The Society |One Shots|

O15. Campbell |Salvaje|

Nunca pensé que iba a pasar la navidad en una cabaña llena de gente desconocida, menos por un chico: Campbell Eliot. Nada más y nada menos que el muchacho más idiota del universo.

Resoplé con frustración al bajar mis maletas. Mis padres me estaban esperando en la puerta de la cabaña, ambos parecían ya un poco cansados de mi actitud. Había estado quejándome sobre que sería la peor navidad de todas desde el momento en el que me dieron la noticia. Quería pasarlo junto a mi familia, no con mis padres y algunos "amigos" de ellos. Tenía muy en claro que no eran personas cercanas a ellos, ya que nunca había sido introducida a ellos. Eran solamente cosas del trabajo. Lo que más me indignaba, era que, con todos los intentos que hacían para mantenerme alejada de su trabajo, se las arreglaron para torturarme durante una semana en el medio de la nada, en navidad.

— ¿Cuántas personas dijeron que venían? —pregunté, por décima vez. No tenía otra forma de pasar el tiempo que no fuera molestar a mis padres. Ellos me trajeron, ellos se lo buscaron.

— ¿Cuántas veces debo repetírtelo? —exclamó mi madre entre gruñidos, desde la otra habitación.

— Deja de molestar a tu madre y vístete que ya vienen —me mandó mi padre, arreglando su corbata frente a un gran espejo que se encontraba en la sala de estar.

— ¿En serio vamos a pasar toda la semana hasta navidad aquí? Yo quería estar con la abuela. ¿Por qué mi hermano puede quedarse y yo no? —cuestioné, parándome a su lado y golpeándolo en el hombro.

— Porque sí.

— Cerdo machista.

— Puerca inmadura.

Di una fuerte pisotada y me marché de ahí. No era inmadura, simplemente me gustaba tener lo que quería cuando lo quería, ¿qué era tan inmaduro de eso?

Habían pasado alrededor de dos horas ya. La cabaña estaba llena de gente. Todos estaban vestidos con ropa formal, no había ni una persona que no tuviera un traje de alta costura o un vestido tan elegante que hasta a Bruno Mars le daría vergüenza decir Versace on the floor.

Lo único bueno que iba de la noche, era que no había ninguna señal de la presencia de Campbell Eliot. Sus padres y su hermano, Sam, sí se encontraban allí, mas la encarnación del diablo no.

Sam me caía muy bien, de hecho. Teníamos algunos amigos en común, aunque no éramos muy unidos por separado. Mi mejor amiga, Helena, era la novia del mejor amigo, Luke, de su novio, Grizz. Esa era una de las principales razones por las que nos comenzamos a llevar bien, sumándole el hecho de que Grizz y yo ya éramos amigos desde hacía un buen tiempo.

— ¿Me pueden disculpar? Debo ir al baño. Gracias.

Me fui lo más rápido que pude de la mesa en cuanto mi padre se levantó para hacer un brindis. No eran fan de los brindis o de mi padre fingiendo. No me agradaba.

— Dudo que por ahí sea el baño.

Y la voz de la persona que menos deseaba ver, apareció. Campbell Eliot se encontraba frente a mí, regalándome una sonrisa torcida y luciendo casi normal, como el resto de la gente allí.

— Dudo que sea de tu interés o asunto en dónde yo hago mis necesidades.

— No, definitivamente no lo es, pero me importaría saber si va a ser sobre o debajo de mi chaqueta, porque ese es el armario —señaló la puerta en la cual se encontraba mi mano, lista para abrirla.

— Oh, no te preocupes. Definitivamente va a ser sobre.

Lo escuché reír cuando ya estaba dentro del supuesto armario, que no era nada más ni nada menos la habitación en la que yo estaba durmiendo. Bien hecho, mamá y papá.