Capítulo 9

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Su ceño se frunció, tomó el pastillero entre sus manos, lo había buscado durante horas, tanto que se había saltado algunas pastillas.

─¿dónde lo encontraste?.─ sonrió.─ creí haberlas perdido.─rio.─ gracias.

Su labio formaron una mueca, su mirada se fijó en el pelinegro, esperando alguna respuesta de quien podría ser el dueño. La loca idea de que Off tuviera a alguien más en el bosque seguía en su mente.

─entonces.─ llamó la atención del hombre.─ ¿de quién son?

─son mías.

─Pero.─ desvió la mirada, mordió su labio inferior, su entrecejo estaba arrugado.─ son muchas.─ susurro.

Parpadeo un par de veces, volvió su mirada a el estanque, en él podía verse el anaranjado cielo, junto con la gran estrella solar. ¿Gun debía saber acerca de todas sus enfermedades?, sus dedos abrieron el pastillero, dejando ver las coloridas pastillas.

─Las verdes son para la ansiedad, debo tomarlas cada diez horas, estas.─ señalo las patillas rosas.─ las uso antes de hacer ejercicio; las amarillas son los antidepresivos.

Ladeó un poco su cabeza, sus ojos se cerraron un poco, sus labios se encontraban levemente abiertos, estaba confundido.

─¿sufres de depresión?

─un poco.─ sonrió. No era momento para decirle que lo sufría desde que era un niño.─ las dos últimas son para dolor de cabeza, suele darme fuertes dolores cuando estoy muy estresado.

¿Cómo era posible que Off sufriera tales enfermedades?, se veía muy bien para tenerlos.

El silencio inundó el momento, ambos estaban cómodos, sus ojos apreciaban el anaranjado sol desaparecer entre las copas de los árboles, que se reflejaban sobre el agua cristalina del estanque.

La mano de Off volvió a tomar la suya, sus nudillos eran acariciados por el dedo pulgar del contrario, recostó su cabeza sobre el hombre de su compañero, cerró lentamente los ojos, dejándose llevar por el sonido que hacía el aire, esbozó una ligera sonrisa, colocó su mano contraria sobre la mano que seguía dándole roces.

Soltó un gran suspiro, intentaba tranquilizar los nervios que comenzaban a crecer, estaba feliz por tener de esa manera a el menor, quería quedarse de esa manera por mucho tiempo, quería que el tiempo pasara lento.

"Lo hago porque te amo", aquellas palabras pasaban por su mente cada día, no encontraba sentido de que algún extraño lo amara tanto, estaba casi seguro de que el mayor estaba confundido con sus sentimientos, podía llegar a pensar que aquello solo habían sido palabras sueltas.

─Off.─ susurro abriendo los ojos lentamente.─¿me quieres?.

Una corriente eléctrica pasó por su columna vertebral, hasta llegar a los dedos de sus pies, su respiración era tranquila, su dedo pulgar había dejado de dar caricias. En su mente pasaba la pregunta del castaño.

─te he visto desde que te mudaste a la ciudad.

Su ceño se frunció, torció su labio, levanto su cabeza, miro el rostro de Off, que mantenía sus ojos sobre el estanque.

─si, te vi cuando estabas mudándote, tu casa estaba un poco alejada de la mía, tenía que caminar mucho para mirarte. Recuerdo aquella tarde que te vi por la ventana del coche, estabas sentado en el césped rompiendo una caja, te veías molesto.─ sonrió.

La mirada de Jumpol bajo a él. El rubor en sus mejillas creció, bajo lentamente su mirada, sus pies comenzaban a moverse nerviosos, habían pasado bastante tiempo.

─ tenía 12 años.

─ si, lo recuerdo bien, desde aquel día comencé a tomar el camino largo hacia casa, con la esperanza de volver a verte, pero la pocas veces que logré verte, tú estabas con amigos, realmente no tenía el valor de acercarme.

Levantó lentamente la cabeza, sus ojos se posaron en la mirada oscura y en la sonrisa que mantenía.

—llegue a la universidad, me sorprendió verte por ahí, comencé a seguirte, para averiguar la razón, hasta que finalmente lo escuché.— desvió la mira nuevamente.— tú estabas con el, tu primer novio, nunca supe su nombre, pero había tenido mucha suerte de tenerte, mientras que yo seguía siendo nada para ti.— bufo.

Presionó suavemente la mano de Off, mostrándole una sonrisa, a lo que gustoso la devolvió.

—siempre me sorprendió tu gran manera de socializar, ¿realmente no podías dejar de hablar con alguien?.— pregunto, a lo que el menor simplemente se encogió de hombros.

Igualmente se había preguntado lo mismo, era algo que salía sin pensar, solo saludaba y era todo, la charla comenzaba.

—tampoco es algo que me agrade tanto, he conocido a tantas personas tan malas, algunas han intentado golpearme, otras han inventado rumores, otras intentan una relación amorosa.—  suspiro.— nunca me ha gustado estar solo.

Aquellas palabras hicieron que la mirada de Off se desviará del estanque, retiro su mano de las de Gun.

—perdóname  por tenerte aquí.—exhalo.— soy un egoísta, no puedo dejarte ir, en serio te necesito, pero tú no me necesitas,  lo lamento.

—uhm.— negó con la cabeza.— te necesito, no tiene que disculparte, creo que ahora esto me gusta.— sonrió.— si tú nunca me hubieras traído aquí, no sabría lo hermoso que es este lugar, no tendría a Canela.— señaló a el pequeño animal durmiendo a sus pies.— no sabría que me gusta el silencio, pero.— dejo unos segundos al aire.—  no sabría de ti, de lo lindo que eres.— tomo la mano de Off.— gracias por traerme.

— Te amo Gun, realmente lo hago.— paso su mano libre sobre los cabellos castaños del menor.— amo tu cabello, amo tú mejillas.— acarició con su dedo pulgar la pálida piel de Gun.— amo sus lindos ojos.— parpadeo un par de veces.— amo tus cálidas manos.— tomo las manos del chico ente las suyas, para luego dejar un pequeño beso sobre sus nudillos.— amo, tu voz, tus labios, tu linda manera de ser.— acerco lentamente su rostro.— amo que seas tú.

—Off.— susurro sobre los labios del pelinegro, paso su mano sobre el cuello del hombre.— Off.

—te amo.

4-me gustaría besarlo. 

Sus labios estaban a milímetros del contrarios, podían sentir sus respiraciones, sus ojos se encontraban fijos en otros contrarios, sus narices se rozaban.

Su corazón comenzaba a acelerarse. La luna comenzaba a entrar en la escena, dejándose ver sobre el agua, siendo el testigo del momento.

Finalmente sus labios se presionaron sobre los contrarios, cada labios era apachurrado por el contrarios, las manos juguetonas de Gun jalaba un poco los negros cabellos del hombre, mientras que este acariciaba un poco la cadera del menor sobre las delgadas ropas que poseía.

Sus labios encajaban perfectamente con los contrarios, sus corazones palpitando de una manera rápida, sus respiraciones escapándose al momento, ninguno estaba dispuesto a separarse.

Eran ellos dos, ignorando a el cachorro que dormía bajo sus pies, parecía que todo comenzaría a cambiar.

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