003. ·˚ ༘ ༉

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Australia.

Se sentía débil, enferma y destruida.

La chica se puso a escuchar atentamente que el capitán del avión informaba que en unos cuantos minutos aterrizarian en el aeropuerto de Sydney.

Estaba en su hogar, en su ciudad natal.

Una media hora después, la chica baja lentamente el avión, colmando la paciencia del canoso, de inmediatamente, bruscamente Kang deja a la chica en el auto. Mientras que Rosé no estaba interesada en escapar o algo por el estilo.

Reconoce que ya no había vuelta atrás, estaba condenada a permanecer al lado de un tremendo hijo de puta. Sus suaves manos pegadas en la venta, mirando el despejado cielo.

Kang quería tomar el brazo de la chica, pero esta se aleja más de él, con el ceño fruncido.

—No me toques.— dijo secamente y siguió mirando hacia la ventana.

El carro se detuvo en una linda casa, un poco más grande, el subordinado abrió la puerta de la rubia, y está sale sin mirarlo, los tres se adentran a la casa, y la cabeza de Rosé daba vueltas.

Una linda chica de cabello castaño, se aparece en el campo de vista de los tres, él canoso sonríe un poco, y Rosé mantenía su expresión seria.

—Llevala a su habitación.— la chica asiente, y ella amablemente le pide a la australiana que la siga. Y eso hace.

La rubia caminaba torpemente, sentía como todo daba vueltas, y su estómago sufría malestares, la chica castaña abrió una puerta, y dejó que Rosé entrará primero. Pero la chica aceleró el paso y fue directo al baño. Vomitando lo poco que comió.

—¿Estas bien?— preguntó la linda chica mirando por la puerta.

—N-No...— dijo la rubia.— no he parado de vomitar por unas semanas.— dijo ella para mirar a la castaña, que tenía una expresión sorprendida.

—¿Semanas?— la rubia asiente, y se empieza a lavar su pálido rostro.— tu no estas enferma.

La australiana se enjuago su boca con agua y miró a la chica.

—¿Qué?

—Tu no estás enferma, seguramente estás....— la chica quedó pensativa mientras miraba a la rubia.

—¿Estoy qué?

—Yo solo digo.— dijo la castaña.— probablemente estés embarazada.

Mierda. Y más mierda.

Rosé empezó a negar, mientras de apoyaba en el lavamanos, eso no podía ser, claro que no. Pero sus ojos se cristalizaron cuando, un tiempo, él dejó de usar protección.

Empezó a llorar y la castaña preocupada se acerca a ella.

—Es solo una suposición...

—N-No lo quiero....— dijo ahogadamente.

—Un bebé es una linda bendición, te alegrará la vida.— dijo la chica para acariciar los rubios cabellos de la rubia.

—T-Tu no me entiendes...— dijo Rosé para mirar a la chica, mientras sus lágrimas caían por sus mejillas.

—Si quieres podemos hablar sobre eso.— dijo la castaña. Y la rubia abrazo a la chica, dejándose llevar, llorando dolorosamente.

Su vida era una total mierda.

Su vida era una total mierda

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City Lights ²┊RosekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora