16. Petición

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Capítulo 16.
Petición

"Naciste con la habilidad de cambiarle la vida a alguien. No la desperdicies."

.

— Juntos.— Respondió entrecruzando sus dedos con los de él con una sonrisa más confiada.

Quizás estaban en grandes problemas, la situación actual era arriesgada y al siguiente segundo podían morir. Pero no importaba nada de eso al ver aquella mirada verde que le contraía paz y esperanza. Muy difíciles de encontrar en momentos trágicos, pero con la persona correcta todo eso sería posible.

— Juntos.— Aclaró con suavidad, feliz de verla con más fuerza y aceptando su tacto.

— ¿Te vas a comer esa sopa?— Cuestionó con hambre. Astrid tenía suficiente tiempo oliendo lo rico del sazón.

— Toda tuya M'Lady.— Ofreció con una risa divertida.

Disfrutó verla feliz degustando con pasión cada probada al platillo. Parecía que el terror a la muerte había desaparecido de sus ojos para dar paso a una alegría por comer. Esa mujer era increíble.

¿Podía tener más virtudes? Estaba claro que sí. Mientras más la conocía, más maravillado quedaba ante aquella rubia.

Por otra parte, Astrid estaba feliz al sentir a su estómago ser llenado con comida. ¿Cuánto tiempo no había probado nada? Quizás solo unas horas, pero con las actividades vividas en minutos atrás le habían hecho desear más que nada el poder comer nuevamente. Aparte de que ahora sentía más seguridad sabiendo que tenía a un hombre como Hiccup a su lado dispuesto a defenderla. Aunque claro, ella también estaba dispuesta a ayudar a quien sea. No dejaría todo el trabajo a su compañero.

— Hiccup.— Llamó sin dejar de comer.

— ¿Sí?

— A partir de este momento somos un equipo.— Confirmó.— Vas a cubrirme la espalda como voy a cubrir la tuya. No harás todo solo. Estoy a tu lado peleando también.

— Eso lo sé.— Sonrió satisfecho ante sus palabras. Era claro que Astrid no lo dejaría solo como el a ella.

No pasaron más que minutos cuando las otras dos personas mayores se asomaron a la sala de estar para retomar lo que estaba pendiente.

— Veo que ya se encuentran mejor.— Saludó la mujer con una cálida sonrisa mientras tomaba asiento junto con el señor.

— Sí, lamentamos pedir ayuda de esta manera pero creímos que podía ser mejor que estar vagando entre el agua.— Agradeció el castaño sin soltar la mano de la rubia.

— No se preocupen. Sabemos la situación de arriba. Es por eso que decidimos crear una vivienda aquí abajo.— Informó la anciana con calma.— Son muy comunes las peleas en nuestro lugar.

— ¿Y por qué no huyeron a otro país?— Preguntó Astrid curiosa.

— Queríamos irnos pero no tenemos los papeles ni el dinero suficiente. Tenemos que estar aquí porque también India es nuestra nación. Aunque las situaciones sobre el machismo empeoraron, así que decidimos vivir mejor aquí abajo. Mi esposo sale a la superficie para ir a trabajar y comprar los alimentos que necesitamos.— Indicó con una cálida sonrisa. Siempre trataba de ver el lado positivo ante todo este desorden.

— Oh...— Astrid se regañó mentalmente. Pensando en su pregunta había sido demasiado desconsiderada. Y ellos eran muy amables como para animarse a responderla.

— Mientras hago esto, mi esposa se encarga de...— Unos ruidos se escucharon de la habitación continua. La mayor se levantó y minutos después traía entre sus brazos a una pequeña niña que no pasaba de los tres años.— Ya despertó.— Cargó a la niña con cuidado quien alzaba sus brazos hacia él y miraba con curiosidad a los dos adultos que tenía en frente.

Perfecta(1° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora