ese lugar, y la reputación que le precede: "Siquiera hablas más alto que un suspiro, alguien te degüella en el acto", dicen. Perturbador -dice Balderios.
-Ya le sacaremos provecho a tu hermano menor. Claro, si vuelve con bien de aquel lugar -dijo la emperatriz negra.

Balderios, en lugar de terminar la conversación al soltar el bulbo de habla del aparato por donde emite sus mensajes a la reina, preguntó por su padre.

-¿Mi padre, cómo sigue? ¿Ya está bien, Mi Señora?
-Gracias al baño de sales regenerativas, que Demius tomaba para curarse de las heridas de guerra, ya está casi como nuevo -dijo Duadana con poca modestia.
-Gracias, Mi Señora. Era todo lo que necesitaba saber. Me despido.
-Tómate los siguientes días como días libres, ahora está en manos de Kelsirus y sus efectivos el hacerles pagar a mis hijos por su desobediencia. Fin del comunicado.

El Primero De Los Elementales |La Leyenda de Tristán el Iniciado I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora