Epílogo: Realidad

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Los verdes ojos continuaron observando al techo de la habitación por unos minutos, pestañeando tan solo cuando la luz los irritaba con demasía y se veía en la necesidad de hacerlo. No contemplaba nada en específico, solo buscaba mantener su mente ocupada mientras pasaba el tiempo, buscando relajarse lo suficiente para no dejar demostrar sus ansias.

Su alarma del celular finalmente sonó, levantándose al instante y arreglando sus ropajes para que no lucieran arrugados, antes de guardar su billetera y teléfono en el bolsillo y salir de la habitación.

No quería parecer nervioso, pero lo estaba.

Y es que no sabía exactamente qué esperar.

Desde que habían regresado, luego de que Shouto finalmente despertara, no había sido mucho lo que habían podido interactuar, siendo el joven trasladado a un hospital de verdad apenas estuvo lo suficientemente estable. Le permitieron visitarlo dos veces, pero con enfermeras presentes. Y luego de unos días de evaluación psicológica, debieron regresar a la Yuuei.

Solo a vivir y a clases teóricas, pues aún no tenían permitido entrenar con los demás.

Y a pesar de que intentaba convencerse de que no podía ser el caso, sentía que desde entonces, por alguna razón, Todoroki intentaba evitarlo.

Cada vez que buscaba acercarse a él, de poder hablarle, o parecía distante y la conversación acababa rápidamente; antes de poder hablar de todo lo sucedido y de su nuevo lazo; o simplemente el de doble quirk se marchaba apenas notaba que se le estaba acercando.

Y su corazón se llenó de angustia al pensar que, quizás, Shouto en realidad no lo quería.

En sus primeras sesiones de terapia le habían mencionado que era entendible si en aquel mundo tuvieron que hacer cosas que normalmente no harían en orden para sobrevivir, probablemente para que sintiera la confianza de hablar libremente de lo ocurrido sin culpa ni vergüenza. Y no podía evitar pensar que quizás al joven le habían dicho lo mismo, y que quizás se había dado cuenta que todos aquellos sentimientos que creyó tener eran en realidad un intento inconsciente de mantener algún sentido de realidad, de conectar con alguien, quien fuese, para tener algo por lo que estar feliz y esperanzas. O algo así.

¿Y si nada había sido real? Quizás, de no haber sido atrapados en ese mundo, ellos nunca hubiesen hecho, ni dicho, ni sentido, nada de lo que hicieron.

Sabía que el joven tenía más sesiones que el resto de ellos, incluso que él mismo, y que además tenía sus chequeos médicos para asegurar que su estado de salud siguiera mejorando. Así que quizás solo estaba ocupado, con la mente puesta en otro lado, o necesitaba estar solo para procesar y lidiar con todo lo que hacía ocurrido.

Sin embargo, no podía evitar pensar en lo peor.

Izuku estaba seguro de que sus sentimientos eran reales, por algo dolía tanto pensar en la posibilidad de que los de Shouto no lo fueran. Pero no estaba seguro de nada más.

Habían sido dos semanas muy intensas y llenas de inquietud y angustia para él.

Y bueno, para los demás también.

Las secuelas de lo que había sucedido se manifestaban de diversas formas, a veces de manera completamente imprevista. Por más que quisieran creer que no les había afectado, que no había sido tan malo, esos últimos momentos en la casa maldita los había marcado a todos de manera distinta.

Nadie entendió por qué Uraraka comenzó a llorar al ver la tarta que les habían preparado en su fiesta de bienvenida. O por qué rompía en ataques de llanto sin estímulo aparente que lo causara en medio de las clases o las comidas. Kirishima rápidamente acudía a consolarla, llevándosela de la habitación para calmarla, pero ninguno de los dos decía nada.

En un mundo diferente (BNHA)(TodoDeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora