「 Segunda temporada de City Lights 」
♢ Desde que Kang se llevó a Rosé, la vida de Jeon cambio rotundamente. Malas decisiones y malas influencias lo acompañan, decepcionando a su dos amigos.
♢ Mientras la ya ahora, chica de 20 años. Luchaba por ocult...
Mientras manejaba, su sonrisa no se despegaba de su cara. Iba a ser padre de un hermoso niño. No lo podía creer, estaba emocionado y ansioso por tener pronto a esa criatura en sus brazos.
Al llegar al departamento, Jungkook miró a la rubia, y está se encontraba profundamente, con su cabeza apoyada en la ventana del auto, sonrió un poco y se bajó del auto para luego rodearlo y abrir con cuidado la puerta del copiloto.
Tomó al estilo princesa a la menor dormida, y el mayor quedó mirando las bella facciones de la rubia, y camino hasta el ascensor. Con dificultad abrió la puerta, y se encontró con el salón vacío, suponiendo que todos estaban en sus respectivas habitaciones.
Jungkook camino hacia su habitación, y recosto con la máxima delicadeza en el mundo a la menor, el castaño se sentó a su lado y se quedó mirando a la rubia dormir. Dirigió su mano al abultado vientre y lo acarició. Estaba acariciando a su hijo.
-Te cuidare como lo más preciado en esta vida pequeñín, al igual que tu madre, a ella igual la cuidaré...- susurró el castaño para acercarse al rostro de Rosé.
Y juntar sus labios con los de ella, dejando un inocente beso.
Se levantó de la cama y camino hacia la cocina, por un vaso de agua, dejando a la dormida rubia recostada en la cama.
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Los rayos solares golpearon su rostro y frunció su ceño aún con los ojos cerrados. Bostezó y de a poco los empezó a abrir. Sentía todo su cuerpo con una bella calidez, miró por todos lados, viendo la habitación del mayor, miró a su lado. Y observó cómo estaba recostada en el desnudo pecho del castaño.
Se alejó un poco, y se mordió su labio. Recordando todas las mañanas que pasaban ellos dos, antes de que todo se fuera a la mismísima mierda. Rosé miró su vientre y sonrió alegremente.
-¿Cómo te llamaré ahora pequeño?- dijo la rubia para levantarse e ir a prepararse el desayuno, pero sus fosas nasales, olieron el rico aroma de huevos y tocino, y el hambre de la rubia y el del bebé, deseaban comer.
Fue a la cocina y se encontró a las dos castañas. Aisha mira hacia la puerta y sonríe.
-Hola Rosie.- Jennie mira y sonríe de igual manera.- ¿Cómo te fue ayer?
-Bien, yo y mi pequeño estamos bien.- las dos se sorprendieron y fueron a abrazar a su rubia amiga, felicitandola.
-Va ser un bello niño Rosie, ¿A quién crees que se parezca?- preguntó la de ojos gatunos y la rubia se mordió el labio.
-Me gustaría.... Qué se pareciera a Jeon.- dijo la menor, y las dos la miraron.
-Oh... Bueno, el desayuno está listo, seguramente tienes hambre.- dijo Aisha para poner los huevos fritos y el tocino en un plato.
