XXIII

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Chanyeol se encontraba debajo del árbol de siempre en el jardín que Kyungsoo y él solían frecuentar y que habían abandonado desde hacía un par de semanas, intentando leer un libro, pero fallando en el intento, pues no podía dejar de pensar en todo lo que estaba sucediendo.

Seguía sin dirigirle la palabra a Kyungsoo, pero Baekhyun no lo había vuelto a molestar y eso le aliviaba inmensamente. Sin embargo, Minseok fue quien no había dejado de fastidiarlo para hacerlo hablar sobre lo que le ocurría. Por supuesto que le había dicho antes sobre Kyungsoo yéndose a Nueva York, pero no había entrado en detalles por lo enfurecido y triste que se sentía, así que su hermano no había podido terminar de entender lo que estaba pasando, y aunque todavía seguía enojado y triste, estaba más calmado que los primeros días y pudo hablarle más al respecto. Por supuesto que las lágrimas no faltaron mientras hablaba y se había sentido bastante mejor después de haber recibido consuelo y consejos de parte de su hermano mayor. De cualquier forma, seguía sin saber qué hacer respecto a su relación, pero estaba tan seguro de que no funcionaría si lo intentaban a larga distancia, que ni siquiera quería darle muchas vueltas a ese asunto, aunque era inevitable.

Kyungsoo llegó al jardín con la cabeza baja. Se paró junto al alto, llamando su atención y sacándole de sus pensamientos.

—¿Qué haces aquí? —preguntó sin mirarlo, con inexpresividad en su voz.

Al principio de su amistad, así era como Chanyeol le hablaba al menor y éste estaba bien con ello, pero después de haber conocido el lado cariñoso y atento del alto, no quería volver a saber de su tono inexpresivo, al menos no con su persona. No había extrañado ese tono en lo absoluto y le dolía volver a escucharlo.

—Yo... sé que me pediste que no te molestara, y lo siento si lo estoy haciendo. Es sólo que necesitaba hacerte saber que... bueno... —el alto lo interrumpió.

—Al grano.

—Me voy el domingo en la noche... —dijo sin rodeos, con los ojos llenos de lágrimas, mientras que Chanyeol sintió el nudo comenzar a formarse en su garganta—. Yo... quería que lo supieras y quería preguntarte si pensaste en... ya sabes —tragó duro—. En lo que pasará con nosotros.

Chanyeol se quedó en silencio unos minutos, mirando la portada del libro que intentaba leer. No sabía que era posible, pero su corazón se rompió un poco más después de escuchar lo que Kyungsoo acababa fe decirle.

Sin tiempo que perder, Chanyeol se puso de pie, se acercó peligrosamente a Kyungsoo, quien retrocedió impresionado hasta que su espalda chocó con el árbol, lo tomó de la nuca y lo besó, tratando de transmitirle todo lo que sentía en esos momentos, quería, con ese beso, demostrarle que todavía se sentía dolido, enojado, triste, traicionado, asustado, pero que, a pesar de todo, seguía amándolo con toda su alma y con todo su ser.

—Esta es mi despedida, Kyungsoo —susurró en sus labios cuando se separaron levemente para respirar mientras acariciaba una de sus mejillas—. Tú y yo sabemos que no funcionará, lo mejor será que terminemos con esto aquí y ahora —dijo con un nudo en la garganta al ver a Kyungsoo comenzar a llorar silenciosamente—. Por favor no me hables más, y no me busques. Actúa como si yo no existiera —suplicó dolido y se alejó de él lentamente—. Te deseo lo mejor, Kyungsoo, y te amo. Créelo porque nunca he pronunciado un te amo más sincero que este. Te amo y, aunque me duele lo que haces, no dejaré de hacerlo.

Dicho esto, tomó su mochila y abandonó el lugar, dejando solo a Kyungsoo, quien seguía llorando en silencio, mirando la nada. Su espalda se deslizó por la pared hasta que su cuerpo quedó sentado en el suelo, abrazó sus piernas con fuerzas y comenzó a sollozar escandalosamente.

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