Navidad (Stony)

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En la Academia, un muy nervioso Steve trataba de elegir su traje para ir a por su pareja. Y como no era menos, su amigo Sam le acompañaba en aquel sufrimiento.

—¿Por que no le has dicho a Bucky que te ayude? Es Gay. Por narices tiene que tener buen gusto para la ropa. —Dijo Sam, aburrido.

—Eso es insultante. A demás. Natasha le ha secuestrado para prepararle para su cita. Y ayudame por favor.

—Vale, ponte el azul oscuro. Y no lleves corbata. Y no te peines como sueles hacerlo, que pareces un niño pijo. Dejate el pelo sin peinar. Tony prefiere ese tipo de chicos. —Contestó mientras miraba el móvil.

—¿Eh? ¿Como sabes tu eso? —Se dió la vuelta para mirar a su amigo a la vez que se quitaba la corbata.

En ese momento, Sam le enseñó la conversación que estaba manteniendo con Loki.

Una vez listo, solo faltaba el medio para ir a la casa de Tony. Pero claro, el no tenía coche ni moto.

—Sam, ¿me dejas tu coche? —Preguntó.

—No, que no tienes carnet. Lo siento mucho, adoro mi coche nuevo.

—Aagh, ¿y a quien se lo puedo pedir? —En ese momento se le ocurrió ir pedírselo a su gran amigo.

—Buck, necesito tu moto. —Entró en la habitación de Natasha.

—Y yo un traje.

—Te dejo uno de mis trajes si me dejas tu moto. —Propuso el rubio.

—Y me lavas la ropa. —Añadió.

—Hecho. Dame las llaves, te dejo el traje encima de la cama. —Dijo con rapidez Steve.

—Están en mi mesilla, son las que tienen el llabero de una guitarra.

Y sin perder tiempo, Steve salió en busca de la moto de su amigo. Sabía conducirla, pues no era la primera vez que montaba en moto.

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Como era costumbre, toda la familia Stark se preparaba para la cena. La casa estaba perfectamente decorada para la ocasión. 

La casa entera lucía bonitos y brillantes adornos de colores rojos y verdes. Un gran árbol de hojas perfectamente verdes se hallaba en una esquina de la Sala de estar. Este estaba adornado por bolas de porcelana de colores rojos, azules y amarillas, junto a ellas, se veían guirnaldas.

Las mesas estaban decoradas con centros de mesa con piñas secas, pequeños troncos y una vela blanca y apagada.

Los pilares estaban envueltos en guirnaldas de color verde. Y el olor a comida inundaba la sala de estar y la mesa de comedor.

Pero Tony no estaba prestando atención a nada de la cena, él estaba pendiente de su móvil de última gama que había recibido como regalo, junto a más equipo para su taller.

—Anthony, querido, ¿te pasa algo? Hay dulces por toda la mesa y no has hecho ningún esfuerzo por robar uno. —Dijo su madre mientras ponía los platos en la mesa junto a algunas criadas.

—No tengo hambre, mamá. —Sonrió un poco y volvió a mirar su móvil. Sabía que Steve tenía su número, compartían grupos y se habían intercambiado mensajes más de una vez.

—Tony, deja el dichoso móvil. —Ordenó su padre. —Ven a la mesa de una vez.

—Lo siento. —Suspiró y dejó el aparato encima de la mesa pequeña que había en la sala de estar y fue a la Sala de comida, una gran Sala con una mesa amplia para invitados.

◎Mαɾʋҽʅ αƈαԃҽɱу◎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora