CAPÍTULO 3: Sí, quiero

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Después de su "charla" con Nick, todo fue más fácil, y a la vez más complicado. Peter y Nick querían hablar a solas, pero no podían mientras Chris y Leo siguieran allí. Por otra parte, el ambiente, aunque agradable, era algo tenso. ¿Cómo actúas delante de quienes van a ser tu familia, pero al mismo tiempo son casi desconocidos? Sin embargo, la llegada del señor Wright, furioso, acabó con el dilema. Le estuvo gritando a Nick durante al menos treinta minutos, y Chris no podía evitar sentirse culpable: al fin y al cabo, el chico había estado con él cuando se escapó.

Despedirse fue más difícil de lo que hubiera cabido esperar. Chris casi se había olvidado de que aquello era solo una visita, y de que los chicos irían a su casa en una semana. Sintió el impulso de llevárselos con él, pero las cosas no se hacían así. Antes, según le dijeron, los chicos se entrevistarían con un agente social, que les visitaría también cuando ya estuvieran viviendo con Chris para ver que todo marchaba bien.

Cuando se quedaron a solas, Nick le contó a Peter lo que había pasado, y por qué había pasado de querer alejar a Chris a desear fervientemente que no se alejara. Peter se calló lo que pensaba, como solía hacer, pero se alegró por él. Realmente le extrañaba que su hermano el independiente, el duro, el fuerte, el orgulloso, se hubiera dejado dar unos azotes como un niño pequeño. Si no lo hubiera oído él mismo cuando iba a entrar a la habitación que ambos compartían, no se lo hubiera creído cuando su hermano se lo contó. Pero algo tendría que haber hecho aquel hombre, algo tendría que haber dicho, para llegar al corazón de su hermano, enterrado bajo capas de miedo y rencor.

Dos días después de la visita de Christopher y Leo, llegó el momento de la entrevista. Peter y Nick eran ya casi unos expertos con los de asuntos sociales. Sabían que por lo general era gente buena, las mujeres cariñosas y los hombres serios. En aquella ocasión fue una mujer, y les entrevistó por separado. Nick ya la conocía: era la señora Milles, que había llevado su último intento de adopción, que duró el récord de un día. La mujer estaba casi predispuesta contra él, ya que conocía algunas de sus peores facetas. Aun así, hizo bien su trabajo. Tras algunas preguntas, sugerencias, puestas al día y demás, la mujer le preguntó:

- Bien, Nicholas. Ya no tiene sentido hablarte como un niño. Sabes que eres menor de edad, y que si no estás a cargo del centro, tienes que estar con una familia. ¿Te gusta la idea de vivir con el señor Haliwell?

Nick, pese a haber moderado un poco sus modales habituales, no había estado muy correcto durante toda la entrevista. Aun así, se tomó en serio la pregunta, y la meditó.

- Si digo que no, ¿me obligará a irme con él de todos modos?

- Yo no diría "obligar", pero si el centro le considera un padre apto, sí, tendrás que irte con él. ¿Es que no quieres?

Nick sabía que tendría que irse a dónde le dijeran, salvo que consiguiera convencer a "los que mandaban" de que Chris no era un buen tipo. Era una táctica que nunca le había funcionado, porque achacaban todo lo que decía (o inventaba) sobre los candidatos a padres a su deseo de permanecer con su hermano. Pero como esa vez iban a adoptarles a los dos, y ya tenía 16 años, tal vez lo que él dijera importara de verdad. Si echaba pestes sobre Chris no le obligarían a ir con él, y ni siquiera tendría que inventarse nada: bastaría con exagerar lo que había sucedido durante su visita. Podría decir que le maltrató, y que tenía miedo de que fuera alguien como los que habían maltratado a Peter. Nick supo en ese momento que podía hacerlo, pero no quiso. En primer lugar, creía firmemente que Christopher era una buena persona. En segundo lugar, sabía diferenciar un castigo de un maltrato. Y en tercer lugar, Christopher le había hecho pensar que tal vez en el mundo quedara una oportunidad para él. Y, si la dejaba pasar por miedo a que saliera mal, ¿quién sabe si vendría otra? Nick se había hecho a la idea de estar solo, de valerse por sí mismo. Le daba miedo todo lo que implicaba depender de otra persona, y a la vez, lo deseaba. Lo necesitaba.

Formando una familia [FANFIC DE EMBRUJADAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora