Capítulo 15

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El mayor error fue decir: "Esto no volverá a ocurrir". Crear una prohibición hizo que Seokmin se volviese más deseable. Esa era la única razón por la que salía a escondidas del baño, mirando a cada lado para asegurarse de que nadie sabía su sucio secreto. Tras él, el discípulo de Dionisio salía silbando con felicidad y se marchaba en dirección contraria, relajado y feliz por el momento tan intenso que habían pasado. Sin embargo, Chan estaba de todo menos tranquilo. Había vuelto a caer, llevaba dos semanas regresando a sus brazos y todo había sido por culpa de convertirlo en una prohibición. Al menos, eso era lo que trataba de decirse, demasiado asustado para analizar que realmente se sentía atraído por su compañero, por el irritable, sonriente y atractivo Lee Seokmin.

— Corazón, si quieres que no nos enteremos de lo vuestro, debes ser más discreto.

Dio un salto, sobresaltado, al escuchar la voz de Seungkwan a su lado. El futuro dios comenzó a reírse ante la mirada que le dedicó, entre enfadada y asustada como un niño que ha sido pillado haciendo alguna trastada.

— No sé de que me estás hablando.

— Tú quizás no lo sepas, pero los chupetones del cuello sí que lo saben.

Se dobló en dos, riendo con más fuerza al ver como Chan farfullaba y maldecía a Seokmin. Lo vio correr al baño y salir con la piel de las mejillas roja, los puños apretados y una mueca en los labios. Seungkwan no sabía si realmente pasaba algo, pero quería saberlo y había usado la mejor táctica en su poder: el engaño. Las enseñanzas de Hera eran útiles para descubrir nuevos cotilleos y poder confirmarlos. Estaba deseando volver con Vernon para contárselo.

— Mira, no sé que crees que está pasando, pero entre él y yo no hay nada. Estos chupetones no son suyos.

— Ah, ¿no? ¿Y de quién son?

— De... —Miró detrás de su hombro y sonrió como si tuviese todas las respuestas del mundo—. De Vernon.

— Dudo que haya sido él —Comentó Seungkwan con un guiño, ocultando el estremecimiento que le había recorrido al imaginarlos juntos. No estaba celoso, no, no lo estaba. No le gustaba Vernon, en primer lugar, y no iba a dejar que se le pegasen los malos hábitos de Hera, en segundo—. Ahora, ¿Puedes decirme por qué escondes a Seokmin como si fuese un sucio secreto?

— Mira, no es asunto tuyo —Cabreado consigo mismo y pagándolo con Seungkwan, giró sobre sus pasos y se perdió por el pasillo. Estaba cansado de luchar contra todo, pero no quería caer por un gigoló. Se negaba a dejarse atrapar por un hombre cuya mente solo estaba ocupada por la fiesta, el sexo y el vino. Necesitaba más que una buena noche, necesitaba que le enriquecieran la mente.

— Deberías darle una oportunidad al pobre cervatillo antes de que se canse de perseguirte y siga su camino —La voz de Artemisa provocó un nuevo salto, la miró con furia y puso la mano en su pecho que subía y bajaba de forma agitada—. Deberías ver tu cara ahora mismo. Mira, chico, Seokmin es como los osos de montaña, parecen amenazadores, pero en el fondo son solo tiernos animales que atacan si se sienten amenazados. Él lleva la fiesta como una fachada, igual que la amenaza en los osos, pero en el fondo es tan inteligente como Joshua.

— ¿Cómo sabes que lo es? No has hablado con él — Espetó, cruzándose de brazos y mirando la misma estatua que observó aquella noche con Seokmin: Narciso.

— Yo no, pero tú tampoco y ese es el problema. Atenea estuvo a punto de nombrarlo su discípulo y no nombraría a cualquier Don Juan de discoteca.

Chan volvió a soltar un ruidito de fastidio, le hizo un gesto con la mano a Artemisa y se marchó de allí tan rápido como podía. La diosa le observó subir los escalones de dos en dos, demasiado molesto como para detenerse a escuchar a alguien más. Sería divertido ver como el cazador era cazado. Un brillo de diversión apareció en sus ojos, estaba deseando ver como se desenvolvía su discípulo en esta nueva situación.

¿Quién dijo que ser dios fuera fácil? (Seventeen) #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora