HÉROE ILEGAL

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Uraraka miraba aquella sonrisa, por alguna razón esa sonrisa la contagiaba.

- En absoluto – La tercia acompañó a la profesora durante el almuerzo.

- ¿Y qué hace usted sola? – Eri en verdad heredó algunas características de Nejire, como por ejemplo la curiosidad.

- Simplemente decidí comer sola – A pesar de intentar disimular su verdadero estado, había un vacío en su mirada, un vacío que Izuku conocía bien... Decepción

- Lamentamos ser impertinentes – Se disculpó la peli celeste.

- No se preocupen, la compañía nunca es mala – Intentó recomponer la castaña.

Un par de segundos después una persona del establecimiento se acercó a ellos ofreciéndoles el menú.

- Bien... - El peli verde dirigió su mirada a la castaña – Asumo que usted ya ha tenido la oportunidad de almorzar aquí – Dedujo con una sonrisa haciendo asentir a la heroína de mejillas llenitas ¿Qué diablos tenía ese hombre? ¿Acaso tenía una fuente ilimitada de sonrisas?

- El ramen es delicioso – Respondió mirando la carta. – El Okonomiyaki es increíble. – Intentó sonar lo más animada posible, pero en verdad era algo complicado, desde hace algunos meses no había podido tener una cita en condiciones con su prometido, el trabajo y algunos problemas personales que surgían de imprevisto no ayudaban en lo absoluto.

La castaña levantó la mirada sólo para encontrar a unas Eri y Nejire riendo.

- ¿Qué su... - Ella tampoco pudo contener la risa al ver cómo Izuku utilizaba los palillos como dientes de morsa mientras hacía una cara graciosa.

- Pescado – Exigía el pecoso, aunque su pronunciación era casi inentendible por aquellos nuevos dientes lo cual lo hacía aún más gracioso.

Ochako no lo sabía, pero en verdad Izuku hacía esto para lograr que ella sonriera, odiaba ver a las personas tristes, pero por alguna razón ver la mirada decepcionada de aquella heroína castaña le dolía.

- ¿Puedo tomar su orden? – Preguntaba el joven mesero, al parecer el también intentaba contener la risa.

- Claro – El peli verde se deshizo de los palillos, pero mantuvo la sonrisa.

- Izuku y yo ordenaremos Katsudon – La peli celeste habló sorprendiendo a Uraraka ¿acaso decidía por él?

- Me conoces bien – Alabó a Nejire

- Izuku ¿te gusta el Katsudon? – Preguntó Eri con estrellitas en los ojos.

- Es mi favorito – Confesó también con estrellitas en los ojos, gesto que hizo reír a ambas mujeres mayores-

- Yo también por favor – La actual estudiante de UA imitó a sus mayores.

- Supongo que yo también – Admitió con un suspiro Uraraka, notando que esos tres desprendían un aire de familiaridad, pero en especial la buena química que tenían Izuku y Nejire.

- ¿Cómo descubriste este lugar? – Preguntó el peli verde a la chica del pequeño cuerno.

- Es mi culpa – Admitió la peli celeste – Yo la traje un día cuando aún estudiaba en UA – Confesó Hado con un leve temblor, Izuku en vista de esto colocó una mano en su hombro y le dio una dulce sonrisa, suficiente para tranquilizarla y sonrojarla levemente, Eri miraba la escena embelesada y Uraraka tenía el ceño fruncido, no estaba celosa o eso era lo que intentaba decirse, no quería que por una vez en su vida Katsuki reaccionara de aquella manera con ella, no... ella estaba bien así, no deseaba que la actitud del rubio cambiara.