Habían pasado 20 minutos desde que Val había dejado el departamento y yo seguía en un estado de realización al darme cuenta de lo que había hecho.
Había engañado a mi novia de años.
Lo peor de todo es que ni siquiera había pensado en Bailey.
Cuando llegué a casa, sintiéndome el ser más miserable del planeta, una parte de mi deseaba de todo corazón que Bai no estuviera en casa, porque sólo me haría sentir peor de lo que ya me sentía.
-Hola preciosa- Saludé a Thya cuando se estiró frente a mi, dándome la bienvenida
Al parecer mis plegarias habían llegado al cielo, pues no se veía señal de vida en el departamento.
Decidí que era mejor que fuera a dormir, independientemente que apenas fueran las seis de la tarde, a lo mejor así podría despertarme más descansado, con la mente despejada y saber que demonios iba a hacer.
Dejé que Thya se subiera a la cama y se acostara a mi lado.
Justo cuando iba a apagar la lámpara de la encimera escuché como vibraba mi teléfono anunciando que tenía un nuevo mensaje.
"La primera vez que te besé fue mágico, pero nunca pensé, que 10 años después todavía generaras algo dentro de mí. Quiero pensar que causo lo mismo en ti.
Gracias por seguir siendo tú.
V."
Suspiré, le di borrar al mensaje y apagué la luz.
-Hora de dormir, Thya.
-SEBASTIÁN! OH DIOS MÍO
Me desperté sobresaltado, ¿qué demonios?
Abrí los ojos apenas, molesto por la luz de la habitación.
-Si es porque subí a Thya... -empecé pero no pude continuar porque ya tenía a Bailey encima de mi llenándome de besos por toda la cara.
-Se que debí hacerme la tonta, pero te juro, te juro por Dios que no pude- me decía emocionada-. Y luego después del día de infierno que tuve hoy, nunca esperé encontrarme con esto
No entendía nada.
Bailey dejó de abrazarme pero seguía arriba de mi.
Mi corazón se detuvo por una fracción de segundo cuando miré lo que tenía en la mano y comprendí de lo que estaba hablando.
-Bailey...
-Ya sé, ya sé... Debí de haber esperado a que tu hicieras tu mágica proposición a la luz de la luna y bla bla bla, pero el que yo lo haya encontrado justo detrás del detergente lo hace más único, ¿no crees?
Me miró esperando una respuesta, pero no sabía qué decir.
Suspiró.
-Si quieres puedo fingir que nunca lo ví y esperar a que me lo des pero...
La abracé porque ya se le estaban llenando los ojos de lágrimas y yo no podía verla llorar y mucho menos por mi culpa.
Había sido un idiota, nunca debí de haber dejado la maldita caja ahí.
-Tienes razón, no era así como quería proponerte matrimonio...Pero tampoco me gustaría que fingieras no saber algo cuando es más que evidente de que ya te enteraste de mis perversas intenciones contigo.
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It's complicated
Novela Juvenil―Ésta no era la manera en la que quería ponerte un anillo...―dijo mientras lo deslizaba en mi dedo anular.