Capítulo 2

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La rosa roja se podía apreciar de entre sus manos, su mochila colgaba de sus hombros, sus pasos era tranquilos,  aún que realmente estaba muriendo por dentro. Finalmente se había decidido a invitar a salir a  Gun.

Sus pasos se detuvieron a unos cuantos metros de los grandes edificios de secundaria. Corría el riesgo de que algún profesor lo encontrara deambulando por los pasillos y lo mandase al otro lado de la escuela en donde estaban los edificios de Universitarios, en donde debería estar. 

Caminaba con cautela, era la hora en que los profesores se dirigían a dar clases.
Realmente debía ser a aquella hora, era el momento en que Gun compraba café moca para mantenerse despierto en su clase de literatura.

Sabía que a Gun no disfrutaba de la literatura, realmente era obligado por su profesora que seguía amenazándolo con reprobarlo si no leía por lo menos un libro.

Se podía apreciar al lindo castaño sentado en una mesa de la cafetería, leyendo el mismo libro de hace unos días, estaba orgulloso por su progreso, estaba a un par de hojas para finalmente terminar el libro.

Sus ojos le ardía, no había dormido toda la noche a causa del gordo libro que comenzaba a odiar, su mañana había iniciado fatal. Se había quedado dormido sobre el libro, su alarma no se había activado que por consecuencia había dormido demás, había corrido hasta la escuela con tal de no llegar tarde a su clase de inglés, que acababa de ser cancelada minutos antes de llegar a la escuela. Lo que realmente lo que lo molestaba era haber olvidado su billetera, razón por la que no había podido comprar su ansiado café.

Sus ojos necesitaban cerrarse y dormir un poco, pero se negaba a hacerlo, estaba dispuesto a terminar las últimas dos hojas del libro, para finalmente botarlo y acreditar su examen, que se llevaría a cabo en una hora.

Una sonrisa se formó al leer la última palabra, cerró fuertemente el libro, lo empujo lejos de él, tallo los ojos mientras bostezaba un poco, estiro los brazos, intentaba relajar el cuerpo después del gran trabajo que había hecho. 

Su vista se nubló a causa de unas manos que se lo impedían.

─cálmate cariño.─ escuchó una voz suave cerca de su oído, para luego recibir un beso en la mejilla.

─Oab.─ reprocho.─ me asustaste, ¿por qué haces esto?─ rio levemente.

─¿estás listo?

─¿para qué?

─para mi sorpresa.

─¿sorpresa?, ¿qué es?

─espero que te guste.

Su mirada fue libre, abrió lentamente sus ojos; sobre la mesa se encontraba un gran ramo de girasoles y sobre ellas una pequeña hoja doblada en cuatro. Su sonrisa es más grande, su mano desdoblaba la hoja de papel.  

"Un chico como tú, debería estar como un chico como yo, ¿quieres ser mi novio?"

Soltó una pequeña risa, abrazo al chico que se encontraba parado detrás. 

De sus labios dejó salir un "si". Sus narices se rozaban,  se miraron fijamente a los ojos y finalmente ocurrió, el espacio entre sus labios se había terminado, se presionan uno contra otro.

Sus ojos comenzaban a picarle, desvió la mirada,  realmente dolía. Dolía no poder ser a  quien besaba, dolía no ser él a quien acariciaba, dolía saber  que estaba con otra persona, le dolía no tener la "etiqueta" de novio, le dolía no tener ni una mirada de Gun.

Soltó un gran suspiro, miraba aquel gran ramo de girasoles, luego apareció su rosa aún viva, presiono el tallo con fuerza, sus pies se dirigían fuera del edificio.

Si tan solo se hubiera acercado antes, la escena sería diferente, aunque siendo realista,  la escena no sería un beso, tal vez solo una sonrisa, pero finalmente habría terminado siendo rechazado.

─¿cómo se te pudo ocurrir?.─ refunfuño.

Sus cabellos negros eran cubiertos por la capucha de su sudadera.
Apreciaba las lindas fotos de Gun que poseía en su celular, fotos que había tomado en momentos distintos en que lo observaba. Realmente parecía un acosador, pero no le importaba en lo más mínimo, realmente no le importaba la etiqueta con tan solo estar cerca de Gun. 

Se levantó de la silla de la biblioteca, colgó su mochila en sus hombros y salió del lugar sin ánimos de seguir ahí; preferiría estar solo en casa viendo tal vez series estúpidas que aparecieran por TV.
Volvió a mirar la rosa que seguía cargando en su mano,  bufo para luego lanzarla al suelo.

─¿qué te pasa?.─ se escuchó una voz a sus espaldas.─ porque lo tiras, realmente no piensas en cuánto tiempo tardan en barrer las calles.─ giró sobre sus talones, un poco sorprendido.─ ¿no tienes consideración de esas personas?─ levantó la rosa de la acera.

Era una linda rosa ante sus ojos, su tipo de flores favoritas, sonrió levemente, pasó su vista por el ramo de girasoles que cargaba consigo, para luego mirar al pelinegro parado frente a él mirándolo fijamente, aquello lo incomodaba de cierta manera.

Quería acercarse más, no era suficiente para él. Deseaba pasar las yemas de sus dedos por las pálidas mejillas del chico, oler el exquisito aroma del shampoo que usaba, poder probar los labios rosas del castaño, mirar más de cerca sus azules ojos.

Era atractivo, ojos oscuros y rasgados, labios delgados, un tipo alto y con semblante serio, era guapo, pero demasiado para él.

─la chica que te lo haya entregado, realmente se debió esforzar en buscar una rosa tan linda y es muy fácil de tu parte tirarlo como si no valiera nada, que decepción.─ torció sus labios.─ si no lo quieres, yo me lo quedaré.─ acomodo la rosa entre los girasoles, se podía notar fácilmente la diferencia de color, lo que hacía resaltar más a la flor.─ mucho mejor.

Echó un último vistazo al pelinegro antes de proseguir su camino, no esperaba una queja del tipo, no perdería más el tiempo escuchándolo.  

No sabía como sentirse, feliz porque había cumplido su cometido o triste por obtener un regaño del muchacho.

Preferiría quedarse con la primera opción, estaría feliz por una buena temporada.

*****

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