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Capítulo 31
~D's y L~

Lucía esquivaba agilmente cada zarpazo y mordida del gran Alpha frente a ella, no era tan ágil o fuerte como ellos, no, ella era increíble con hechizos. Hizo amages con las manos mientras murmuraba en voz baja sus hechizos, curando sus heridas y prediciendo los movimientos del lobo.

Era fácil, el lobo estaba algo desesperado por pasar, solo tenía en mente asesinar a la Luna de esa manada, no estaba totalmente concentrado, estaba ciego por venganza. Un Alpha en todo su esplendor sería un verdadero enemigo.

Apretó las manos sobre el mango del largo latigo dorado, su arma favorita, se doblo hacia atrás, cayendo sobre sus rodillas y extendiendo la espalda sobre el suelo, agito su mano con fuerza, el látigo cruzo el aire velozmente y golpeó la cara izquierda del lobo. El Alpha chilló de dolor alejándose un poco.

Vio de reojo, mientras se levantaba y saltaba para golpearlo otra vez en el rostro, como Lucas caía sobre el otro Alpha y doblaba su cuello con fuerza inhumana, el crujido llegó hasta a sus oídos.

Cuando estaba lista para golpear otra vez al lobo con el látigo, y posiblemente ahogarlo, una oleada de energía la lanzo con fuerza hacía la pared de la casa.

Sus huesos crujieron con el impacto repentino, pudo incluso escuchar algo rompiendose, grito levemente y sintió un líquido bajar por su nuca hasta su espalda. Cayo al suelo después de segundos, el impacto dolió de igual manera. Su vista se volvio borrosa, mareada y despistada, trato de levantarse y hacer un hechizo de recuperación pero sus huesos no lo permitieron.

Al contrario de los licantropos y vampiros, esos seres sobrenaturales nacidos así, ella no podía regenerarse. Ella tenia que hacer hechizos, lo cual seria fácil si la cabeza le dejara de dar vueltas.

Espero segundos antes de poder levantarse y volver a ver correctamente, lo primero que vio no le gusto para nada.

Lucas había asesinado a Cristian, algo bueno, pero Esteban se lo había llevado al suelo, si no fuese por sus manos, deteniendo sus fauses, no tendría cabeza.

Frente a ella, varios metros más allá, estaba su hermano mayor y mellizo de Dana, alto, delgado, pelinegro y con fríos ojos.

Sonriendo anchamente como solo él podía hacerlo, esa sonrisa que afirmaba hace tiempo había perdido la cordura y la razón.

Esa sonrisa que la atormento por años, esa sonrisa que se formo el día que la toco como a una mujer y no como una hermana, el día que la violo. Sonrió así cuando la vio gritar por ayuda y piedad.

Daniel siempre había sido un niño bueno, amable y poderoso.

Era el prodigio de la familia, un gran futuro brujo reconocido y poderoso, cuando nació una bruja predijo que él haría grandes cosas. Desde niño mostro señales de brujo, cuando hizo el trato con su ente, se volvió el mas fuerte de la familia. Sin embargo, perdió la cordura. Empezo a utilizar animales y hasta personas para sus hechizos, incluso casi lo hace con Lucía después de la repentina muerte de su madre.

Dana siempre apoyo a su mellizo, en absolutamente todo. Sin preguntar.

El día que echaron a Lucía de su hogar, Daniel aprovecho que estaba completamente sola y abandonada para hacer lo que quiso con ella.

Lucía jamás odio a sus hermanos por echarla de casa o señalarla, entendía que no portaba el linaje que sus antepasados protagonizaron, entendía perfectamente el repudio hacia su persona, sin embargo, empezó a odiarlos cuando Daniel la daño y cuando Dana no hizo nada para ayudarla. Encontro a su hermano violandola, ella solo se dio vuelta y desapareció en la oscuridad como si no hubiese visto nada.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2020 ⏰

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