17. Vivir

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Capítulo 17.
Vivir

"El secreto de la vida está en hacer algo diferente todos los días y evitar la monotonía".

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— Entonces, aplasto.— Repitió el mismo procedimiento que hacía el castaño.

— Sí, pero primero deberías llenarlo un poco con el polvo.— Indicó haciendo el ejemplo.

Habían pasado tres semanas desde que habían vuelto a su país y todo pareció acomodarse en su lugar. Astrid despertaba con pesadillas al principio, pero era atendida por el castaño quién se animaba a acompañarla cada vez que recibía una llamada a la 1:30 AM, a las 3:40 o incluso a las 4:20am. Las pesadillas conforme pasaban los días, dejaban de aparecer gracias a la seguridad que Hiccup influía en ella.

Aunque no se escaparon de una regañada por parte de la abuela de la rubia. La pareja de indios fueron invitados por parte de Stoick a vivir en la mansión de ellos mientras que se establecían para pagar su casa propia. Lo que sabían de Uma es que nunca dejaba de sonreír y cada vez que los veía jugaba con ellos.

— Una vez que la masa esté con el polvo, apretamos del centro sin mucha presión y hacemos cuatro estirones como si fueran los 4 ejes de un plano cartesiano.— Indicó observando el débil intento de su compañera. Pues al momento de estirarla, la había roto.

— ¡Esto es inútil!— Chilló cansada. Era su séptimo intento de hacer una pizza perfecta.— No sé cómo puedes tenerme tanta paciencia.

— Tranquila Astrid, lo harás bien pronto.— Se colocó detrás de ella y la rodeó con sus brazos. Tomó sus muñecas y con ligeros movimientos comenzó a indicarle como acariciar la masa.— Debes ser suave. Mira, ya se está formando.

— Es por que me estás ayudando.— Aclaró sin mucho ánimo.— Parezco tu títere Hiccup.

— Bueno, si tanto te molesta comienza a hacerlo bien sola.— Se burló divertido observando como la rubia hacía un pequeño berrinche con sus labios. Besó su mejilla y la soltó.

— ¿Sabes que me molesta?— Preguntó ahora con una sonrisa.

— ¿Qué?

— Que no me beses primero.— Anunció como sentencia.

— Bueno, eso sí puedo arreglarlo.— Cortó la distancia entre ellos y la besó de una manera única.

Ambos podían sentir el calor de sus labios compartiéndose con alegría. Todo estaba bien ahora. Era todo lo que necesitaban. Un momento a solas.

Aunque los Dioses parecían estar en contra de ellos al escuchar la puerta ser tocada.

— ¿Quien podrá ser?, ¿Esperabas a alguien hoy?— Cuestionó quitándose el polvo extra de su mandil.

— No, a nadie.— Dejó de besarlo para continuar con la masa.— Ve a abrir, intentaré formar una circunferencia.

— De acuerdo.

Hiccup caminó hacia el pasillo que daba a la entrada y lo que vio al abrir la puerta lo desanimó al instante.

Erick.

Antes de que el moreno pudiera decir algo o reclamar, el castaño había cerrado la puerta en sus narices sin decir más.

— ¿Quién era Hiccup?— Cuestionó la rubia extrañada.

— Se equivocaron de departamento.— Mintió.

Aunque la pequeña notificación que apareció en el celular de la rubia lo hizo desmentir:

Perfecta(1° Temp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora