4. Presentimiento

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Capítulo 4.
Presentimiento

"Hagamos caso a la intuición. Rara vez se equivoca. Por algo llega en forma de presentimiento."

.

Abrió sus ojos con lentitud mientras sentía el pesar de la luz entrando por la ventana. ¿Cómo había llegado a la habitación si lo último que recordaba era estar finalizando el trabajo de Hiccup en la biblioteca?

— Vaya, ya despertaste.— Saludó el castaño con una bandeja de comida en sus manos y colocándolo a un lado de ella.

Lo recordó. Pero, ¿Qué no se supone que debería estar molesto con ella y estar gritando?

— Hiccup... ¿Qué sucedió?

— Después de una larga y cansada noche buscando por toda la cabaña tu presencia, logré encontrarte en el lugar menos esperado: La biblioteca.— Informó con una cálida sonrisa colocándose en la esquina de la cama.

— ¿Qué horas son?, Creo que caí dormida.— Mencionó apenada mientras frotaba sus ojos y daba el primer mordisco a la comida.

— Son las 5:30 PM.— Indicó.— Fueron 12 horas dormilona.

— Lo siento, he estado ocupada con otras cosas que...

— Lo sé.— Interrumpió.

— Sí, ya sabes... Espera, ¿Qué?

— Dejaste todo encendido.— Respondió.—  Muchas gracias por terminar el documento.— Sonrió con sinceridad.— Por cierto, te devolveré el dinero que usaste para...

— No es necesario.— Negó de inmediato.— Arrojé tu laptop al agua y lo menos que puedo hacer es conseguirte una nueva. Creo que no fue muy maduro de mi parte. Lo siento.

— Pero hiciste que hiciera lo que mi padre ha estado batallando conmigo: Descansar. Disfruté realmente el tiempo libre que me obligaste a tener.— Aclaró divertido para darle confianza.

Astrid lo miró analizando su mirada. No parecía estar mintiendo, y su expresión era relajada, demasiado comparando con la expresión de ayer.

Lo había logrado.

— Bien, entonces ya sé lo qué es lo que debo de hacer para que te tomes un tiempo de vez en cuando.— Rió alegre.

— Oh no... Eso no pasará de nuevo.— Debatió sabiendo que sí era capaz de hacer más cosas como esas a futuro.

— No me retes Haddock.— Advirtió degustando de la comida.

— No, tu no me retes a mí. Tendré que tomar medidas para que no vuelva a suceder lo de mi laptop.— Regresó la amenaza "ofendido".

— ¿Ah, sí?, ¿Qué puedes hacer para evitar mis cometidos?— Retó con seguridad. Ella comenzaba a conocerlo. Y él también a ella, pero aún faltaban muchas cosas más.

— ¿Qué te parece esto?— Quitó la bandeja de encima y comenzó a mover sus manos por todo su vientre y su cintura.

Las risas comenzaron a escucharse por toda la habitación. Era increíble la habilidad que tenía el castaño para encontrar sus puntos sensibles y hacerla reír de esa manera. No podía permitirlo. Tenía que escapar.

— Tengo que irme... ¡Suéltame Hiccup!— Chilló estresada por las cosquillas pero no podía dejar de reír en alto.

— ¡Oh, no, no escaparás de mi!— Volvió a atraparla entre sus brazos y colocarla entre sus piernas para continuar con el ataque de cosquillas.

Perfecta(1° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora