Capítulo 14

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10°- Quiero llevarle el desayuno a la cama. 

Las mejillas de Gun se mantenían llenas de aire, su ceño fruncido, sus ojos buscando a el pelinegro de mirada oscura que no se encontraba en la pequeña habitación.

Sus oídos no podían percibía algún sonido que Off pudiese hacer, solo podían escucharse el bonito canturreo de las aves, la ventana golpeando la pared a causa del viento.

Su mano aseguró bien la ventana para qué dejará de golpear la pared, que parecía que en algún punto se romperían los cristales por la fuerza del impacto.

Arrugó el entrecejo, abrió levanté los labios, parpadeo un par de veces para verificar lo que estaba viendo era real, negó un par de veces con la cabeza, posó sus manos sobre los cristales de la ventana.

Cómo si de bipolaridad se tratara; su expresión cambió a una feliz, dio un par de brinquitos, abrió rápido la puerta de la habitación, quería llegar lo más rápido posible con aquel pelinegro.

Su mañana comienza tranquila, había amanecido  junto al semidesnudo cuerpo de su amado, lo miro un par de minutos, pero Gun parecía tan cansado, lo que podía comprender; pasó gran parte de la noche frente a una fogata; durmió hasta la madrugada, todo gracias a el deseo carnal que poseía su pequeño cuerpo.

Desvió la mirada hacía la ventana, parpadeo un par de veces antes de levantarse de la cama y caminar hacia el baño.

Posó sus manos sobre el pequeño lava manos, se miró un par de segundo en el espejo, pero algo en él lo hizo fruncir el ceño un poco confundido.

 Sus dedos pasaron por la marca rojiza sobre su hombro derecho, lo que hizo sisear, los vellos de sus brazos se erizaron.

<<¿Cómo pudo hacer eso? El no tiene las uñas largas>> pensó, pero el ardor no le impidió soltar una risita.

Sus pies descalzos se hacían sonar un poco en el piso de madera, le echo un vistazo al chico que se encontraba profundamente dormido sobre la cama, con las  sábanas envueltas entre sus piernas. Podía verse  su abdomen plano, la camisa que le había puesto era tan holgada que  algunos movimientos hacían que se levantara.

Pasó su mirada hacia la ventana, el sol aún no salía, eso le daba más tiempo para poder preparar la sorpresa que desde hace algunos días llevaba preparando, sería el mejor día, su mente lo decía, mientras que en lo más profundo de su ser le mandaba señales de advertencia, como si quisiera decirle "llévate a Gun  lejos", que estúpido, ¿por qué debería hacerlo?

Se acercó lentamente hacia la mesita de noche que se encontraba a lado derecho de la cama, sacó una libreta, tomó la pluma que estaba a un lado, busco aquella hoja tan importante a la que le había estado tomando tanta importancia los últimos meses, miro una y otra vez el último punto de la lista, debía cambiarlo.

10°- ̶Q̶̶u̶̶i̶̶e̶̶r̶̶o̶ ̶l̶̶l̶̶e̶̶v̶̶a̶̶r̶̶l̶̶e̶ ̶e̶̶l̶ ̶d̶̶e̶̶s̶̶a̶̶y̶̶u̶̶n̶̶o̶ ̶a̶ ̶l̶̶a̶ ̶c̶̶a̶̶m̶̶a̶

10.-Quiero hacerle el desayuno. 
Desayunaremos juntos frente a la casa, con Canela si así lo quiere, podré ver como sus cabellos vuelan por el viento.

Todos los puntos de la lista habían sido rayados, estos ya habían sido cumplidos, ahora solo quedaba cumplir el nuevo punto, el último, con el que termina sus sueños y comenzaba la realidad, su realidad.

"Una vida feliz junto a Gun". 

El desayuno ya se encontraba afuera  de la casa sobre una linda mesa de madera, solo debía esperar a que Gun bajará, mientras esperaba sentado en una silla, Canela sentado frente a él, esperando a que se levantara y jugara con el. Movía la colita de un lado a otro, lo que hizo rodar los ojos y desviarlos, lo que pareció comprender el animal, pues este había ladrado para llamar su atención.

Aquel cachorro comenzaba a asustarlo, más cuando comenzó a mordisquear el mantel de la mesa, los cubiertos comenzaron a moverse, los vasos de cristal habían caído.

—No.— hablo demandante al cachorro, quien rápidamente dejo de jalar el mantel, se mantuvo sentado con las orejas abajo.

Lo miro por unos segundos, el animal parecía triste. Había regañado a la mascota de Gun, o más bien al bebé de Gun, si el se enterará de ello, le prestaría más atención a Canela que a él, lo que claramente no deseaba.

No sabía que hacer, muy pronto Gun despertaría y vería a su mascota, era su deber de todas las mañanas, darle los buenos días antes que a él.

—bien.— cargo a el cachorro para poder dejarlo sobre sus piernas.— hagamos un trato, tú te quedarás quieto ahí.— señaló un árbol a cuatro metros de su asiento.— no harás ruido mientras Gun y yo desayunamos, si lo haces te regalaré más croquetas sin que Gun lo sepa, ¿Está claro?.— señaló a el animal con su dedo índice, como si este pudiera entenderle.

Canela se mantuvo sentado sobre las piernas de Off, se acurrucó cerca de su abdomen, ese animal nunca sé cansaría de dormir.

—no es tan malo.— acarició un poco el pelaje del animal.— es muy lindo.— sonrió un poco.— muy bien cuidado, Gun ha hecho un bien trabajo.

—sabía que te gustaba — se escuchó la voz de Gun tras el.

Giró su cabeza hacia la voz, parpadeo un par de veces, bajo a el animal de sus piernas dejándolo sobre el suelo.

—se veían muy lindos.— sonrió, se acercó hacia Off para poder besarlo.—estoy feliz porque finalmente aceptaste a Canela.— chillo de felicidad.— te quiero mucho.— abrazo el cuello de Off, quien no tardó en aceptar el abrazo.

—Gun.— llamo a el chico.— ¿Por qué no te vestiste?.— gruño al notar que el castaño solo poseía la camisa holgada que el mismo le había puesto en la madrugada una vez que este se había dormido.

—acabo de despertar.— alejo sus manos del cuello de Off para poder tallar sus ojos y bostezar, aunque sus cuerpos aún se mantenían juntos por las manos de Off que lo acercaban más.

—te ves muy lindo.— beso la mejilla de Gun.

—Papii.— sonrió tímido.—gracias.

— ¿desayunamos?

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