HÉROE ILEGAL

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- No podemos... tu estás comprometida y yo tengo pareja - El tono nervioso del peliverde denotaba burla.

-  Muy gracioso... ahora hazlo - Reiteró la heroína.

- Estoy bien - Se defendió el vigilante encapuchado con una sonrisa, la cual no convenció a la castaña.

- Claro... todos tenemos sangre en la camisa - Explicó con tono burlón, demonios, la herida se había vuelto a abrir.

Derrotado el pecoso hizo lo que la futura esposa del actual héroe número dos demandó.

El encapuchado tenía un muy buen físico... Ochako se encontró mirándolo fijamente, pasó la mirada por el abdomen y el pecho, tenía algunas cicatrices que lo hacían ver increíblemente atractivo, su brazo llamó la atención de la heroína, pero no fue hasta que vio su espalda, en ella un cicatriz diagonal se exhibía.

- Disculpa, no es que me disguste del todo estar así, pero hace algo de frío - Rió Izuku trayéndola de nuevo a la realidad.

- Claro - Se apresuró a cerrar la herida y aplicar una especie de pomada, que según ella ayudaría a sus cicatrices, todo fue relativamente profesional hasta que aplicó aquella pomada en la espalda del vigilante.

Los movimientos de la heroína eran suaves, Izuku inmediatamente se relajó.

Recordó aquellos masajes que Nana solía darle cuando acababa de entrenar, solían relajarlo mucho, al igual que estos... tanto que se permitió cerrar los ojos y caer rendido.

Izuku despertó con los rayos del Sol, hoy era uno de  sus días de descanso... hablando de eso, encontró a Nana junto a él dormida, a pesar de llevar poco tiempo de conocerse, su relación era bastante cercana... a fin de cuentas, no es como si hubiera alguien más ahí con quién interactuar.

A pesar de su edad, la Maestra del antiguo símbolo de la paz, se mantenía increíblemente hermosa y con un gran físico, el cuál disimulaba increíblemente su edad.

Se levantó de aquella rústica hamaca, su movimiento despertó a la mujer mayor.

- Buenos días Izuku - Saludó Nana mientras bostezaba.

- Buenos días - El pecoso tomaba dos manzanas y le lanzaba una a su maestra, la cuál sin mucho esfuerzo la tomó para darle una mordida.

- Hoy debo ir a los restos del avión nuevamente - Explicó mirando en aquella dirección.

- Claro... - Respondió Nana sin mucha emoción.

- ¿Quieres acompañarme? - Su emoción creció exponencialmente.

- ¿Qué estamos esperando?- A pesar de su edad, la azabache aún se mantenía ágil y jovial. Izuku con un suspiro y una sonrisa, tomó su arco.

En un momento determinado, la azabache creyó escuchar algo en particular... ¿Gritos? Intentó llamar a su compañero, pero este se encontraba explorando los restos del avión, así que decidió seguir ese particular sonido.

Lo que encontró la dejó sin palabras, era un grupo de hombres armados, los cuales llevaban algunas cajas a una cueva cercana.

- ¡Rápido! - Ordenaba uno de ellos.

- ¿Tomura dijo que debemos resguardar esto? - Preguntó otro de ellos

- ¿Tomura?- Se Preguntó a sí misma en un susurro. - ¿Por qué me suena de algo?- ¿Qué hacían esos hombres ahí? ¿Quién era ese tal Tomura? Debía encontrar a Izuku rápido.

- Dijo que son órdenes del Jefe - ¿Quién era el jefe?

- Encontraron un avión en la playa... - Anunció uno  de aquellos hombres armados al que parecía ser el líder.