Capítulo 13

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«Solo una noche», se repitió Chan por enésima vez aquella noche mientras daba una vuelta más a su habitación y esperaba a que llegase Seokmin. Las 12:01 y no había aparecido. «Decidido, voy a ponerme el pijama, este ya no viene», pensó como si eso pudiese hacerle sentir mejor. «No, voy a darle más tiempo, los diez minutos de rigor», se dijo dando un nuevo paseo desde el balcón de su habitación al baño. Aprovechó para mirarse de nuevo en el espejo de cuerpo entero cerca del armario, bufando al darse cuenta de que estaba tomándose demasiadas molestias por un estúpido polvo.

Las 12:05 y los nervios de Chan empezaban a empeorar. ¿Olía bien su aliento? Regresó al baño para lavarse los dientes una vez más, pero cambió de idea al recordarse que ya lo había hecho y Seokmin no merecía tantas molestias. «Voy a acabar muriéndome de un ataque de nervios y por culpa de un idiota ¿Qué me pasa?», pensó frotándose la cara con frustración. ¿Desde cuándo se preocupaba tanto por un ligue de una noche? Solo iba a rascarse la picazón para poder centrarse en lo verdaderamente importante: convertirse en un dios.

«Joder, ¿Qué le he hecho yo al mundo para que me pase esta mierda?», apoyó la cabeza en la puerta de su habitación y suspiró. Desde la fiesta, el día que comenzó a tener sueños húmedos con esa cabeza hueca, sentía que iba a explotar si no se sacudía la tensión sexual que había entre ellos. Sin embargo, lo que peor llevaba era la sensación de que aquello solo iba a empeorar si dejaba que Seokmin entrase en su habitación. «Mira, a tomar por culo todo, voy a decirle que se vaya», decidió, convencido de que no quería más problemas en su vida.

Un toque suave le advirtió que su mayor pesadilla acababa de llegar, por lo que recuperó la compostura y abrió dispuesto a mandarlo a su cuarto. Al menos, esa era su intención antes de ver los puños de su camisa vueltos hasta llegar al codo y los botones desabotonados para mostrar parte de su pecho. Los pantalones se le ceñían como si fuese una segunda piel, sin dejar nada a la imaginación ¿Y el pelo? Pequeños mechones rebeldes caían sobre su frente, húmedos después de una ducha que le había dejado oliendo a vainilla.

— ¡Joder! —Exclamó con frustración antes de agarrar el cuello de su camisa y acercarle a él con un deseo que no podía frenar—. ¡A la mierda!

Lo besó con fuerza, dejando a un lado la frustración y la sensación de que aquello podía no acabar como él esperaba. Disfrutó del sabor de sus labios y se empapó del olor a vainilla que le estaba volviendo loco mientras lo conducía hacia el interior de su cuarto. Sin separarse de él, Seokmin empujó la puerta con la pierna para cerrarla y tomó el control sin que Chan pudiese evitarlo. Lo tomó por la cintura y lo condujo, devorando sus labios, acariciando su cintura por debajo de los pantalones, hasta que sus rodillas tocaron el suelo y cayó a la cama.

— Puedes maldecir lo que quieras mientras sigas besándome así —Dijo Seokmin con una de sus sonrisas y la respiración agitada.

Desde su posición, con las piernas abiertas para dejar espacio al discípulo de Dionisio que se inclinó hacia él, apoyando las manos a cada lado de su cabeza, pudo observar el brilló en su mirada que parecía prometer una noche llena de diversión. Sin embargo, no iba a dejarse llevar, para que aquello pudiese salir bien, debía impedir que el control cambiase de manos. Debía llevar él las riendas, era la única forma de impedir que todo se volviese extraño.

— Deja de hablar y bésame —Le ordenó con una intensidad que solo consiguió que el futuro dios riese.

Iba a maldecir de nuevo, pero Seokmin volvió a atacar sus labios, empujándole contra la cama y moviendo su rodilla para subirse sobre ella, rozando cada parte de su cuerpo capaz de provocarle placer. Se olvidó por completo de su afán por el control, de lo mucho que odiaba sentirse atraído por el más irresponsable de todos sus compañeros, y se dejó llevar por el deseo que le provocaba cada movimiento.

¿Quién dijo que ser dios fuera fácil? (Seventeen) #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora