XVII

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–Amor verdadero –murmuró Seungbae, mirando la parte de atrás de su mano. Tirado en la cama, con el brazo extendido hacia el techo, no tenía nada que hacer. Su antes ocupada y emocionante rutina se había vuelto solo genérica y aburrida. Giró sobre la cama, poniédose en posición fetal. Estaba al borde de sus treinta, con veintinueve tacos –. A mi edad la gente ya está casada –volvió a murmurar, cerrando los ojos. Una vida de casado, con comidas calientes al llegar a casa, o tal vez un retoño adoptado tirándole del pantalón para que le cogiera en brazos... No sonaba para nada cómo algo que le gustaría a Seungbae. Seungbae era pasión descontrolada e impulsos, con ocasionales mimos en el aftercare. Seungbae no quería cuidar a un mocoso y volver del trabajo y que su esposo le comiera le oreja con lo que había hecho el niño en el colegio. Y desde luego no quería lidiar con un adolescente. Suspiró. Se había enamorado antes, pero solía aburrirse rápido. Casi por costumbre, metió una mano por su pantalón. Y suspiró de nuevo, rodando sobre la cama. Quería un chico nuevo con el que jugar. No. Quería un chico nuevo al que enseñar a jugar. Esa misma noche fue a aquel pub. Si hubiera ido a otro, si no se le hubiera ocurrido mirar por la ventana, si Yoongi no hubiera notado su mirada, si no hubiera entrado... Puede que no se hubieran conocido, y Seungbae seguiría solo y aburrido, o habría encontrado algún chico no tan especial para enseñar del que se habría cansado en mi poco. Recordaba cómo Yoongi se había sonrojado cuando le ofreció un papel con su número. Recordaba cómo se había reido con sus tartamudeos en su primera llamada. "S-si, bueno, espero no molestarte... ¿Estás trabajando? P-puedo llamar en o-otro momento... Solo quería quedar...". También recordaba la primera vez en la que se besaron de verdad, con Yoongi subido su regazo. Yoongi estaba nerviosisimo, sin imaginarse hasta que punto sus caderas iban a encajar con las de Seungbae y lo cómoda y común que iba a ser esa posición en su relación. A Yoongi le impresionaba la manera en la que todo enjaba, como si sus cuerpos no fueran más que dos piezas de puzzle. En esa misma posición fue en la que, en la tercera cita, Seungbae le miró a los ojos y le dijo que no sabía besar. Yoongi se ruborizó hasta las orejas, y balbuceó un par de escusas. Pero, lejos de estar molesto o decepcionado, Seungbae le enseñó a besar, muy ilusionado. "Intenta seguirme. Solo eso", recordaba Yoongi que había dicho. Y, cuando dejó las cosas fluir, sin precipitarse, fue cuando empezó lo bueno. Seungbae recordaba la primera vez que Yoongi entró en su casa, en la segunda o tercera cita, y el rubor de sus mejillas al enseñarle su pisito compartido. Recordaba como al principio Yoongi solo le producía curiosidad y cierta ternura, para luego empezar a gustarle de verdad. Antes de darse cuenta, estaba bebiendo los vientos por él. Se veía a si mismo, y cómo habian cambiado las cosas, compartiendo su vida con Yoongi, y, quien sabe, tal vez con algún mocosillo. Fue Seungbae quien le descubrió a Yoongi su sexualidad. Estaban hablando de relaciones anteriores y Yoongi mencionó que también le gustaban las chicas. "¿Eres bisexual?", preguntó Seungbae. "No, eso no es... No diría que me gustan chicos y chicas, diría que me gusta la gente". "Mhh, eso me huele a pansexualidad. Es una orientación poco conocida. Te sientes atraído a la gente independientemente de su género. Es decir, te gusta la gente por lo que es, sin importar su sexo". "Eso. Yo soy eso" murmuró Yoongi. La primera vez que se quedó a dormir y, como siempre, Seungbae tenía el desayuno listo cuando se levantó. ¿Cómo podía no enamorarse de alguien así? Tan bueno, tan apasionado, tan cariñoso, tan tierno, tan... enamorado. Recordaba estar hablando con él, después de un mes y medio saliendo, justo despues de un polvo bestial. "¿Cómo es enamorarse?", preguntó Yoongi. Seungbae sonrió. "Es una sensación que sabes cuando la tienes. Simplemente, quieres pasar todo el tiempo con esa persona. Quieres besarla, tocarla, protegerla... Tu vida sin su cariño parece vacía. Y lo único que quieres es que esté bien y a tu lado". "Creo... Creo que estoy enamorado. De ti". "¿En serio? ¿Lo dices en serio?". "¿Porqué suenas tan sorprendido? ¿Es demasiado pronto o...?" dijo Yoongi, con sus mejillas rosadas. La cara de Seungbae se iluminó mientras decía con una sonrisa: "Es una muy buena noticia. Porque yo estoy seguro de que estoy enamorado de ti". Tras esa conversación, y con unos titubeos no muy propios de Seungbae, le contó que le iba el BDSM. Yoongi confesó no haberlo probado nunca. La iniciación de Yoongi en el BDSM fue mucho más tranquila que la de la mayoría. Primero probaron simplemente los nombres. Yoongi no se opuso a llamarle Amo fuera de la cama, al comprobar que dentro de ella la experiencia era brutal. Empezaron poco a poco, con palabras de seguridad y la pulsera, probando jueguetes, mordazas, bendas, esposas... Muy poco a poco. Yoongi le preguntó a Seungbae como había descubierto que le gustaba eso. Seungbae sonrió y contenstó "¿Nunca has tenido una fantasía sexual?". El tatuaje de Yoongi fue un regalo que le hizo a Seungbae por su aniversario. Y las sesiones fueron el regalo de Seungbae. Yoongi le había comentado que ser un poco forzado a algo lo encontraba excitante, al igual que la idea de la prostitución y, sugirió de una forma vaga, ser follado entre varios. "Es un poco... Como una fantasía sexual. Osea, no quiero que me violen, pero un chico guapo, con dos o tres amigos...". Las sesiones fueron todas esas fantasías cumplidas periódicamente.

Sugar master  [Min Yoongi BDSM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora