IV

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A partir de ese momento, en el que le taparon los ojos, la memoria de Yoongi empezaba a distorsionarse. No recordaba exactamente que pasaba, o si pasaba antes o después. No solía tener mas de cinco minutos de descanso. Si, por algún casual, las tres o cuatro personas querían descansar al mismo tiempo, simplemente le metían un vibrador y le dejaban temblando en el suelo, normalmente con algún invento para que no se corriera. O le mandaban a mamar un dildo hasta la siguiente ronda. Le resultaba muy extraño hacerlo con mujeres, estando atado por las muñecas, pero normalmente tenía a alguien detrás y no tenía casi que moverse.

–Entonces, ¿esa es tu idea? ¿Sólo eso? No vas a ganar una mierda. – Oyó la voz de Seungbae, conversando con uno de los hombres. Este rió.

–Claro que si. No seas tan pesimista. Todo va a salir bien.

–Bueno, voy a encargarme de la putita –dijo otra voz. Yoongi notó como le levantaban del pelo y le quitaban el vibrador. Gimió levemente, agotado. En los últimos ocho minutos, había tenido casi tres orgasmos secos. Estaba acostumbrado a tenerlos, pero claramente prefería poder correrse. Notó como el hombre le penetraba, pegándole a la pared. Quiso gemir, pero una mordaza cubrió su boca antes de que pudiese hacerlo. La mordió. Era una de las que menos le gustaban, la que tenía forma de hueso, como si fuese un juguete de perro. Notó la pared rozando contra sus irritados pezones. Hacía poco que le habían quitado las pinzas, y todavía estaba volviendola circulación. Emitió una especie de murmullo angustioso, retorciéndose.

–No le gusta que le pongan contra la pared. Le hace daño. Bájale al suelo – ordenó Seungbae, con un tono neutro, como si lo comentase. El hombre protestó y, sin dejar de embestir a Yoongi, le puso boca abajo en el suelo.

–Me encanta este chico. Es tan pequeñito e indefenso... Me dan ganas de romperle. Seguro que gemiría como una perra, justo como está intentando hacer ahora –. Le quitó la mordaza de la boca, dejando que gimiese libremente. Perdido en el placer, Yoongi casi no escuchaba nada. Le estaban aplastando a él y a su erección contra el frio suelo.

–Es un hombre, ¿sabes? Me está empezando a molestar que le llames perra y puta –. El tono de Seungbae ahora sonaba autoritario. Yoongi giró la cabeza hacia ese dulce sonido. El hombre rió.

–¡Pero si le encanta! ¿Verdad que si, puta? –Levantó del suelo a Yoongi, poniéndole de rodillas y embiestiéndole por detrás mientras le sujetaba los brazos. Le agarró de la mandíbula, acercándole a él, y dijo, asquerosamente cerca de su oído –: Di que sí. Di que te pone muchísimo –. Yoongi gimió, sin contestar a la pregunta, y el hombre rió de nuevo –. Seguro que podría correrse si le pisas la polla, el puto maso.

Justo a tiempo, la alarma sonó en el móvil de Seungbae.

–Se acabó el tiempo, señores. Dos horas y media han tenido, ahora es tiempo de que se marchen–exclamó. Aliviado, Yoongi oyó ruido de recoger. Pero el hombre seguía embistiéndole. Gimió con fuerza, implorando un respiro.

–Se ha acabado el tiempo, caballero – repitió Seungbae, irritado. El hombre gruñó.

–Dejame correrme en esta zorrilla. –Yoongi se retorció más.

–Has tenido dos horas y media. Es suficiente. –Justo cuando Seungbae acabó de pronunciar esas palabras, el hombre eyaculó dentro de Yoongi y se separó, dejándole caer de cara al suelo. Él levantó la cabeza, mirando en dirección a Seungbae. Le dolía toda la cara y el pecho.

–A-Amo... –fue capazde murmurar. Casi antes de acabar la frase, los brazos de Seungbae lerodeaban. Nadie había salido todavía de la sala mientras,acuclillado a su lado, Seungbae le quitaba la venda de los ojos.Miró directamente a su Amo a la cara y empezó a llorar.

–¡No me gusta!¡Amo,no quiero que se acerque!¡Tengo miedo! –balbuceó, entre sollozos.

