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XXI

Habían regresado de Japón el 29 de diciembre por la noche, la familia de Kyungsoo y la de Chanyeol (sin contar a su padre, por supuesto) habían celebrado juntos el año nuevo como lo habían planeado, y ahora estaban regresando a clases.

Se encontraba la pareja en el jardín de siempre, bajo el árbol de siempre, en la posición de siempre. Lo único diferente es que ambos estaban en silencio. Chanyeol porque se sentía relajado y Kyungsoo porque estaba nervioso, puesto que estaba a punto de hablar con el alto sobre el tema que había estado evadiendo desde hacía varias semanas.

—Channie —lo llamó con suavidad—. ¿Podemos hablar? —preguntó sentándose frente a él con las piernas cruzadas de chinito.

—Claro, ¿qué sucede? —respondió sonriendo con tranquilidad.

—Verás, desde hace un par de años me he estado preguntando qué quiero hacer con mi vida y bueno, tú sabes que me gusta mucho la actuación, ¿no? —dijo sin mirarlo y escuchó a Chanyeol asentir con la garganta—. Bueno, lo pensé mucho tiempo y quiero dedicarme a eso...

—Eso es genial, bebé. Seguro que serás mi el mejor —dijo felizmente—. Además, ya tienes algo de experiencia por las obras de la escuela, ¿no? probablemente te costará mucho menos encontrar una escuela de actuación para perfeccionar tu talento —dijo sonriendo con orgullo.

—Yo... ya encontré una escuela —dijo cabizbajo—. Presenté una solicitud y me aceptaron, me darán una beca del 50%.

—¿De verdad? ¡Soo-ah, eso es increíble! —dijo emocionado.

—Pero... —susurró y suspiró—. La escuela está en Nueva York —dijo con temor a mirarlo y la sonrisa del alto comenzó a desvanecerse.

—¿Qué? —preguntó incrédulo—. ¿Por cuánto... tiempo te irás?

—Son cinco años, Channie —susuró con un nudo en la garganta.

—¿Por qué no me lo dijiste? —preguntó con inexpresividad.

—No sabía cómo, no quería arruinar nuestro viaje, tampoco la cena de año nuevo, y no hace mucho que me aceptaron. Lo siento —susurró.

En lugar de responder, el mayor se puso de pie y salió del lugar tan rápido como pudo. Apretó los puños y frunció el ceño exageradamente, su respiración se aceleró y maldijo para sus adentros.

—Channie, por favor espera —escuchó decir al menor, quien había comenzado a seguirlo, pero no se detuvo y siguió caminando a paso rápido—. Chan, por favor hablemos —dijo al alcanzarlo. Lo tomó del brazo y este se soltó bruscamente, al mismo tiempo que se giraba para encararlo.

—¿Hablar de qué? —dijo enojado, con su pecho subiendo y bajando con rapidez—. Ya no hay nada que hablar, Kyungsoo, ya me quedó claro que eres demasiado egoísta como para pensar en mí o en nuestra relación.

—Channie, no es así —dijo tristemente—. Cuando envié la solicitud ni siquiera te conocía, fue hace casi un año.

—¿Y no pudiste decírmelo antes? —preguntó dolido—. ¿No pudiste haberme avisado de la posibilidad de que te aceptaran y de que tuvieras que irte al otro lado del mundo antes de que me volviera tan dependiente de ti? —reclamó—. Te lo dije en Japón, Kyungsoo, te dije lo importante que eres para mí y lo mucho que te necesito, ¿no se te pasó por la mente ni un segundo la idea de decirme en ese momento? no entiendo, Soo, ¿a qué juegas?

—No estoy jugando, Yeol, por favor comprende —suplicó desesperado—. No quería arruinar las vacaciones, quería disfrutarlas al máximo a tu lado, y no sabía cómo decirte.

—Es que no me parece justo —dijo molesto—. Entiendo que sea tu sueño, que sea lo que quieres hacer con tu vida, y tienes todo mi apoyo, Kyungsoo, pero siento que me traicionaste. Me enfurece y me duele como no tienes una puta idea el saber que todo este tiempo estuviste prometiéndome que no me dejarías al mismo tiempo que sabías que tendrías que irte por cinco años.

—Porque no planeaba dejarte y sigue sin estar en mis planes. No quiero que terminemos. Sé que es muy difícil, pero podemos hacerlo funcionar.

—No, Kyungsoo, no va a funcionar. Hay muchos factores en contra y no soporto ninguno de ellos.

—Por favor, Channie —suplicó con los ojos llorosos.

—No lo sé. Voy a pensarlo, pero por ahora déjame solo.

—Pero... —el alto lo interrumpió.

—No quiero estar contigo en estos momentos, Kyungsoo, por favor —isistió—. Estoy demasiado enojado y dolido como para tener control total de mis palabras. No quiero hacerte daño con alguna estupidez, por favor déjame solo —dijo seriamente y se retiró.

Kyungsoo observó cómo Chanyeol se alejaba de él a paso firme. Sus puños seguían apretados y sus orejas estaban rojas, lo que significaba que estaba furioso, pero que se estaba conteniendo.

El alto sentía ganas de llorar y de gritar al mismo tiempo. Se sentía furioso, triste, decepcionado, pero sobre todo traicionado. Sabía que no podía ser, pero sentía que Kyungsoo sólo había estado jugando con él y eso le partía el alma.

Llegó a su aula para tomar sus cosas y se dirigió a la salida de la escuela, pues ya no quería estar ahí por ese día. No quería ver a Kyungsoo en esos momentos, ni a él ni a nadie. Quería estar solo por un rato y aclarar sus pensamientos, desahogarse.
Por eso mismo, se dirigió caminando al cementerio en el que habían enterrado a Seungsoo, compró unas flores de paso y las puso junto a la lápida con el nombre del hermano de Kyungsoo.

Se sentó frente a la lápida y suspiró. Sus ojos se llenaron de lágrimas y pronto comenzaron a correr por sus mejillas.

—Primero tú y luego él, hyung —sollozó—. No sé qué hacer, no sé qué pensar y duele mucho. Ni siquiera sé cuánto tiempo me queda con él, y estoy tan enojado que no quiero verlo, pero duele porque sé que me dejará. Ayúdame.