Min Yoongi no resaltaba mucho. La gente que no era cercana a él solo sabía que era un chico pálido y callado, un poco cascarrabias y apenas entrando en los veinticuatro. Sus amigos sabían, además, que le gustaban los gatos, que era pansexual y que tenía un novio diez años mayor que él. Pero ninguno de ellos había visto las rozaduras que le dejaban las cuerdas en las muñecas. Tampoco sabían que tenía un tatuaje en la nalga derecha que decía "propiedad de Kim Seungbae", y un amplio surtido de mordazas, dildos y toda clase de artefactos que le prevenían de correrse cuando no debía. Tampoco sabían que, nada más llegar a casa, su novio se convertía en su amo. Y ni siquiera él sabía con cuantas personas había tenido sexo. Probablemente ondease las 50, entre hombres y mujeres. Pero nadie sospechaba nada de eso mientra Yoongi se besaba con su novio, que estaba apoyado contra la pared de la puerta de la universidad. Tampoco mientras su mejor amiga Hyesook le acompañaba a clase y se refería a su novio como Kim-Ahjussi, para que Yoongi suspirase y le dijese que se llamaba Seungbae
–En el fondo, nada tiene demasiado sentido. Debería no arriesgarme y seguir con el ritmo de trabajo que tengo, pero si pongo esta idea en práctica mi nivel de trabajo bajará un poco, aunque también pueden bajar los beneficios, ¿entiendes? –preguntó Seungbae. Yoongi no contestó. Seungbae sonrió y enredó una mano en su pelo. Suspiró y se hundió un poco más en el sillón. Entre sus piernas, Yoongi estaba de rodillas. No estaba autorizado a llevar pantalones en casa. Gemía levemente, con el pene de Seungbae metido hasta el fondo de la garganta y los ojos cerrados. Seungbae le acarició el pelo de nuevo.
–La próxima sesión tenía pensada que fuese pasado mañana. Ayer y antes de ayer tuviste una. No quiero forzarte mucho. He visto esos pezones. Están al rojo vivo. –dijo, al tiempo que metía una mano por la camiseta de Yoongi, acariciando uno de sus hinchados pezones, causando un gemido. Suspiró de nuevo y miró al techo –. Me apetecía dejarte descansar, al menos un día. Pero si ahogas tus gemidos en mi polla, ¿cómo esperas que me contenga? Con lo guapo que eres...¡Ah! ¡Espera, espera!–Agarró su cabeza y le acercó a él. Yoongi gimió, notando como se le dilataban los músculos de la garganta. Un tibio líquido bajó por su esófago, mientras él tragaba. Se separó lentamente una vez hubo acabado.
–Oh, cariño... ¿estás bien? –preguntó Seungbae, abrochándose el pantalón. Yoongi asintió, tragando saliva. Odiaba la sensación pastosa que le dejaba el semen en la boca. Con vergüenza, intentó ocultar su erección. Sabía que, si su amo la veía, le obligaría a masturbarse delante de él. Y, si le veía masturbarse, tendrían sexo. Verdaderamente, ni su ano ni su recto ni su próstata estaban preparados para eso. Pero Seungbae le dejó marchar sin una palabra, dándole un pequeño cachete cuando pasó por su lado (en la nalga derecha, su parte favorita). Yoongi ni siquiera se molestó en encargarse de su erección. Dentro de unos minutos se le habría ido. Era un malgasto de energía innecesario. En cambio, sacó sus apuntes de Literatura occidental y empezó a pasarlos a limpio y a resumirlos. Estudiar, como la mayoría de cosas de su vida, era algo que hacía por inercia. No sabía por qué le había dado por estudiar filología, ni cómo iba a mantenerse ocupado cuando acabase la carrera. Probablemente empezase a hacer un máster, y luego un doctorado, o cualquier cosa. Necesitaba mantenerse ocupado, aunque fuese con algo que ni siquiera le apasionaba. No necesitaba trabajar, ya que con el trabajo de Seungbae, su hobby como escritor y el dinero de las sesiones tenían más que suficiente para los dos. Es más, compartían tarjeta de crédito, y Yoongi podía comprarse toda clase de cosas. Si iba por la calle y encontraba un abrigo que le gustaba, solo tenía que pasar la tarjeta por el lector. Daba igual el precio. Ese día, al llegar a casa, Seungbae le diría "te has comprado un abrigo". "Si" contestaría él. "¿Lo has hecho por algo en concreto?" preguntaría Seungbae. "Me gustaba" contestaría él. Y entonces, Seungbae sonreiría y le diría "No pasa nada. Te lo mereces", y entonces le llevaría a la cama y harían el amor varias veces seguidas.
–Me encantan tus apuntes, Yoongi. Parecen apuntes de chica, con rotulitos para los títulos y esas cosas con subrayadores – comentó Hyesook, mirandosu cuaderno. Yoongi sonrió, pero no contestó –. Por cierto, el otro día me encontré un libro escrito por Kim- ahjussi.
–No sé porqué te empeñas en llamarle ahjussi. Tiene solo treinta y tres años, y se llama Seungbae –Hyesook suspiró.
–Me pone enferma que le llames Seungbae. Suena a que dices sunbae, y me da asco. Es demasiado mayor para ti.
–Ya lo hemos hablado. Llevo casi cuatro años con él. No pienso dejarle.
–¿Y por qué no? No creo que te convenga.
–Hye, le quiero.
–¿Y porqué le quieres? ¿Eh?
–¿Honestamente?–Yoongi sonrió – Porque me trata con cariño y me folla a las mil maravillas. –Hyesook se tapó las orejas, poniendo los ojos en blanco.
–No entiendo esa obsesión. Es mucho mayor que tú. Ni siquiera es guapo. Básicamente, es tu puto sugar daddy. Seguro que tiene mundo y medio de fetiches –. Yoongi sonrió levemente. Si ella supiera...
–No me importa que sea mayor que yo. Hye, repito, le quiero. Le quiero mucho. Es lo único de mi vida que no hago por simple rutina.
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Sugar master [Min Yoongi BDSM]
FanfictionMin Yoongi no resaltaba mucho. La gente que no era cercana a él solo sabía que era un chico pálido y callado, un poco cascarrabias y apenas entrando en los veinticuatro. Sus amigos sabían, además, que le gustaban los gatos, que era pansexual y que t...