15. Pingüinos.

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¿Cómo puedes quitarte a alguien del corazón? ¿Por qué tiene que ser todo tan difícil y complicado? ¿Por qué no sólo no nos dan un botón en el que podamos restablecer al corazón?

Era difícil no pensar en él en cada momento que pasaba. Siempre que pasaba por la facultad de medicina y química, me preguntaba si estaba estudiando o sólo dando vueltas por todo su cuarto con su silla de computadora, si me cepillaba los dientes, recordaba las veces en las que me había reído de él por cepillarse 15 abajo, 15 arriba, su movimiento circular en las encías y su cuidado al cepillarse la lengua. Cuando me tocaban las compras, ahora no tomaba la marca habitual de macarrones con queso, sino que me iba por la marca que él prefería. Y esas veces en las que me sentaba en una de las bancas del centro comercial recordando las veces en las que él batallaba al intentar entrar con caramelos ácidos al cine. Añoraba los días en que me quedaba a dormir en su casa y que hablábamos hasta ya muy noche acerca de nuestra creencia en Dios, en si había otros mundos como el nuestro. Aquellas veces que tomábamos el carro y manejábamos hacia ningún lado, con el radio encendido cantando a todo pulmón las letras equivocadas de alguna canción country.

Muchas veces dicen que lo que extrañas son los recuerdos y no a la persona, pero puedo decir con certeza que no es del todo cierto, yo lo extrañaba y por más que intentaba quitármelo de la cabeza y sobre todo del corazón, no podía, su recuerdo seguía aferrándose a mí no queriendo morir.

― ¿Pero es que te tengo que estar hablando cada 5 minutos para que me hagas caso?

Parpadeé y sacudí mi cabeza rápidamente, mamá me estaba mirando y tenía sus brazos en jarras.

―Lo siento, ¿decías?

Puso los ojos en blanco y negó con la cabeza, como diciendo "¿qué voy a hacer con ella?".

―Escucha, tienes semanas distraída y hasta triste, pero debes de entender que en dos semanas te casas. Deja los dramas y céntrate en esto―dijo mientras dejaba un sobre sobre mis piernas.

Negué con la cabeza y dejé el sobre a un lado, no me entusiasmaba comenzar a enviar agradecimientos por los regalos que comenzaban a llegar.

―Es algo que puede hacer Percy―dije algo molesta.

Y como si le hubiera llamado, apareció entrando por la puerta de entrada junto a más sobres y un paquete grande en forma rectangular.

― ¡Oh, Percy cariño! Qué bueno que ya estás aquí

―Hola señora Host―saludó mientras le daba un beso en la mejilla y mamá reía.

―Oh Percy, tu siempre tan educado.

― ¿Qué es eso? ―pregunté señalando la caja después de que lo saludé rápidamente.

Él me sonrió y lo puso sobre la mesa.

―Es para ti.

Me acerqué a la caja indecisa y después de ver la cara de mamá supe que sería algo referente a la boda. Tomé la tapa de la caja y comencé a abrirla, cuando mamá soltó un chillido supe lo que era.

―Percy, creo que deberías de irte un momento.

El vestido.

Alucinada lo toqué, era tan suave y sedoso, me daba miedo sacarlo de la caja pues se veía tan fino y delicado ahí dentro. Arriba, el velo estaba enrollado delicadamente para que no se maltratara, era de la misma textura del vestido, era hermoso.

― ¡Creo que voy a llorar! ―exclamó mamá― Te verás preciosa. Por primera vez en tú vida has escogido algo bien.

Y justo arruinó el momento.

It's complicatedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora