Capítulo 27

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─Perdóneme Señor Adulkittiporn, hoy no podré asistir.

Entró a su auto dejando a Canela en el asiento de copiloto.

─Mañana estaré presente, lo prometo, debo resolver un problema, hasta luego.─ termino la llamada sin esperar que el receptor dijera algo.

Soltó un largo suspiro, miró a su derecha viendo al animal dormir plácidamente. Seguía tan sorprendido de la gran fuerza que tuvo para sobrevivir con solo agua y animales pequeños que cazaba. Pero lo que más lo impresionaba era el diagnóstico del veterinario.

¿Cómo podía no tener algo más grave?

Solo debía alimentarlo cada 6 horas, era una mezcla rara de alimento pero haría lo que fuese necesario para mejorar su estado.

Su problema ahora era encontrar un apartamento. Las horas de madrugada lo habían llevado a tomar esa decisión, claro y su nueva mascota; sus padres no lo aceptarían y no sería capaz de abandonarlo en una perrera.

Había visitado tres edificios en los que ninguno aceptaba tener animales.
Maldecía a aquellas reglas estúpidas. No era malo tener mascotas; por otro lado el era alérgico a los gatos. En cualquier momento podría encontrar a un felino y que su alergia se desatara.

Arranco su auto para dirigirse al edificio que se encontraba a unos kilómetros de su universidad. No era un edificio lujoso pero de igual manera no era un lugar ordinario o eso parecía por fuera.

Era su última esperanza.

Estaciono su auto frente al edificio pintado de azul pastel; La fachada era bonita y discreta; una pequeña cantidad de personas transcurría por la calle. Ese sería un buen lugar para vivir.

Acomodo su camisa blanca e intentó acomodar un poco su cabello para no verse tan mal. Arropó con su saco a Canela que se encontraba durmiendo. Acaricio un poco al animal antes de bajar.

La recepción era linda, no era muy grande. Del lado izquierdo de la recepción se encontraba el elevador del que bajaban algunas personas.

Camino hacia la mujer tras el escritorio que lo miraba desde el momento en que entró con una sonrisa simple.
El mostrador se encontraba casi vacío, la única persona que se encontraba era una chica delgada vestida de pants negro, que al parecer solo leía una revista.

─Muy buenos días ¿en que puedo ayudarlo?.─ habló la mujer de mediana edad tras el mostrador. Parecía una persona amable.

─buenos días, me gustaría rentar un departamento.─ hizo una pequeña sonrisa.- Antes quiero decirle que poseo una mascota conmigo ¿Eso será un problema?

Noto como la delgada mujer cambiaba su sonrisa por una mueca.
Podía sentir la mirada de la chica que aun mantenía su cabeza inclinada hacia a la revista.

- Lo lamento, el problema no es que tenga una mascota, hay muchos inquilinos que gozan de tener un perro, hamster y aves con ellos. Pero no hay departamentos disponibles.─ lo miro apenada. Desde hace ya algunos días había tenido que rechazar a muchas personas por el problema de no tener más departamentos disponibles.─ tendría que esperar a que alguien desocupe algún apartamento, pero tal vez eso tarde mucho.

Off soltó un suspiro, metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y miró por un momento a la mujer frente a él.

Había perdido su última esperanza de obtener un apartamento cerca de su universidad y empresa. Tendría que buscar algún otro lugar a las afueras de la ciudad; lo que le complicaría su traslado hacia ambos lugares,

─Oh, está bien, gracias por la información.─ dió una sonrisa forzada antes de dar media vuelta para salir.

Necesitaba encontrar un departamento antes de que la noche cayera, o encontrar un hotel en el que se le permitiera tener mascotas.

- Estupidas politicas.- susurró

─Hey.─ el toque de una mano en su hombro lo hizo voltear a mirar a la persona que lo llamaba.─ Soy Nam.─ hizo una ligera inclinación, con las palmas juntas en forma de oración.

Off levantó una ceja ante la repentina presentación de la chica. La miró por algunos segundos e hizo un Wai.

─Estuve escuchando un poco tu conversación.─ metió sus manos en los bolsillos de la sudadera negra que vestía.─ qué incómodo es esto, más porque ahora debés pensar que soy una entrometida y es así. Es algo que no puedo evitar, quiero ayudar a las personas y me involucro mucho en lo que no debería importarme.─ suspiro.─ No quiero que pienses mal de mi.─ su mirada penetrante no se desviaba de la suya.

─¿a qué viene todo esto?.─ preguntó con un tono serio. Aún no comprendía la razón de la chica de entablar una conversación.

─Hable mucho y no lo dije.─ desvió los ojos de los suyos y rió un poco.─ Veras, yo tengo un departamento en este edificio y hace unos días he estado buscando algún compañero para compartir gastos y pasar tiempo, ¿entiendes?

─si, ehm.─ cruzó los brazos y se recargo en la puerta de su automóvil.─ No me conoces, pero quieres que sea tu compañero. ¿No es algo muy peligroso?

─No.

─¿que pasa si soy un ladrón? o ¿un secuestrador?

─no lo creo.─ dirigió su mirada a el auto negro en el que Off se encontraba recargado.─ no creo que te haga falta, ese es un auto moderno.

─¿como estas segura de que es mío?

─te vi bajar de ahí.

─¿Estás espiando o algo así?─ arrugó el entrecejo.

─Te acabo de conocer hace unos minutos, no se ni tu nombre, ¿porque estás tan a la defensiva? ayudemonos mutuamente. Tu me ayudas a pagar los gastos y te quedas en mi departamento.

─¿porque quieres ayudarme?

─¿vas a aceptarlo o no?.─ rodó lo ojos.

¿Debería aceptar la invitación de una chica que no conocía?

Las nuves grises se apoderaban de la luz del sol. Los relampagos del cielo eran cada vez más sonoros; en cualquier momento comenzaría a llover.

Su día no podía empeorar. En dos horas debía alimentar a Canela, era alimentos del que necesitaba algo de agua tibia y un tazón.

Miro a la chica buscando algo sospechoso.

Era una linda chica, no muy alta; delgada, cabellera larga y negro; ojos cafés y rasgados.

—Acepto.

*****
Nam será un personaje importante.

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