XXI

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Jimin miró a la pizarra con expresión distraída y, sin ningún disimulo, sacó su teléfono. Era más que evidente que estaba usándolo, a pesar de tenerlo debajo de tu pupitre. De repente, algo se estrelló contra su mesa, sobresaltándole. Subió la mirada, y vio a su profesor, apuntándole con la regla.
–Minnie, ¿estás con el móvil? ¿En clase? –Jimin se removió incómodo en su silla.
–Lo siento, era mi madre...
–¿Tu madre? –El profesor se sentó en el borde de la mesa, y le quitó suavemente el móvil de las manos a Jimin –. Pues dile a tu madre que vas a estar sin móvil hasta en viernes.
–Pero, profe, necesito...
–Minnie, ¿eres consciente de que esta clase es solo para ti?
–Si, pero, profe...
–Eh eh eh –le cortó el profesor, levantándole la barbilla con la regla –. Llámame señor.
–S-señor Jota, yo no...
–¿Tú no, qué? ¿No querías estar con el móvil? Lo estabas. Me tomo la molestia de hacer esta clase, solo para ti, para que aprendas, ¿y así me lo agradeces? –Retiró la regla de la barbilla de Jimin y negó con la cabeza, caminando lentamente al rededor del pupitre–. Me estás haciendo perder el tiempo, Minnie.
–Lo siento mucho, señor, pero necesito mi móvil para volver a casa.
–Gánatelo. –Las manos de Jota se apoyaron sobre sus hombros –. Si tanto lo necesitas, gánatelo.
Jimin se encogió sobre si mismo, asustado.
–¿Ganármelo? –preguntó. Su profesor estaba demasiado cerca. Se había inclinado sobre él, y le incomodaba tenerlo detrás, ya que no podía ver su expresión.
–¿Creías que no me iba a dar cuenta? –contestó este, mientras una de sus manos bajaba a tocar la entrepierna de Jimin. Jimin gimió en cuanto rozó su erección, aunque estaba bastante alarmado.
–¿Q-Qué hace, pro...?
–Señor, Minnie, llámame señor. –Sus labios estaban rozando su oreja mientras le susurraba –. No solo me haces perder mi tiempo, si no que gastas el tuyo en ponerte cachondo en clase... No tienes vergüenza ninguna, Minnie. –Namjoon mordió levemente el lóbulo de su oreja,y Jimin se estremció, sonrojado hasta las orejas. La mano de Nam empezó a moverse, acariciándole por fuera del pantalón.
–N-no... Pare, por favor... –Namjoon le ignoró, metiendo la mano por su pantalón y despertando unos pocos gemidos.
–Wow, esto está muy duro, Minnie. ¿Cómo ha llegado a estar asi?¿De quién es la culpa de que esto esté así? ¿Mh? –Jimin se retorció, intentando resistirse.
–S-suya...
–¿Mia? ¿Esto es por mí? –Nam rió, divertido, y acelerando el ritmo de sus toqueteos –. Me halagas, Minnie. Pero la escuela no es el sitio para estar empalmado. –Se separó de él, dejando a Jimin extrañamente decepcionado –. Súbete sobre la mesa –ordenó. Jimin obedeció, levantándose lentamente de su silla –. Más rápido. Me estás haciendo perder el tiempo de nuevo. –Jimin se apresuró en sentarse en la mesa, mirando a su profesor. Sus pies no tocaban el suelo, y sus mejillas estaban de un vergonzoso color rosado. Nam se acercó a la mesa, pegando sus entrepiernas.
–Eres un chico muy malo, Minnie. Primero, no prestas anteción en una clase extra a pesar de haber suspendido. Luego usas tu teléfono, pasándote las reglas por el forro. Y, por si fuera poco, estás empalmado pensando en tu profesor. Mereces un castigo por eso, ¿no crees? –Jimin tragó saliva, y desvió la mirada. La mano de Namjoon le agarró la corbata del uniforme, aflojándola –. ¿No crees, Minnie? –repitió.
–Yo... N-no sé...
–Ya. Seguro. –depositó un suve beso en el cuello de Jimin mientras empezaba a desabrochar los botones de su camisa. Jimin gimió, pero se dejó hacer, demasiado asustado y aturdido para impedir que le quitara la ropa –. ¿Me vas a hacer hacerlo yo todo? Ayuda un poco. Desvístete.
Jimin obedeció, desabrochando sus pantalones. Namjoon le quitó la camisa ya desabrochada, tirándola al suelo, y prácticamente le arrancó los pantalones y la ropa interior. Jimin intentó cubrir su desnudo cuerpo, avergonzado. Pero el profesor sonrió y empezó a desabrocharse sus propios pantalones.
–N-no quiero... –balbuceó Jimin.
–Esto es un castigo. Por supuesto que no quieres ser castigado. – Nam apretó su cinturón al rededor de las muñecas de Jimin, atándole las manos a la espalda, y empezó a separa sus piernas, acariciándolas.
–No q-quiero –repitió Jimin. Namjoon suspiró y se encogió de hombros.
–Haberlo pensando antes de empalmarte en mi clase –contestó simplemente, penetrándole. Jimin gimió, sintiendo toda la longitud de su profesor hundirse dentro de él. Sus fuertes embestidas hacían temblar la mesa, e incluso a él mismo. Su aflojada corbata botaba sobre su pecho. Quiso agarrarse a algo, pero sus manos estaban atadas. Era muy fuerte, mucho más fuerte de lo que esperaba
–P-profesor... –gimió.
–Señor –le cortó él, de nuevo.
–Señor, d-duele...
–¿Qué va a doler? Te está encantando. –Le agarró de la corbata, haciendo que el nudo se apretara alrededor de su cuello –. ¿O no?
–N-no... Duele. –Namjoon chasqueó su lengua, acelerando el ritmo y golpeando el punto dulce de Jimin con fuerza. Un fuerte gemido se escapó de la boca de Jimin, que arqueó su espalda.
–Tú puedes mentirme, pero tu cuerpo no. Eres toda una putita –comentó. Jimin no contestó, dejando fluir sus gemidos sin ninguna clase de limitación. Nunca se habría imaginado que eso iba a pasar. Nunca podría haber previsto aquella situación. El completo control de Namjoon era tan evidente. Se corrió. Pero todo seguía.
–A-¡ah! S-señor, me he cor...
–Ya lo he visto, Minnie. Eres tan sensible... Me dan ganas de romperte. –Su ritmo no bajó en ningún momento, y todo el líquido preseminal estaba siendo usado de lubricante, haciendo un ruido bastante indecente con cada embestida, que acompañado de los gemidos de Jimin creaban el sonido más excitante. Namjoon tiró más de su corbata, haciendo que el nudo se apretara más. Jimin notó como su carótida estaba siendo obstruida, y gimió con más fuerza. Se estaba volviendo loco. Le gustaba tanto. Su cabeza se sentía ligera, y empezaba a ver puntos de luz. Ah, le encantaba hacerlo de esa manera. Y finalmente, tuvo su segundo orgasmo, y fue rellenado como un pavo por el semen de Nam. La presión de la corbata se deshizo, y Namjoon le abrazó,saliendo de dentro de él.
–Jimin. Mi Jimin. Amor mio, ¿qué tal? ¿Qué tal ha estado? –Jimin cogió aire, correspondiendo al abrazo de Nam mientras sus ideas se aclaraban.
–Namjoon... Namjoon, ha estado genial. Me ha encantado. Gracias por no dejar ninguna marca, mañana tengo trabajo. –Era una conversación apresurada, como si no pudieran esperar para llegar al quid de la cuestión.
–De nada. De nada, cariño. Has estado genial tu también, te has metido muchísimo en el papel. Me ha encantado. –Sus labios se juntaron en un cálido beso mientras Namjoon deshacía el nudo de la corbata y le desataba las manos.

–Así que esto es roleplay...–murmuró Yoongi para sí mismo. La verdad, le había sorprendido lo bien que se habían metido en el papel. La sala de juegos de Namjoon era gigantesca. Una gran jota roja decoraba la pared principal, y todo tenia una estética roja y negra. Y, al parecer, a Namjoon le gustaba el cuero, puesto que la zona de trajes parecía compuesta unicamente de ese material, colgado primorosamente de perchas. Había máquinas que Yoongi jamás había visto nunca, y que parecían muy... interesantes de usar. Había varios con forma de silla, y unos cuantos colgados del techo, sin contar la cruz de San Andrés que había en una esquina. Todo estaba cuidadosamente ordenado, asi que Yoongi sospechaba que había mucho más escondido en las taquillas de junto a la cruz. En una de las paredes había una pizarra verde de tamaño instituto, y enfrente el pupitre de Jimin, donde en ese momento estaba Namjoon acariciándole la espalda y revolviéndole el pelo. En ese ambiente, habían conseguido actuar perfectamente concorde a sus personajes. Era verdaderamente sorprendente. Nam cogió a Jimin en volandas, y se lo llevó a una habitación aparte. Probablemente era un baño. Según había oído de Seungbae, siempre venía bien tener uno en la sala de juegos. Ellos mismos tenían uno en La Habitación.
–Tienen un aftercare raro –comentó Yoongi. Seungbae rió.
–El aftercare es muy variable de pareja a pareja. Ellos me parecen que lo tienen ritualizado. Hay parejas que hacen eso. Lo importante es que ambos miembros de la pareja se calmen y vuelvan a la realidad. –Yoongi asintió en silencio –. Entonces, ¿qué? ¿Te gusta el roleplay?
–Se me daría de pena –contestó él, honestamente –. Me confundiría mucho, y me saldría del personaje constantemente. No creo que lo hiciera bien.
Seungbae rió de nuevo, y le abrazó.
–Ay, mi niño... Qué mono eres, Yoongi. –Este notó la erección de su Amo chocando contra la suya, pero no hizo nada. Ya lo solucionarían en casa, si el problema seguía. Fueron a sentarse al salón, ya que Seungbae dijo que iban a estar un tiempo ahí dentro. Y, efectivamente, casi quince minutos más tarde salieron, completamente duchados, vestidos y aromatizados.
–Sentimos haberos hecho esperar –dijo Namjoon, sentándose en el sofá de enfrente. Jimin se sentó a su lado, abrochándose la camiseta.
–¿Os ha gustado el espectáculo? –preguntó. Yoongi asintió con energía.
–Ha sido increible como habéis actuado, y como habéis podido concentraroos con gente mirandoos...
–El truco está en que es un espejo falso. No podríamos habernos concentrado sabiendo que estabais ahí –rió Nam, pasándose una mano por el pelo –. Pero gracias por los halagos.
–Pero ha sido un poco corta, ¿no? –comentó Seungbae.
–Ayer jugamos casi tres horas. Y mañana yo trabajo desde muy temprano y si estoy cansado me saldrán ojeras y mi jefa se enfadará conmigo –se justificó Jimin, sonriendo –. Además, los roleplay siempre los hacemos cortitos porque es dificil mantener el papel mucho tiempo.
–¿Hacéis muchos? –preguntó Yoongi, intrigado. Namjoon suspiró, intentando hacer memoria.
–El de profe y alumno es muy recurrente. ¿Pero que más hemos hecho...? Jefe y empleado, director y actor, amigo que pilla a otro masturbándose...
–Policía y ladrón –añadió Jimin.
–Si, eso... Secuestrador y secuestrado, ídolo y fan... Probablemente hayamos hecho alguno más, pero no me acuerdo. –Yoongi asintió, fascinado.
–A Yoongi le interesan vuestros aftercares –volvió a comentar Seungbae.
–Es un poco un ritual. Primero nos empezamos llamando por nuestros nombres reales, y nos damos las gracias si hemos cumplido un requisito especial o ha sido algo que quería probar uno. Luego nos pregutamos que tal, nos decimos lo que más nos ha gustado y nos besamos. Y una duchita donde acabamos de decirnos qué nos ha gustado y qué no. Estamos continuamente repitiendo nuestros nombres para volver a la realidad. Por eso tenemos nombres de juegos – contestó Namjoon, sonriente.
–¿No os llamais de manera diferente en la vida diaria?
–Solo en privado. Ni aunque estemos con otros Dominantes o sumisos, porque nuestro rollo es bastante más humillante. Jimin estaría de rodillas en el suelo y yo estaría llamándole puta toda el rato. No lo hacemos delante de nadie, porque nos gusta mantener roles de igualdad. –concluyó Nam.
–¿Os quedais a comer? –preguntó Jimin, cambiando de tema.
–No, no, tenemos cosas que hacer. Nos iremos ahora –dijo Seungbae, levantándose. Yoongi se levantó con él –. Muchas gracias por invitarnos. Ha sido una experiencia inolvidable. Se os da genial.
Las despedidas se alargaron un rato más, y, finalmente, se subieron al coche y volvieron a casa.


[capítulo por sujerencia de una Nam biased y mi fan número uno. Dentro de poco subiré un cap que sea relevante para la historia. Por ahora, tomad lemon suelto]

<수싀>

Sugar master  [Min Yoongi BDSM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora