Navidad (Scarletwidow) + (Haweyesilber)

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Natasha estaba extorsionando a James por teléfono para que pudiera maquillarle y peinarle como era debido bajo la atenta mirada de Wanda, quien nerviosa jugaba con su cabello.

—Vamos cariño no estés nerviosa, solo vamos a pasar la Navidad juntas.... Con tu hermano y tu otro hermano y el novio de tu hermano y el otro novio de tu hermano. ¿Que podría pasar?

Y bueno, podrían pasar muchas cosas cada cual más estúpidas.

Primero, Natasha y Wanda fueron interrumpidas por un mapache con brazo biónico y muy mal carácter. Más tarde, Pietro no les dejaba ni un momento a solas. ¿Razón? Sabía que Natasha esa Navidad no sólo quería un beso, y él, como hermano que era, debía protegerla.

—Pietro por favor... ¿¡No puedes simplemente dejarlas tranquilas?! —Gritó Clint, él quería seguir con su cita, pero no.... Pietro tenía otros planes, y besarse debajo de la nieve no eran precisamente sus planes.

—No voy a dejar a mi hermana con ella, tu has vistos sus intenciones igual que yo. —Aseguró Pietro.

—Ya, pero mira las ahora, se están pintando las uñas. ¿Y que queremos decir eso? Que no van a hacer nada triple X.

Pietro simplemente le miró de forma acusadora.

—¿Como sabes tu eso? —Preguntó frunciendo el ceño.

—¡Ah! Natasha me lo dijo. Somos muy buenos amigos, nos contamos todo. Por eso sabía las intenciones que tenía con ella. pero seguro que lo han hablado. Ahora vamos, tenemos que ir a cambiarnos para la cena.

Y mientras los chicos iban a cambiarse, Natasha y Wanda se daban pequeños besos y abrazos, esto último después de que el esmalte se hubiera secado.

—¿Ya nos han dejado de espiar? —Preguntó Wanda con una sonrisa.

—Si, ya se han ido. Podemos hacer cosas divertidas. —Contestó la pelirroja con una gran sonrisa.

—Pero nos acabamos de preparar... No creo que sea buena idea. —De nuevo, Wanda era la voz de la razón en aquella relación. Puede que Natasha fuera muy madura en muchos temas, pero en las relaciones era igual que Tony. —Por cierto. ¿Por que te llaman viuda negra?

—¡Ah! Es que en mi antiguo Instituto, en Rusia, le metí una en la mochila a una compañera. —Mintió y empezó a reírse.

—Natasha, dime la verdad. —Ordenó con un tono demandante.

—Más adelante mi pequeño petirrojo. —Nada más dicho eso, se besaron de forma dulce.

Mientras ellas se besaban y daban cariño, los chicos se vestían y peleaban por ver quien se vestía y preparaba más rápido. Por que sí, ellos eran una de las parejas más competitivas que había en aquella Academia, y nadie lo negaba.

En un mismo día, habían sido capaces de ver quien nadaba más rápido, tenía mejor puntería, comía más, aguantaba más la respiración, conseguir más números de móvil, y todo tipo de retos que se les venía a la mente.

Pero esta vez, Clint fue el vencedor en una prueba de rapidez.

—¿Como te has puesto esa corbata? —Preguntó Pietro quien aún peleaba contra la suya. Clint se acercó a el con una enorme sonrisa, y poco a poco, le colocó la corbata como debía.

Minutos más tarde, todos esperaban con cierta impaciencia a que Peter y su novio llevasen, pues parecía que no iban a llevar a tiempo a la cena.

Media hora más tarde, los susodichos aparecieron montados en un coche grande y de color negro brillante.

—¡Por fin! —Gritó Pietro.

◎Mαɾʋҽʅ αƈαԃҽɱу◎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora