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IV

—Con gran sorpresa mía, el rostro de mi joven juez se iluminó: -¡Así es como yo lo quería! ¿Crees que sea necesaria mucha hierba para este cordero? -¿Por qué? -Porque en mi tierra es todo tan pequeño… Se inclinó hacia el dibujo y exclamó: -¡Bueno, no tan pequeño! Está dormido. Y así fue como conocí al principito.

Después de una semana habían terminado de leer "Soledad". Chanyeol mentiría si dijera que no se desesperó al darse cuenta de que estaban tardando tanto en leer un libro con menos de 200 páginas, pero muy en el fondo (o tal vez no tan en el fondo), disfrutaba ver a Kyungsoo con los ojos cerrados y la expresión tan relajada que se le dibujaba en el rostro cada vez que leía para él.

Ahora habían comenzado a leer "El principito". Aunque Kyungsoo protestó al principio porque recordaba que no le había gustado el libro cuando lo leyó por primera vez, terminó cediendo después de que Chanyeol le expresara lo mucho que el libro le gustaba.

—Capítulo 3 —continuó—. Me costó mucho tiempo comprender de dónde venía. El principito, que me hacía
muchas preguntas, jamás parecía oír las mías. Fueron palabras pronunciadas al azar, las que poco a poco me revelaron todo. Así, cuando distinguió por vez primera mi avión (no dibujaré mi avión, por tratarse de un dibujo demasiado complicado para mí) me preguntó: -¿Qué cosa es ésa? -Eso no es una cosa. Eso vuela. Es un avión, mi avión. Me sentía orgulloso al decirle que volaba. Él entonces gritó: -¡Cómo! ¿Has caído del cielo? -Sí -le dije modestamente. -¡Ah, qué curioso!

—¡Noooo! —se quejó Kyungsoo cuando escuchó la campana sonar—. Sigamos leyendo, Channie —suplicó aferrándose al brazo del mayor mientras éste guardaba el libro en la mochila.

En cierto sentido, Chanyeol había comenzado a acostumbrarse a la presencia de Kyungsoo y a lo pegajoso que podía llegar a ser a veces. A lo que no se acostumbraba todavía era a su personalidad tan extrovertida y aniñada, pero pensaba que no era tan malo después de todo.

—Qué gracioso que digas "sigamos leyendo" cuando soy yo el que lee y tú solo escuchas —dijo inexpresivo, y se puso de pie, pero Kyungsoo seguía sin dejarlo ir.

—Tú me entiendes —dijo sonriendo inocentemente y Chanyeol volteó los ojos—. Tú pretendes odiarme cuando en realidad me amas, y yo pretendo que ambos leemos cuando en realidad sólo eres tú el que lee. Así funciona el mundo.

—Que te tolere no quiere decir que te ame.

—Odias a todos, que me toleres es un gran paso para mí —dijo orgullosamente.

—No odio a todos, sólo no los soporto. Si no me molestan y no hacen ruido, no tengo por qué odiar a nadie —dijo caminando hacia su aula.

—Yo te molesto y soy ruidoso —dijo con una ceja arqueada.

—Sí, pero contigo no tengo opción. Eres como un chicle en el cabello, no es fácil deshacerse de tí.

—Como si no te gustara mi presencia —dijo arrogantemente y una sonrisa se asomó en los labios de Chanyeol—. En fin, debo ir a clase, ¿te veo después?

—¿Tengo opción? —preguntó con su habitual tono de indiferencia.

—Ya comienzas a comprender, Channie —dijo sonriendo y lo abrazó por última vez, para luego correr de regreso a su aula correspondiente.

Al final de las clases, cuando todos estaban saliendo del aula, Kyungsoo guardaba sus pertenencias tomándose todo el tiempo del mundo.

—¡Hyung, ayuda, urgente! —exclamó Jongin, entrando al aula.

—¿Qué sucedió? —preguntó sin mirarlo.

—¡Le he dicho a Sehun que me gusta! —dijo alterado y toda la atención de Kyungsoo fue dirigida al menor.

—¿Qué? —preguntó asombrado—. ¿Qué te ha dicho?

—Se ha quedado callado y luego me ha dicho que tiene que procesar la información que acababa de recibir —se lamentó—. ¿Eso qué significa?

—Que tienes que esperar por su respuesta, Genio.

—¿Qué? ¡Pero yo no quiero esperar!

—Entonces ve y bésalo. Si te regresa el beso, le gustas, si te empuja, no le gustas, y si tarda en separarse, está confundido. ¡Fin de la historia!

—No es tan sencillo —dijo abultando los labios.

—¡Sí lo es!

—Kyungs... —lo llamó Chanyeol, entrando al aula, pero se detuvo al ver a Jongin ahí.

—¡Oh! ¡Chanyeol hyung! —saludó Jongin con entusiasmo.

—Ho-hola, Jongin —saludó avergonzado.

—No sabía que Kyungsoo hyung y usted eran amigos.

—Ahora lo sabes —dijo Kyungsoo.

—No somos amigos —dijo Chanyeol con el ceño fruncido—. Somos... compañeros de lectura. Sí, eso.

Kyungsoo quiso reírse, pero le había dolido que Chanyeol dijera aquello, tal vez él no significaba para Chanyeol lo que Chanyeol significaba para él. Y como siempre, disimuló su sentir con una sonrisa.

—Entiendo —dijo Jongin sonriendo—. Espero que me permitan unirme a sus sesiones de lectura alguna vez, entonces. Tengo que irme, iré a tu casa por la tarde, hyung —le avisó a Kyungsoo—, necesito hablar más sobre el tema. Nos vemos luego, Chan hyung —se despidió del alto y éste se sonrojó por cómo había sido llamado.

—¿Te gusta Jongin? —preguntó Kyungsoo cuando el menor se fue, y continúo guardando sus cosas.

—No sé de qué hablas —dijo secamente, mirando el suelo.

—Por supuesto —dijo riendo levemente, aunque en el fondo le dolía saber aquello por más que quisiera negarlo—. ¿De verdad no me consideras tu amigo?

—No vayas a empezar con tu drama —se quejó volteando los ojos—. No somos amigos, eso es evidente.

—¿Drama? —preguntó con fingida diversión—. La verdad yo te he considerado mi amigo todo este tiempo... —fue interrumpido.

—¿Te refieres a esta semana? —preguntó con burla.

—Pero veo que no pensamos igual —dijo sonriendo con tristeza, ignorando lo anteriormente dicho—. Está bien, de igual forma, estoy acostumbrado —dijo colgando su mochila en el hombro.

—Como sea, venía a preguntarte si quieres ir al parque a leer otro rato más antes de la hora de la comida.

—Escuchaste a Jongin, irá a mi casa por la tarde —dijo mientras salían del aula —. Debo terminar mi tarea antes de que él llegue, tendrá que ser otro día.

—¿En serio te molestaste? —preguntó incrédulo.

—No —dijo riendo levemente. Estoy herido. Quiso decir—. No soy tan dramático como piensas, Channie.