ƒɨȵǻƖ

1.8K 81 13
                                    

[Estoy de vuelta. ¿Habeis visto que rapidez? Me llaman Franchesco Escribolini]


–¡Ya estoy en casa! –anunció Seungbae.

–¡Papá! –gritó una voz infantil. Una piernas regordetas corrían hacía Seungbae, que cogió en brazos a la niña.

–Hola, Mi-hae –la saludó, dándole un beso de esquimal. La niña rió, abrazándose de su cuello.

–Bienvenido –dijo Yoongi, entrando en la sala, con paso lento.

–¡Papi, papá ha llegado! –le informó Mi-hae, ilusionada. Yoongi sonrió.

–Ya lo veo, Mi. ¿Qué tal tu día? –preguntó, diriguiéndose a Seungbae. Este dejó a Mi-hae en el suelo, que se abrazó a su pierna.

–Bastante bien. ¿Qué ha hecho hoy el monstruo?

–Dar la lata, eso ha hecho –contestó Yoongi, sonriendo –. Se ha metido con las raices de mi pelo, casi quema su cuarto y ha estado a punto de pintarrajear una pared. Pero, por el resto, evoluciona favorablemente –dijo. Seungbae sonrió, y se acercó a él. Plantó un beso sobre sus labios, y Yoongi correspondió con dulzura.

–Hoy es el picnic, ¿verdad?

–Mh –asintió Yoongi –. El bicho no ha dejado de hablar de ello en todo el día.

–¡Es que voy a ver a la tía Julia, al Tio Jiyo, al tío Nam, a Min-min, al tío Jackson! –exclamó Mi-hae. Yoongi rió y sacudió la cabeza.

–¿Ves? Ella solo quiere ver al tío Jiyo.

–¡Tío Jiyo, tío Jiyo! –coreó Mi-hae.

–Julia debe de estar al caer –comentó Seungbae, cambiando de tema. Yoongi asintió. Seungbae, para calmar a Mi-hae, que estaba muy ilusionada, jugó con ella y un trenecito de cuerda. Mi-hae, con su imaginación desbordante, creó una historia compleja con el tren, un unicornio y una pelota de ping-pong, y Seungbae se limitió a ser un personaje secundario interpretado por un playmobile. Yoongi les observó jugar, descansando sobre el sofá. Mientras Seungbae trabajaba (por suerte solo media jornada), él se encargaba de alimentar, cuidar y entretener a Mi-hae, que a sus tres años necesitaba cuidados constantes. Intentaron llevarla a una guardería, pero ella decía recurrentemente que los demás niños no entendían que ella tuviera dos papás. "Yo les digo que tengo un papá y un papi, pero ellos no me creen", les había dicho. Además, las profesoras habían hablado varias veces con Yoongi para pedirle por favor que llevara a la niña a un ambiente "más favorable para su desarrollo personal". "¿Qué quiere decir?" preguntó Yoongi, "¿Acaso dos padres que se quieren no es un ambiente lo suficientemente favorable?". "No es eso. De verdad que no lo es, señor. Pero, un contacto tan cercano y constante con ese tipo de relación, que es, digamos, infrecuente, puede hacerla sentirse confusa con su orientación sexual y llevar a traumas personales." "Mi marido y yo crecimos en un ambiente heteronormativo y no estamos confusos con nuestra orientación ni tenemos traumas personales. Me parece que a Mi-hae le irá bien", había contestado él. Y Mi-hae se había quedado en casa. Eso, en parte, alegraba a Yoongi, que se sentía muy solo cuando la dejaba en la guardería. En el fondo, está bien así, pensó, cuando oyó a Julia llamar al timbre. Mi-hae corrió a sus brazos, y Julia le depositó una palmada en la cabeza.

–¡Tía Julia! –la saludó Mi-hae, gritando.

–Buenas tardes, Mi-hae. –Se giró a Seungbae –. ¿Nos vamos?
Seungbae asintió. El viaje en coche no fue muy largo. Julia fue la encargada de entretener a Mi-hae en el asiento de atrás.

–Tía Julia, ¿sigues sin novio ni novia?

–Sí.

–¿Y eso por qué?

Sugar master  [Min Yoongi BDSM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora