Juliana ignoró por varios minutos al Chino, quien se desgarraba la garganta en cada grito, en cada maldición hacia ella. Procuraba pensar en otra cosa, pero no siempre lo lograba, pues su voz era magnética para ella; después de tantos años forzada a obedecerle era casi imposible no oírlo.
¡¿Quieres callarte?!-gruñó en respuesta después de un rato. No esperaba que se detuviera, pero curiosamente, así sucedió.
Así que sigues viva- masculló el Alacrán.
No por mucho- gruñó el Chino- nada más que salga de aquí...
Si ya sé, estoy muerta-interrumpió.
No, ella estará muerta-apuntó el Chino. Juliana apretó los labios en una fina linea y se mordió la lengua para no gritar-¡¿No te hace gracia?! ¡¿No te hace gracia?! ¡Espérate a que te cuente lo que le voy a hacer!
Cállate-Gruñó Juliana por lo bajo, esperando que no la oyera.
¡Que pasó machita!-se burló-¡¿No quieres saber?!
¡Cállaté!-
¡Ven y oblígame!-brama el hombre y al tiempo que lo hace se escucha como se levanta e intenta dirigirse a la puerta-¡Ven y Obligame! ¡Ven y... Puta madre!-Ese último grito descoloca a Juliana, pero los compañeros del Chino maldicen también, la chica no entiende lo que sucede hasta que se da cuenta de el agua comienza a entrar por debajo de la puerta de salida.
Oh no... -murmura
¡¿Que carajo es esto?!- gruñe el Chino.
¡Se está hundiendo!- grita el Alacrán- ¡Te dije que se estaba hundiendo! ¡Ayúdame a quitarme estas cosas!-la chica escuchó como los hombres en el almacén contiguo forcejeaban y de pronto surgió en su mente una inquietud: ¿Que pasaría si esa manada de imbéciles lograban salir de aquel lugar antes que ella? Juliana abrió los ojos asustada y comenzó a mirar a su alrededor, hurgó entre las cajas encontrando simplemente vegetales, latas, cosas inútiles... desesperada tiró algunas cosas para desocupar un banco con el cual cargó hacia la puerta, en dos ocasiones antes de que fuera interrumpida por el chino.
No vas a salir, te vas a morir aquí con nosotros como la mierda que eres, como la mierda que somos-luego prorrumpió en una sonora carcajada que la heló con mayor rapidez que el agua fría que le comenzó a mojar los pies.
No-masculló Val mientras observaba incrédula como Eva subía al bote ayudada por su padre y por Guillermo-no-Separarse de Juliana justo cuando intuía que las cosas no iban bien ¿En que estaba pensando?
Valentina, es tu turno-León le tendió la mano y en automático la chica dio dos pasos para atrás chocando sin querer con Alirio. Chivis y Eva la miraban fijamente; una muerta de preocupación, la otra con un gesto indescifrable.
Sube-ordena León, pero la chica se da la vuelta e intenta correr. Alirio la sujeta con fuerza del brazo a tiempo de frenar su huída.
¡Papá!-dice aquello con un tono de súplica en el que se ocultan temores, ilusiones y un amor del que nadie tiene noticia, pero que para ella lo significa todo. León la mira intransigente.
Ayúdala a subir, Guille-
Por favor... tengo que encontrarla-Con los ojos llenos de lágrimas ve a su hermano dirigirse hacia ella mientras intenta zafarse del férreo agarre de Alirio quien la dirige al bote.
Dios... perdóname-murmura Guille al acercarse a ella justo antes de dar un puñetazo a Alirio quien la suelta por la ferocidad del impacto-¡Corre!-Valentina no lo piensa dos veces y sale disparada por la cubierta, escucha un forcejeo y maldiciones de su padre pero no se detiene a ver, antes de que alguien logre alcanzarla, baja por unas escaleras desconocidas y sale corriendo por un pasillo adyacente que para su desgracia termina en un callejón sin salida.
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Cinco días
Fanfiction¿Cuántos días se necesita para enamorarse de una extraña? Las vidas de Juliana y Valentina caen en picada, hasta que sin saberlo, sus destinos se entelazan sobre el mar bravío previo a la tormenta ofreciéndoles una última salida. ¿Tendrá su amor la...