City Lights ²┊Rosekook

023. ·˚ ༘ ༉

Lonely.

Cuando niña siempre soño en formar una familia, siempre le comentaba a su padre que se iba a casar con su príncipe azul y vivirían felices con dos hijos. Su padre reía por las fantásticas que hablaba su única hija, su bella Roseanne.

El siempre apoyo a la menor, ayudándola a aprender a andar en bicicleta sin ruedas de seguridad, le enseñó tocar la guitarra, la ayudó en sus estudios. El era la única persona que se preocupaba por la menor. Si le preguntaramos a la Roseanne de unos 6 años, mil veces eligiría a su padre por sobre su madre.

Aquella fría mujer, al ver nacer a su hija con su marido, se negó a cargarla, se negaba a amamantarla, se negaba a cualquier necesidad que necesitaba la menor, problema que hacía que ella y su marido discutieran por la actitud de la mujer.

Con el paso del tiempo, la presencia de su hija la hostigaba, al tal punto que prefería pasar tiempo con sus amigas e amigos, dejando a su marido con su hija, un estorbo. Pero a pesar de que ella no fuera como su marido, Roseanne amaba a su madre con todo su corazón.

Pero todo cambio cuando su marido falleció, cuando el padre de Roseanne había dejado la faz de la tierra. Le rubia sintió el vacío en su pecho al ver a su padre en aquel cajón que iba descendiendo. La adolescente se sintió muerta. Pasaron unos meses, y su madre mostraba una brillante sonrisa al mirar a aquel hombre con el que compartían la mesa, su nuevo novio.

La menor sintió un poco de enojó al ver como ella estaba de maravilla, aún por la reciente muerte de su padre. Pero en un punto, conoció a su verdadera progenitora, ilusionada con que ella la amaba como lo hacía ella, era solo mentiras, nunca la quiso, y se decidió de ella, llevándola a un prostíbulo.

—Rosie...

La chica pestañeo y miró al lado de la cama al castaño, quien estaba mirándola, ella suspiró.

—¿Sucede algo Kook?— preguntó débil Park, para acomodarse entre las sábanas.

—Pareciera como si estuvieras muy pensativa, ¿Sucede algo?

—S-Solo... Pensaba en mi padre, eso es todo.— respondió Rosé.

Jungkook se acercó al la menor y dejó un beso en su frente para luego acariciar con sus dos manos, las mejillas de la fémina. Y mirarla hacia los ojos.

—¿Quieres contarme sobre él?— preguntó el mayor para seguir acariciando a la chica, está se mordió el labio y suspiró, cansada.

—El era el hombre más maravilloso que conocí en mi corta vida, él era una persona que daría todo por su familia, por mi madre, y por mi...— la dulce voz demostraba un toque de felicidad.— siempre me ayudó en mis problemas, me apoyo en todo...

—Suena a que el es un buen padre...

—Y lo fue, el fue mi padre y mi madre al mismo tiempo, era lo único que necesitaba, hasta que se lo llevó su enfermedad... Dejandome sola en un completo infierno...— su voz de quebró y sus ojos se cristalizaron por milésima vez en el día.

—Tranquila cariño...— Jeon atrajo el cuerpo de la menor al suyo, empezando a acariciar la espalda de ella, confortandola.

—M-Mi madre nunca me quiso, n-nunca... P-Prefería a su m-maldito novio a que su hija... No le importó venderme...

El castaño hizo una mueca de disgusto, era increíble que algunas personas tan lindas y bondadosas sufrieran tanto, su Rosie no merecía eso.

—Bebé... Todo quedó en el pasado, ahora estás conmigo.— la rubia levantó su mirada mientras miraba con sus ojos rojos al castaño.— solo piensa en el presente, en nosotros, y en Soobinie...

Rosé sintió su pecho oprimirse al escuchar el nombre de su bebé, lo necesitaba en sus brazos, quería tenerlo junto a ella.

—Eres un ángel Kookie, no se que sería sin ti...— hablo la extranjera para sorbetear por su pequeña nariz.

—No lo creo, yo soy un humano común y corriente, cometo errores...

—Te amo Jungkookie...— dijo Roseanne para dar una pequeña sonrisa.

—Y yo a ti bebé...

Salió de la cabaña y empezó a caminar junto a su farol apagado por el bosque, algunos rayos de sol, golpeaban las copas de los árboles, no había necesidad de prenderla. Vio a lo lejos la tienda en la cual siempre compraba desde que se había ido junto al bebé.

Entró por la puerta, haciendo sonar la campana que indicaba que un nuevo cliente había llegado, el anciano del mostrador sonrió al ver a la chica de cabellos rosados.

—¿Cómo estás Jiyeon?

—Muy bien señor Choi, ¿Y usted?— preguntó amablemente Yeri para darle una pequeña sonrisa.

—Tambien bien.

La pelirosa empezó a caminar por los pasillos llenos de productos, buscando comida para ella, y cosas para el bebé. Nuevamente sonó la campana de la puerta, y unos fuertes pasos se acercaron al mostrador.

—Hola oficiales, ¿Necesitan algo?— preguntó el señor Choi.

—Queriamos preguntarle si ha visto a esta chica, se llama Kim Yerim, y secuestro a un recién nacido.— hablo unos de los policías entregandole la foto de la chica.— y dos cafés, por favor.

El anciano miró la fotografía, y luego comenzó a buscar a la pelirosa con su mirada, pero se le hacía difícil. Y frunció el ceño.

—Hay una chica que siempre viene aquí, es igual a ella, y se llama Jiyeon.— Yeri maldijo mentalmente al ansiano, dejó las cosas que iba a comprar en los estantes, y empezó a caminar lentamente hacia la única puerta de salida.

—¿Jiyeon? Seguramente cambio su identidad pa...— las palabras fueron interrumpidas por el sonido de la campana indicándole que la chica huyera de la tienda.— mierda.

—Atención a las unidades, encontramos a la fugitiva, necesito los refuerzos necesarios.

Ambos salieron de la tienda, y uno de ellos entró a la patrulla, el otro policía sacó su celular, y marcó el número de su amigo. Colocó el dispositivo en su oreja, escuchó tres pitidos y la llamada comenzó a andar.

—Hola amigo, ¿Nuevas noticias?

—La encontramos Jungkook.— respondió el oficial.

—¿Dónde está ella?— preguntó Jeon rápidamente.

—Esta en un pueblo alejado de Busan, luego te mando la ubicación....— el oficial colgó la llamada, y se dirigió a la patrulla en donde estaba a su compañero, con una sonrisa.