Prólogo

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Zeus miró a los dioses reunidos a su alrededor, recordando todo lo que había vivido junto a ellos y las disputas que habían tenido durante los siglos: desde sencillas rencillas entre ellos hasta grandes batallas humanas en las que tomaban partido por uno u otro bando para conseguir un poco de diversión. Aún recordaba el caos que habían causado en Troya, hasta el punto de convertir la ciudad en una leyenda. Sin ellos, no se recordarían pueblos enteros o se hablaría de los grandes héroes que adornaban los grabados, las columnas y los frescos. Sin embargo, como dioses, su trabajo era de jornada completa y habían estado allí desde los comienzos del mundo. Observó sus rostros cansados y aburridos, encontrando la señal que necesitaba para confirmar que estaba tomando la decisión correcta. Llevaba un año dándole vueltas a la idea, esperando una señal que le dijese que era un acierto o un gran error. Ahora que tenía a alguien en mente, sabía que era el momento perfecto para hacerlo. Era hora de decir adiós al Olimpo, había llegado el momento de tomarse un merecido descanso y entregar sus poderes a la siguiente generación. Pronto estarían lejos de aquel palacio en el monte, lleno de columnas y estatuas que le otorgaban un aspecto atemporal, como si allí no existiese el paso del tiempo.

— Os he reunido aquí para anunciar que ha llegado la hora de nuestro descanso, el momento de buscar a los miembros del nuevo Panteón. Quiero que cada uno de vosotros busque a un buen candidato a quien entregar sus poderes y, lo más importante, que busque nuestro destino de vacaciones.

Las voces se alzaron ante la noticia, hablaban unos por encima de otros mostrando su aprobación o sus miedos. Algunos comenzaron a aportar destinos e incluso comenzaron a decir nombres al azar, barajando quien podría ser el adecuado para sus funciones. Zeus los ignoró, sintiendo crecer el dolor de cabeza ¿Cuánto tiempo más tardaría en poder irse de vacaciones? Las necesitaba con urgencia. Deseaba estar tumbado en la arena, bajo el sol en una playa desierta, y no aquí, tomando las decisiones que cambiaban el curso del mundo. Atenea dio un paso adelante y alzó la voz para hacerse oír.

— Ya has encontrado un candidato ¿Verdad? —Zeus confirmó sus sospechas con una sonrisa—. No estarías proponiendo esto si no tuvieses a nadie en mente —Lo conocía tan bien que asustaba, siempre atenta a cada detalle para conseguir ventaja ante los demás. Quizás fuese un efecto secundario de haber nacido de su cabeza, pero se sincronizaba con él a la perfección.

— Choi Seungcheol será el hombre perfecto para liderar al nuevo Panteón, sólo debo conseguir que acepte —Llevaba meses observándole, desde que se levantaba hasta que se acostaba y sabía que él necesitaba un descanso de su monótona vida tanto como ellos.

— ¿Y si no lo hace?—Dijo Hades con un deje de aburrimiento en su voz. No importaba lo que decidiese, siempre le llevaría la contraria.

—Lo hará, créeme —Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostros mientras se levantaba de su gran sofá. Hacía tiempo que el trono había sido sustituido por un cómodo asiento de dos plazas que compraron en el Ikea—. Además, ¿Cuándo me han negado algo?

—» —» NOTAS «— «—

¡Buenas! ¿Me echabais de menos?

La historia que os traigo surgió por sorpresa hace un par de años y estoy feliz de poder escribirla por fin. Espero que os guste y que os quedéis a leerla.

En unos días subiré el primer capítulo, pero quería dejaros el prólogo para ir preparándoos.

Nos leemos ~

¿Quién dijo que ser dios fuera fácil? (Seventeen) #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora