The Society |One Shots|

OO8. Allie |Mirar atrás|

Muchas veces he deseado no mirar atrás, como el primer día de clases en el que corrí para abrazar a mi madre porque simplemente no quería separarme de ella, o la vez que estaba corriendo de mi hermano y al girarme, tropecé. Pero en este caso, cuando La Guardia estaba arrestando a Allie, mi arrepentimiento fue diferente. Esta vez, sí deseé mirar atrás. 

Me había dejado llevar por todas las palabras de Campbell, simplemente porque estaba dolida, ofendida... me sentía rota. Él y Harry fueron la salida fácil. Me les uní en su ''golpe de Estado'', aún con la historia de mi país presente, sabiendo que esa nunca era la forma. Convencí a Clark, a Jason y a Luke, aunque este último accedió de mala gana. Sobre Grizz no teníamos noticias, aunque sabía que cuando volviera, si es que volvía, no iba a estar de acuerdo con todo esto. Sin embargo, lo obligaríamos. 

Tomar dominio de New Ham era lo único que tenía en mente. No había pensado en la consecuencias, ni en mi hermano, ni en Allie. Definitivamente no había pensado en Allie. Nunca me replanteé si lo que estaba haciendo era lo correcto. A ya nadie le importaba la moral. 

Aun así, sentía como si me estuviera quemando por dentro, me dolía. Dolía aún más de lo que Allie me había hecho, porque mi respuesta fue peor. 

— ¿Qué haces aquí? —preguntó la rubia, en cuanto me vio entrar a la improvisada celda. 

No respondí nada, simplemente tomé la llave con mis temblorosas manos y abrí la celda. Allie me miraba incrédula, como si lo que estaba pasando no fuera real. 

— Vete —le dije, más bien le supliqué. Intenté que mi voz no se quebrara, pero no fue una tarea fácil.

Allie me miró directo a los ojos y negó con la cabeza. Se acercó de a poco, como si dudara de si era una zona segura o no, como si fuera a lastimarla. Eso me dolió aún más. Últimamente todo lo que estuviera relacionado a ella me dolía. 

— ¿Por qué? —cuestionó, en voz baja—¿Por qué mierda hiciste todo esto? —su voz se fue elevando cada vez más— ¿Por qué mierda?

— No lo sé —le respondí.

En verdad sí lo sabía, pero no quería decirlo en alto, porque eso lo confirmaría. 

Allie, moviendo su cabeza frenéticamente, se instaló muy cerca mío. Cuando estaba por hablar, la interrumpí. Puse mi mano sobre su boca y le susurré que no dijera nada. Podía sentir las voces y los pasos en la planta de arriba. 

—Por aquí —le indiqué, tomándola de la mano y llevándola hasta la puerta que daba la salida al sótano. 

La rubia me miró dudando, pero salió corriendo en cuanto escuchó cómo intentaban abrir la puerta. Me golpeé el brazo izquierdo con la puerta por la que había salido Allie segundos atrás y me senté en el piso.

Sentí unos pasos acercándose. Cuando levanté la vista, pude ver a Campbell junto a La Guardia.

— Se escapó —lloré, tomando con fuerza mi brazo—. Vine a verla... a darle una oportunidad para disculparse antes de que sea muy tarde, pero... me atacó —lloré con más fuerza, mientras los brazos de Luke me rodeaban. Pobres ilusos.

Campbell, por otro lado, se me quedó mirando, como si me estuviera analizando con cuidado. Debía ser cautelosa con él, ya que siempre descubría si alguien le mentía. Ante la situación, apreté a Luke más contra mi cuerpo y comencé a balbucear cosas. Obviamente eran inentendibles. Todo parte de mi pequeño acto.

— Prepárense —habló Campbell—. Hoy jugamos fugitivo —una siniestra sonrisa hizo acto de presencia en su cara. Mierda.

Clark me ofreció una mano para levantarme, mas me negué. Les pedí que me dejaran sola, que lo necesitaba. Todos me hicieron caso, excepto Campbell.

— Sé que la dejaste salir. No soy estúpido —me acusó, agachándose al lado mío—. La próxima vez que te mandes una cagada, no seremos nosotros los que paguen las consecuencias... —tomó mi rostro con una de sus manos y puso una cara seria—. ¿Me escuchaste?

— Sí —susurré.

— ¿Cómo? —acercó su oído más a mi cara.

— Sí, Campbell —dije más alto.

Sonrió satisfecho al escuchar mi respuesta y, sin más que hacer, se marchó.

Esperé unos minutos hasta que sea seguro para salir. Tenía la respiración agitada y estaba llorando, pero esta vez no era una actuación. Sabía a qué se refería con "no seremos nosotros los que paguen las consecuencias". Mierda que lo sabía. Estaba hablando sobre mi hermano. Me estaba obligando a elegir entre Allie y mi hermano.

Me saqué el buzo y lo até en mi brazo izquierdo, que estaba sangrando. Como pude, me levanté y salí corriendo. No tenía un rumbo fijo, simplemente corría en busca de Allie. Debía encontrarla antes que esos gorilas lo hicieran.

En cuanto pude divisar la cabellera rubia de Allie, corrí hacia ella. La tomé de las manos y la giré, obligándola a mirarme. Sentía la adrenalina correr por todo el cuerpo.

— Te están buscando —le informé, llevando una de mis manos a una de sus mejillas, acariciándola—. Debes irte ahora —susurré, con mi voz quebrándose. El espeso bosque nos abrazaba.

— Ven conmigo —dijo, mirándome a los ojos—. Ven conmigo, por favor... Sé que lo que hice no está bien, para nada bien, pero te amo. Te necesito junto a mí.

— Yo...

En cuanto iba a hablar, unos gritos se hicieron presentes. Pude observar cómo La Guardia aparecía a menos de dos metros de nosotras, con armas, y Campbell a su lado, sonriendo.

Me volví a mirar a Allie. Ésta no reflejaba emoción alguna, ¿acaso no estaba asustada? ¿no podía sentir ni siquiera un poco de miedo?

Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Ya era muy tarde para que Allie escapara, todo fue mi culpa. Por mi culpa se llevó a cabo el Golpe, por mi culpa Allie fue encarcelada, y por mi culpa ella estaba por morir. Todo por mi culpa.

— Creí haber sido claro —habló Campbell, acercándose a nosotras—. Pero tú nunca escuchas, ¿no? No escuchaste a tu hermano cuando dijo que estaba muy enfermo para ir a escalar y tampoco me escuchaste a mí cuando fui muy claro respecto a tus actos. ¿La diferencia? En la primera solamente salió una persona herida, pero en la segunda... oh, en la segunda... va a salir una persona muerta.

Campbell comenzó a reír frenéticamente, avanzando cada vez más hacia nosotras. Al estar cara a cara, a pocos centímetros de distancia, pude sentir su respiración calmada. Era un maldito hijo de puta.

Sigo sin saber de dónde, pero saqué el coraje de golpearlo en sus partes íntimas, generando una distracción. Tomé la mano izquierda de Allie y salí corriendo de allí, dejando a Campbell indefenso y a La Guardia confundida. Eso nos brindaría ventaja.

Corrimos por unos cuantos minutos, hasta que nos cansamos demasiado. Me acosté en el suelo, con Allie a mi lado. Hacía mucho tiempo desde la última vez que estuvimos así, una al lado de la otra, juntas.

Giré sobre mi cuerpo para quedar de costado, con el objetivo de poder mirarla mejor. Ella imitó mi acción, sonriendo con un poco de preocupación.

Acaricié su pelo y sus mejillas, indicando un adiós.

— No puedo —respondí a su petición anterior—. No puedo dejar a mi hermano... no en un estado tan vulnerable con Campbell a cargo. Lo siento.

— Te entiendo —se sentó y yo la seguí. Se acercó más a mí—. Apesta, pero te entiendo.

Reí y acerqué mi cara a la suya. Suspiré cuando la tuve lo suficientemente cerca. La besé con ternura, sabiendo que sería la última vez que lo haría. Extrañaba besarla, sentirla cerca, amarla...

— Deberías volver a correr, no creo que tarden mucho en ponerse en marcha. Suerte.

La abracé con fuerza, sin querer soltarla. La situación era muy jodida, pero debía estar ahí para mi hermano, aunque lo más seguro fuera que me encarcelaran en cuanto pusiera un pie en el pueblo asqueroso que era New Ham.

Me levanté del suelo con la mayor tristeza que he sentido en mi vida, y caminé lejos, sin mirar atrás... sin poder ser capaz de hacerlo, porque estaba segura de que, si lo hacía, iba a quedarme junto a ella por el resto de mi vida.