–Shh, shhh. Estoy aquí. Estoy justo aquí. No tienes que hacer nada, cariño. Mírame, estoy aquí –Le acarició con ternura la mejilla. Yoongi le miró a losojos y suavizó un poco su llanto. Seungbae le pegó contra él, abrazándole, y miró con dureza al hombre que había estado con él el último.

–Dos horas y media has tenido para disfrutar del cuerpo de este chico, de manera respetuosa. Lo has hecho bastantes veces a lo largo de la sesión. Pero decidiste que lo mejor era empezar a insultarle, a referirte a él como una chica, al final. No tienes ni puta idea de como tratar a un sumiso. Pregúntale a la Señora Kim como se hace.

La supuesta Señora Kim negó con la cabeza, decepcionada. Como la mayoría de personas que jugaban con Yoongi, era una Dominante con experiencia, o al menos con las cosas claras. El hombre rió con desprecio.

–¡Es un juguete!¡Una mascota! Está precisamente para que le trate como me salga de la polla.

–Es una puta persona. Es un hombre adulto de veinte años. Deberías enfocar esto pensando también en su placer. Le gusta que le dominen y que le follen entre varios, no que le aplasten contra el suelo y le llamen puta. No le gusta que le hagan daño. No le gusta que le traten como a una chica. No le gusta que le llamen ni puta ni zorra ni perra ni masoquista. Y si no eres capaz de tratar a un sumiso dentro de sus límites... Mal vamos –. Se levantó, sin dejar de abrazar a Yoongi, que lloriqueaba en su hombro. –Ahora, caballeros, dama y bestia inmunda, pueden salir.


–Estaba tan asustado...–murmuró Yoongi.

–Todo está bien, Yoongi. ¿Cuanto quieres esperar para la siguiente sesión? ¿Una semana? ¿Un mes? ¿Un año? Está todo bien – dijo Seungbae, tranquilizándole mientras le pasaba la ducha por los hombros. Yoongi suspiró.

–No lo sé, Amo. Si pudieras darme tiempo...

–¡Por supuesto, Yoongi! Todo el que necesites –le besó suavemente la frente. El agua caía por su espalda. Estaba templada.

–Sabes lo que viene ahora. Agárrate a mí –. Obediente, Yoongi abrazó los hombros de Seungabe. Su Amo le separó las nalgas y puso la alcachofa de la ducha justo en su agujero. El agua, con bastante presión, se metió dentro de él. Con un gemido, se agarró con más fuerza a Seungbae. Rápidamente, este quitó la alcachofa y apagó el agua.

–Shhhhh, ya está. Hay que hacerlo. Así mañana no te dolerá la tripita. Ahora, vas al baño y vienes a la cama. ¿Puedes secarte solo, verdad? –Yoongi asintió, y Seungbae se alejó, en dirección a su cuarto. Se secó con cuidado, tal vez demasiado despacio, después de ir al baño. Sabía que el paso del agua era importante. Si no, podía no expulsar bien el semen y luego tener diarrea. Pero siempre le repateaba encontrarlo ciertamente erótico. Dentro de la cama, rodeado por los brazos de Seungbae y cubierto con el edredón, su erección terminó de germinar, pero él simplemente la ignoró.

–Amo... –susurró.

–¿Mhh?

–¿Te parezco una molestia?

–No digas tonterías, Yoongi – murmuró Seungbae, pegando un poco mas a Yoongi a su pecho.

–¿Debería gustarme que me llamasen puta, o que me pegaran? ¿Debería correrme si me pisan la...? –Seungbae le cortó.

–No. No tienes ni debes hacer nada. Es tu cuerpo, a ti te gusta lo que te gusta, y los demás valen una mierda. Y a mí me gustas tú –. Suspiró, con aire molestó. Yoongi asintió en silencio.



[He subido todos estos capítulos de golpe porque ya los tenía escritos. A partir de ahora irán saliendo poco a poco. tal vez uno o dos a la semana, no mucho más. Los capítulos son un poco más cortos que los de Mejores Amigos, o al menos eso creo, pero considero que lo hace todo mucho más fácil de leer]

<수싀>

Sugar master  [Min Yoongi BDSM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora