XI

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No me odien, yo les amo keke

—Sootiny
~~~~

Por más de un mes, estuvieron visitando a Seungsoo, creando una especie de rutina en la que Chanyeol pasaba por Kyungsoo en la mañana para ir a la escuela, iban juntos al hospital después de las clases, y luego iban a casa de Kyungsoo a hacer los deberes. Sin embargo, cuando ese día Chanyeol pasó por el menor a su casa para que caminaran ambos a la escuela, había algo distinto.
Lo diferente era que Kyungsoo estaba preocupado y se le notaba en el rostro, lo que significaba que era demasiado para disimular. Debido a esto, Chanyeol también estaba preocupado y, por más que intentaba distraer al pequeño, no podía.

—¿Por qué no lo compartes, bebé? —preguntó preocupado cuando llegaron al jardín trasero y se sentaron bajo el árbol de siempre.

Kyungsoo había estado callado todo el camino, ni siquiera había saludado al alto y muy apenas tomó su mano, sin mencionar que había estado ensimismado todo el rato.

El menor se habría emocionado ante el apodo, pero estaba tan concentrado en sus pensamientos que ni siquiera había escuchado.

—¿Kyungsoo? —preguntó acariciando su mejilla y el nombrado lo miró por fin.

—Lo siento, ¿qué decías? —susurró.

—¿Qué sucede, peque? me preocupas —admitió con angustia.

—Estoy bien —mintió volviendo a mirar el césped.

—No lo estás. Ni siquiera te estás molestando en disimularlo.

—Seungsoo se sintió muy mal de nuevo. Ni siquiera pasó bien la noche —dijo con la voz entrecortada y suspiró—. Se irá pronto y tengo miedo, Chan. No sólo no quiero perderlo, sino que me preocupa cómo papá y mamá cargarán con la pérdida de su hijo.

Chanyeol estaba a punto de decir algo, pero la campana que anunciaba el incio de las clases lo interrumpió, por lo que maldijo entre dientes.

A regañadientes, el mayor salió del jardín, siguiendo a Kyungsoo. Caminaron hacia sus respectivas aulas en silencio y se despidieron simplemente con la mano.

Jongin
¿Sucedió algo entre Soo hyung y tú?

Nada.

Jongin
No habla con nadie y se ve muy decaído :(
Ni siquiera está prestando atención a la clase.

Trataré de mantenerlo distraído para que se despeje un poco. No te preocupes.

Jongin
Gracias, hyung.
Avísame si podemos ayudar en algo.

Lo haré, descuida.

Chanyeol suspiró y guardó el celular en su mochila. Hacía cinco minutos que la clase debió haber comenzado y el maestro no llegaba. Comenzaba a preguntarse si iría o no.

—¿Crees que venga? —preguntó Baekhyun, sentándose a su lado.

—Lo dudo —dijo al haber visto el reloj por enésima vez.

Ninguno volvió a decir nada, pues Chanyeol estaba muy ocupado preguntándose cómo podía animar a su pequeño. Sin embargo, a los diez minutos -aproximadamente- Sehun entró corriendo al salón, por lo que ambos lo miraron extrañado.

—¿Sehun-ah? ¿Qué haces aquí? —preguntó Byun.

—E-es Kyungsoo. Alguien le llamó por teléfono y no para de llorar —dijo preocupado y con la respiración agitada.

Chanyeol palideció al escuchar aquello. Se puso de pie lo más rápido que pudo y corrió al aula del menor.
Al entrar y ver a Kyungsoo llorando amargamente, siendo abrazado por Jongin y rodeado por el rostro preocupado del resto de sus compañeros.

Se abrió paso entre la gente hasta llegar al menor, lo tomó del brazo y lo atrajo hacia sí. Kyungsoo, al darse cuenta de a quién le correspondían los brazos que lo rodeaban, comenzó a sollozar más alto.

Chanyeol no necesitaba palabras para saber lo que había ocurrido y quién le había llamado. Sabía que ya era hora y que necesitaban ir al hospital. Por esa razón, salió del aula sin soltar a Kyungsoo, tomó la mochila del menor, fueron por la suya a su aula y se dirigieron a la salida de la escuela para dirigirse al hospital.

Nunca en sus vidas habían detestado tanto al tiempo, pues habían tardado aproximadamente cuarenta minutos en llegar, y sólo para encontrarse a los padres de Kyungsoo junto a la camilla de su hermano, quien se encontraba pálido y prácticamente sin vida.

El pequeño se acercó a su hermano para abrazarlo y lloró en su pecho. Chanyeol juró que era la escena más dolorosa que había presenciado en su vida y tuvo que desviar la mirada al suelo para no comenzar a llorar también.

—No llores, Kyungsoo-ah —dijo su hermano con dificultad, pero diversión en su voz.

—No te vayas, hyung —suplicó entre llantos.

—Yo también quiero descansar, hermanito. Es mi momento de partir, pero tú tienes que seguir más fuerte que nunca y cuidar de papá y de mamá —dijo sonriendo, sin embargo, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—No puedo —sollozó el menor.

Chanyeol miró a los señores Do y, aunque se extrañó al verlos tomados de la mano debido a que creía que estaban divorciados, no le prestó atención y sintió el dolor en su pecho aumentar al ver que ambos adultos lloraban también.

—Sí puedes. Siempre has sido más fuerte que yo —susurró con dificultad—. Además, tienes a Chanyeol también, sé que no te dejará solo, ¿verdad, Chanyeol? —preguntó mirando al alto, esperanzado, y este asintió al borde de las lágrimas—. ¿Podrías leernos un poco, Chanyeol? quiero escuchar una buena historia por última vez, y ustedes dos tienen buen gusto a la hora de escoger un libro.

Chanyeol pasó saliva para intentar deshacer el nudo de su garganta, abrió su mochila, sacó el libro que estaban leyendo y dejó caer la mochila al suelo.

A pesar de la advertencia de Rudy, Liesel se acercó aún más y te prometo que nos reconocimos en ese momento.
Te conozco, pensé.
Había un tren y un niño tosiendo. Había nieve y una niña destrozada por el dolor.
Has crecido, pero te reconozco.
Ni retrocedió ni me plantó cara, pero sé que algo le dijo a la joven que yo estaba allí. ¿Olió mi aliento? ¿Oyó mi malhadado latido circular, que da vueltas y más vueltas en mi sepulcral pecho? No lo sé, pero ella me reconoció, me miró a la cara y no apartó la vista. Cuando el cielo de carboncillo empezó a clarear, cada una siguió su camino. Nos quedamos mirando al chico que, revolviendo en la caja de herramientas, apartó unas
fotografías enmarcadas y sacó un pequeño y amarillento peluche.
Trepó con cuidado hasta el hombre agonizante. Dejó el sonriente oso de peluche sobre el hombro del piloto, con suavidad. La punta de la orejita le tocaba el cuello —su voz se entrecortó, pero aclaró la garganta, pasó saliva y continuó—. El hombre agonizante lo olió. Habló. Dijo «Gracias» en inglés. Los renglones se
separaron al abrir la boca y una gotita de sangre le rodó por el cuello. -¿Qué? -preguntó Rudy-. Was hast du gesagt? ¿Qué has dicho?
Por desgracia, me adelanté a la respuesta. Había llegado el momento, y metí las manos en la cabina. Extraje despacio el alma del piloto del uniforme arrugado y lo rescaté del aparato estrellado. Los curiosos se entretuvieron con el silencio mientras me abría camino entre ellos, a empujones.
Lo cierto es que durante los años que duró la hegemonía de Hitler, nadie logró servir al Führer con mayor lealtad que yo. El corazón de los humanos no es como el mío. El de los humanos es una línea, mientras que el mío es un círculo y poseo la infinita habilidad de estar en el lugar apropiado en el momento oportuno. La consecuencia es que siempre encuentro humanos en... —cerró los ojos y mordió su labio imferior con fuerza al haber sido interrumpido por el pitido que indicaba que el corazón de Seungsoo había dejado de latir.

Al instante, Kyungsoo y sus padres rompieron en llanto, y el mayor, aunque ajeno a la familia, se sintió parte de ellos y lloró en silencio, contemplando el rostro pálido y sin vida del hijo mayor de los Do.

Reading [ CS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora