Capítulo 1

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Su sonrisa era hermosa, sus ojos cafés no tenían comparación a ningunos otros, su cabello castaño se movía a causa de la suave brisa del día. Su mano derecha sosteniendo su rostro, mientras que su mano contraria sostenía la hoja del libro para que esta no volará y cambiara la página.

Su mirada oscura apreciaba cada detalle que tenía el rostro del menor, su mano derecha procuraba detallar cada gesto que hacía.

Sentado frente a un árbol con un pequeño cuaderno de hojas blancas sobre sus piernas, admiraba al bello chico sentado en un mobiliario del jardín de la escuela.

 Aquel chico a unos cuantos metros de él, le había robado sus días y noches, suspiros profundos. El causante de la aceleración de su corazón, el chico lindo del que llevaba enamorado varios años, el mismo que no sabía de su existencia. Aunque realmente no era conocido por muchas personas, era solo uno más del monto, nadie importante. Nada comparado al castaño, que mantenía lazos con diferentes chicos y chicas, una persona muy sociable y sin pena.

El sonido de la alarma de su celular logro sacarlo del gran trance en que había entrado, "hora de las pastillas verdes Jumpol" era la descripción en su celular; de su mochila saco un pastillero con ocho secciones, de las cuales cinco se encontraban ocupados por pastillas de diferentes colores, que realmente no recordaba para qué era cada una.

Llevar una enfermedad pulmonar, depresión y ansiedad. No era fácil, no debía olvidar ninguna pastilla, ¿cuál era la razón?, no lo sabía, solo hacía caso a las recomendaciones de los especialistas. Realmente no soportaba consumir tanta pastilla, ni siquiera sus padres lo toleraban, se quejaban con tan solo pasar unas horas junto a él, ellos eran los causantes de su depresión.

Detestaba sentir como la pastilla pasaba por su garganta y luego terminar en su estómago, debía sentir eso por lo menos nueve veces al día. Bebía con tranquilidad su botella de agua, sus ojos se mantenían cerrados, concentrándose en beber el líquido del envase.

Separo la boquilla de la botella de sus labios, sus ojos fueron abiertos, pero para su mala suerte ya no se encontraba el chico de mirada café.
Busco algún rastro del sujeto a su al rededor, pero no encontraba nada. 

Paso las hojas de su libreta hasta llegar al último en donde se podía apreciar un cuadro con horas y materias, el azabache poseía el horario del chico. Era correcto en lo que pensaba, el horario marcaba la última clase del chico, Artes.

Su mochila colgaba de sus hombros, sus manos se encontraban metidas en los bolsillos de su chaqueta. El día se había nublado inesperadamente, su mirada pasaba por los alrededores, sobre su cabeza se encontraba un gorro de lana naranja, su cuerpo desprendieran olor delicioso de hombre, llamando la atención de distintas chicas que pasaban a su lado, pero nada relevante.

Dejo de caminar al notar que se encontraba ya frente a su hogar. Una linda y grande casa de tres pisos, color azul océano en la fachada. Su mente debatía en entrar o no. 

Lleno sus pulmones de aire, sus pies se dirigieron al auto negro aparcado en la entrada, abrió la puerta del piloto, lanzo su mochila roja en el asiento trasero. 

Manejaba sobre una carretera sólida y con bastantes curvas, se podía escuchar solo el golpe del frío viento contra el automóvil, sus ojos se enfocaban en el camino, sabía que por esa carretera no debía distraerse si no quería provocar algún accidente, ya que las curvas solían marearlo.

Condujo a una velocidad correcta, no tenía alguna prisa de llegar.
Disfrutaba el tranquilo camino había su lugar favorito. 

El sonido del auto rompiendo ramas lo relajaba, le indicaba que estaban cerca de su destino, había manejado dos horas para poder llegar. Sí que era un lugar lejano, pero valía la pena, era un lugar solitario que solo él y sus padres conocían, aunque estos últimos olvidaban la ubicación del lugar.

Cerro la puerta del coche, en su mano izquierda cargaba su mochila; inhaló profundo, amaba el olor a madera mojada, el lindo sonido que hacían las hojas al moverse, amaba ese lugar; en donde podía disfrutar de su soledad, aunque realmente le gustaría compartirlo con alguien, compartir aquella cabaña cálida, ese delicioso olor, compartir lindas anécdotas abrazados, que mejor persona que Gun.

Pero claramente él se negaría, no porque no le gustara ese tipo de lugares, porque él sabía con claridad que amaba ese tipo de lugares tanto como a él.

El problema resultaba ser que no lo conocía, que no aceptaría salir a un bosque con un extraño.

Sus pies caminaban con calma, en sus manos se encontraba una libreta y una pluma, "cosas que me gustaría hacer con N'Gun" llevaba como título.

1°- caminar de la mano con él. Me gustaría poder sentir su cálida mano con la mía, mientras caminamos por este lugar, siendo solo él y yo.

2° Tomar muchas fotos mientras está distraído.
Me gustaría poder admirar su belleza mientras se  relaja caminando. Quiero decirle lo hermoso que es.

3°- traerlo a ver el estanque.
Me gustaría traerlo aquí para que aprecie lo cristalino que es el agua.

Los árboles rodeaban estanque, se podía reflejar el rostro de Off en ella, junto con las ramas de los árboles en movimiento.

4°- me gustaría besarlo. 
Quiero sentir sus tersos labios sobre los míos, mientras me toma del cuello y yo sujeto su cintura para poder acercarlo a más a mí.

5°- Regalarle una rosa.
Quiero cortar una de las rosas que han crecido aquí para poder ver cuando sus mejillas se sonrojen.

Las yemas de sus dedos acariciaban los rojos pétalos de la rosa, los rosales se veían hermosos frente a él, no podía elegir una entre tantos, todas eran hermosas.

6°- Me gustaría escuchar su risa.
Quiero hacerte reír hasta que le duela el estómago, escuchar la hermosa melodía proveniente de sus labios, esos sonidos que solo escucho cuando está con sus amigos, pero ahora quiero ser quien lo provoca.

7°- Quiero hacer una fogata mientras hablamos de cosas triviales.
Me gustaría escuchar anécdotas suyas. Quiero escuchar lo hermoso que ha sido su vida, quiero que hable sin parar.

Su mirada pasaba por las cenizas de la última fogata que había hecho, aquel mes que había pasado solo quemando malvaviscos, escuchando como la madera se quemaba.

8°- Quiero contarle una canción.
Me gustaría cantarle una canción romántica, quiero sentir su mirada sobre mí. 

9°- quiero cargarlo mientras lo beso y lo llevo a la cama.

Sentó su cuerpo sobre la blanca sabana, mientras veía de un lado a otro, su mano acaricio la cama con suavidad. 

10°- Quiero llevarle el desayuno a la cama.
Me gustaría enseñarle mis habilidades cocinando, quiero ver como llevas cada bocado a su boca.

Recostó su cuerpo sobre la cómoda, extendió sus brazos por toda la cama, dejando la libreta botada sobre esta.

Lastimosamente para su corazón solo quedaría en un "quisiera" y "me gustaría", aunque realmente no descartaría la esperanza que en algún momento sucediera todos los acontecimientos de su lista.

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