Capítulo 4 (parte 1)

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Soonyoung era el discípulo en pruebas de Apolo. Iba a pasar un par de semanas entrenando con él y entablaría una relación con un dios. Él, Kwon Soonyoung, un profesor de baile en una pequeña academia de su barrio con poca suerte, había sido escogido para convertirse en un dios. No podía mantener vivas sus plantas ¿Cómo iba a cuidar de la humanidad y el mundo? Ni siquiera había sido capaz de darse cuenta de que había quedado atrapado en una relación tóxica ¿Cómo iba a poder atender los problemas de los demás?

Su mirada se pasó por la estatua de Apolo y Dafne y pensó que algún día su rostro estaría en esos mismos pasillos. ¿Podía aceptar toda la responsabilidad que eso suponía? ¿Él, el mismo hombre que seguía suspirando y llorando por un hombre que no le había dado nada, podía encargarse de lo que le pedían?

— Hola —La voz de Minghao le hizo sobresaltarse como si hubiese sido descubierto haciendo algo malo. «Debes dejar de culparte por todo. Es difícil, lo sé, pero tienes que intentarlo», le había dicho Jihoon en una de sus tantas conversaciones.

— Hola ¿No tienes que entrenar?

— Lo estoy haciendo —Señaló el carcaj a su espalda y se encogió de hombros antes de apoyar el hombro en la pared—. ¿Y tú?

— Apolo quiere que busque la música que hay en mi interior —Le contó exasperado. Habían pasado tres horas desde que le había dejado solo y el no sabía lo que intentaba decirle. ¿Qué tenía que hacer?— Mi plan inicial había sido buscar a Jihoon, pero está con Ares —Suspiró, sabiendo que tenía que respetar los entrenamientos y que las vacaciones habían dejado de ser para afianzar su amistad. Solo esperaba que no se distanciaran más porque no sería capaz de soportarlo. «Vamos, tienes que dejar de buscarle para todo y resolver tus propios problemas».

— Oh, pues creo que viene por allí —Le dijo Minghao señalando hacia una de las puertas que daban al gran patio.

Su mirada se posó en su amigo que corría en su dirección con una sonrisa de esas que tanto le gustaban. Eran pocas, solía estar pensativo la mayor parte del tiempo o malhumorado, pero cuando las mostraba, se sentía bien porque sabía que era una de las pocas personas que pueden observarle así: feliz. Debía haber sido un buen entrenamiento si había podido olvidar lo que sucedió ayer.

— Hola, Hoonie —Saludó a voces desde la distancia.

Mientras alzaba la mano, sintió un pinchazo en la parte baja de la espalda y saltó, agarrándose la zona dolorida. ¿Qué mierda acababa de pasar? Se giró para comprobar si Minghao había podido tener algo que ver, pero el chico parecía haber desaparecido. Sacudió la cabeza, sabiendo que no encontraría ninguna explicación y esperó pacientemente a que llegase Jihoon para preguntarle por su día. La camisa de tirantes parecía pagársele al cuerpo después del ejercicio ¿Cómo no se había dado cuenta antes de lo bien que le sentaba? Por el amor de dios, habían bailado juntos durante años, debería haberse fijado. Los pantalones también se amoldaban a su cuerpo y el pelo caía despeinado por su rostro, acompañando esa sonrisa que parecía más grande conforme se acercaba.

— ¿Estás bien? —Preguntó su amigo moviendo la mano frente a él—. Si no te conociese mejor, pensaría que me estabas dando un repaso —Le guiñó un ojo, aunque por alguna razón, la alegría parecía haber desaparecido un poco de su expresión al bromear—. Ares tenía que irse y me ha mandado al gimnasio para que termine los ejercicios de hoy ¿Vienes o tienes algo que hacer?

Soonyoung tardó unos segundos en contestar, todavía procesando el camino que había seguido sus pensamientos. Aquel lugar era una locura y él se estaba volviendo aún más loco. No había otra explicación mejor. Se apresuró a seguir a su amigo, sin saber a dónde se dirigían. Apolo nunca le había enseñado el gimnasio, ni siquiera sabía que había uno ¿Por qué no se lo diría? «Porque tienes que encontrar la música en tu interior para aprender a sanar y devastar», se recordó con retintín. Aún no comprendía por qué tenía que aprender también a devastar con plagas y enfermedades, al mismo tiempo que aprendía a sanar.

¿Quién dijo que ser dios fuera fácil? (Seventeen) #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora