Amanecía en la gloriosa ciudad de Nueva Orleans.
El día se veía nublado, se podía respirar el típico aire de tormenta.
Aquello solo podia significar una cosa, el otoño habia llegado. Con el, miles de eventos actuales y futuros.
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Mientras la gente regresaba a sus rutinas, en la casa de los Mickelson se respiraba un ambiente melancólico y alegre a su vez.
Klaus dormía tranquilo en su cama, mecido por la dulce canción proveniente de la ducha.
Un rato después, los cantares cesaron, y del baño salio la radiante Caroline.
Recogiendo su pelo en una coleta, se aproximo al espejo, no para contemplar su semblante, sino para contemplar el de Klaus. Se percató de que estaba despierto, asi que, se acercó a la cama, y beso su frente.
Caroline: Buenos días bello durmiente.
Este abrio los ojos lentamente, y puso una de sus encantadoras medias sonrisas.
Klaus: Buenos días amor.
Caroline: Mira que sonrisilla, has tenido un buen sueño?
Klaus: Se debe a otra cosa.
Caroline: Y cual es?
Klaus: Tú. Despertar a tu lado, es una maravilla.
Caroline: Lo mismo digo.
Klaus: Qué hora es amor?
Caroline: Las nueve y cuarto. Tienes planes o algo?
Klaus: Algo así, prometí a Elijah que hoy organizaría el desván.
Caroline: Bueno, cuentas con la ayuda de una super organizadora. En un par de horas podriamos tenerlo listo.
Klaus: Mas bien, maniática de la limpieza.
Caroline: Llamalo como quieras.
Klaus: Dame un rato y subimos a trabajar.
Caroline: Perfecto, mientras prepararé algo para desayunar.
Klaus: Eres una maravilla amor.
Caroline: Lo se -dijo guiñandole un ojo-.Salio de la habitación y se dirigió a la cocina.
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En menos de una hora ambos se encontraban en el desván.
El cual estaba totalmente desordenado y con el papel de pared roto; lleno de baules y cajas; estanterías y armarios vacíos; capas y capas de polvo; y con las ventanas cubiertas.
Caroline: Olvida lo que dije antes, esto nos va a llevar mucho más de dos horas.
Klaus: Nadie ha entrado aqui en unos cuantos siglos.
Caroline: Eso parece. Pero cuando terminemos, esto va a estar irreconocible.
Klaus: Manos a la obra.Pasaron varias horas abriendo cajas, quitando el polvo, arrancando el papel viejo de las paredes...
Asi hasta que las estanterías estaban llenas de viejos libros, los armarios de vestidos y trajes, y las paredes libres del papel.
Sin embargo, no habían echo mas que empezar.
Tras librarse de las cajas, tuvieron que empezar con los baúles.
Pesaban poco, como si estuvieran llenos de papel.
Caroline: Deberíamos abrirlos para saber que hacer con ellos.
Klaus: No te va gustar su contenido.
Caroline: Eso no lo sabemos.
Klaus: Como quieras amor.Abrieron uno de los baúles, dentro se encontraban miles y miles de cartas.
Caroline: Cuantisimos papeles.
Klaus: Son cartas, son cartas de...
Caroline: Se de que son, Stefan me lo conto. Él escribía sus nombres en una lista, y tú conservas sus cartas. No veo el por que esto iba a disgustarme.
Klaus: Por el número, estos no son los únicos baúles.
Caroline: Eso no importa. Carece de importancia si hay tres o diez baúles. Asi que, cerremos este baúl y pensemos donde lo situamos.
Klaus: Los llevare al sotano, con los demás.
Caroline: Vale, vamos. Tu coje este y yo llevare ese.
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Los diarios de Caroline II
RomanceEn esta continuación del primer libro, veremos la vida de nuestra protagonista, Caroline, de un modo un tanto mas adulto. Dejará atras esa etapa de instituto para seguir con su vida en Nueva Orleans, estudiando arte dramático. Pero, no solo se de...