13. Comienzo

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Capítulo 13.
Comienzo.

"El amor es magia, poder y fantasía. Solo descúbrelo y disfrútalo".

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¿Es en serio?

¿Había pronunciado su nombre en un momento como éste? Sus mejillas se pintaron de un intenso color rojo. Esperaba que no la hubiera escuchado.

— ¿Hiccup?— Cuestionó aquel hombre extrañado ante tal mención. La magia del beso había desaparecido así como había llegado.

Astrid ni siquiera sabía qué había sucedido. Sólo recordaba que antes de besarlo, una imagen del castaño real había aparecido en su mente y con ello, el susurro había salido al exterior sin siquiera pensarlo. ¿Por qué él?

— Yo... Lo siento, no sé qué decir.— Mencionó apenada mientras se colocaba el fleco detrás de la oreja y volvía a su postura normal. Estaba avergonzada y no tenía como verle a la cara. No después de eso.

Seguramente debe estar pensando que lo estaba utilizando para sus propios fines y eso provocaría que la bonita amistad que estuvieran teniendo se fuera al diablo.

Se lamentaba por dejarse llevar por su mente.

— Ve por él.— Y esa fue la respuesta de Elpidio.

— ...¿Qué?— Preguntó confundida. Cualquier hombre le reclamaría esa falta de respeto, era extraño que no tuviera una voz molesta como los demás. 

— Es obvio que te sentías confundida. Y ahora sé que existe otro hombre en tu corazón ahora.

— Yo...

— Si no, no lo hubieras mencionado.— Pronunció.— No pierdas el tiempo conmigo cuando deberías estar al lado de él. Dime algo, ¿Qué sientes cuando estás con él?

— Siento... Libertad, paz.— Calculó pensativa.

— ¿Has debatido si te gusta?

— Bueno... Sí.

— Ya tienes la respuesta: Ve por el de tu corazón.— Le ofreció su chaqueta.

— Gracias.— Astrid podía sentir sus latidos en alto volumen resonando por sus oídos. ¿Era verdad?, ¿Hiccup era de su corazón?,

¡Maldita sea, no quería aceptarlo pero ahora la respuesta la tenía ya en sus labios!

Elpidio tenía razón. Su corazón ya tenía a alguien y su mente se lo declaró: Hiccup.

Sí. Ya sabía la respuesta. ¿Para qué esperar? Tenía que reencontrarse con Hiccup lo más pronto posible antes de que todo ese coraje se fuera.

Iba a comenzar a correr cuando recordó al otro hombre.

— Elpidio... Podemos...

— Llámame cuando me necesites.— Le pasó su tarjeta de presentación personal.— Y si un día llego a saber algo de ti, que sea la carta de su boda.— Rió con alegría contagiándola por igual.

— Aún es muy pronto para una. Pero si en algún día, en un par de años sucede. Serás el primero en saberlo.— Añadió divertida dándole un pequeño puñetazo en su hombro.

— Espero que te haga feliz.— La abrazó con cariño.— No cabe duda que tú también eres una excelente mujer. Seguramente estará feliz por saber de tus sentimientos.

— Espero que tú también encuentres a tu chica ideal. Eres muy buen hombre. Créeme, de todas mis 53 citas que he tenido, eres la última y la única en dónde realmente me la pasé bien. Eres genial Elpidio.— Comentó con sinceridad correspondiendo el abrazo para después de unos segundos alejarse.

Perfecta(1° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora