¿Es amor?

810 55 30
                                    

- ¿Quién es? - Me pregunta Pol al ver que he silenciado el móvil.

En solo unos segundos pienso en muchas cosas: En si decirle quien es o no, en qué pasará si se lo digo, en por qué no me he cambiado de número de teléfono todavía... Muchas cosas.

- ¿Te enfadarás conmigo? - Le pregunto como si fuera una niña pequeña que le pide permiso a su padre.

- ¿Por qué me iba a enfadar? - Pregunta preocupado. - Son cosas tuyas además de que te están llamando a ti. Así que ahora me lo vas a decir.

- Es Barto. - Digo e intento cambiar de tema.

- ¿Y ahora es cuando yo tengo que adivinar quien es Barto o me lo dirás tú? - Me pregunta acercándose y dejando lo que estaba haciendo.

- Es el tío del video, no sé porque me llama y tampoco sé porque no he cambiado mi número de teléfono. - Le confieso. - Sabes, decir la verdad sienta bien. Ni mis padres ni mi hermano saben que suele llamarme.

- ¿Tú le coges el teléfono? - Tras esa pregunta niego con la cabeza. - Coge el teléfono.

- ¿Qué dices? - Le pregunto pensando que se ha vuelto loco.

- Lo que necesitas es enfrentarte a ello, cualquier cosa yo estaré aquí. - Me dice como si pudiera protegerme de cualquier trauma.

- ¿Eres psicólogo ahora? Estoy bien, además, ya ha colgado. - Como si fuese una señal la pantalla del móvil vuelve a encenderse con el nombre "Cabrón hijo de puta".

- Sí, se nota que ya lo has superado. - Dice Pol leyendo el móvil. - Hazme caso.

- Está bien. - Digo cogiendo el aparato dubitativa y llevándomelo a la oreja.

- ¿Dime? - Digo nada más cogerlo.

- ¿Gabi? - Oigo del otro lado de la línea y miro a Pol.

- Sí, ¿Qué quieres? - Pregunto borde, no sé si por rencor o por miedo a lo que me pueda decir.

- ¿Por qué no me cogías el teléfono? - Me pregunta y al parecer está feliz, su voz se oye feliz.

- No sé, dímelo tú. - Respiro hondo para no enervarme y para no llorar delante de todos los que hay alrededor. - Mira, solo dime lo que quieres y ya.

- Quería hablar contigo, volver a oír tu voz. - Pol está lo suficientemente cerca para para poder escuchar.

- ¿No te basta con el video? - Pregunta Pol quitándome el teléfono con un movimiento rápido.

No puedo reaccionar a tiempo y solo me quedo escuchando.

- ¿Tú quien eres? - Pregunta Barto.

- Eso no te importa, solo dime, ¿No has tenido bastante? - Pregunta Pol y se mueve hasta salir fuera del local.

Al principio me quedo sin saber que hacer.

Me quedo unos segundos en el sitio intentando pensar en lo que acaba de pasar.

- Joder. - Digo cuando me doy cuenta de todo lo que ha pasado, cojo mi mochila y la de Pol y salgo del local también. Menos mal que ya habíamos pagado.

Al salir a la calle ya ha anochecido y me encuentro a Pol andando de un lado a otro con mi teléfono en la oreja y gesticulando con las manos.

Me acerco y le toco el hombro, cuando se gira para mirarme y empiezo a hablar me tapa la boca.

- Exacto, y no vuelvas a llamar. - Dice Pol antes de colgar. - Yo se lo digo, adiós.

- ¿Qué haces? - Le pregunto cuando ha colgado y me ha quitado su mano de la boca.

- Dejarle las cosas claras al tío este. - Me dice devolviéndome el teléfono móvil.

- Ya, pero tendría que haberlo hecho yo, no tú. - Digo dándole su mochila. - De todos modos gracias. ¿Qué le has dicho?

- Que no te moleste más porque tienes novio y que te envíe el video y luego lo borre. - Me dice y empezamos a caminar. - Vamos, te acompaño a casa.

- ¡¿Qué?! ¿Para qué quiero yo el video? - Le pregunto parando de golpe.

- Yo que sé, para que tu hagas lo que quieras con el video. - Dice empujándome para que vuelva a andar. - Pero de decirle que tienes novio no has dicho nada ¿eh?

- No, ¿qué más me da eso? Que se muera de envidia. ¿Puedo enviarle una foto tuya sin camiseta? - Le pregunto poniéndole el flash a la camara. 

- ¿Después de todo lo que ha pasado me quieres hacer una foto desnudo? - Me dice riendo. - No gracias. Imaginate que mis fotos acaban en el portátil de marujas cansadas de su matrimonio que buscan experiencias nuevas, o de chicas extremadamente salidas que me buscan por amazon y al no encontrarme en venta vienen a raptarme. No gracias.

- ¿No crees que estás exagerando? - Le pregunto ya riendo como foca retrasada.

- Claro que no estoy exagerando, soy extremadamente sexi, una lleva el cloroformo, otra le pone gasolina al coche y otra trae las cuerdas y un cuchillos. - Tras unos segundos en el que en la calle solo se oyen nuestras risas vuelve a hablar. - Lo bueno sería que no me harían nada, me alimentarían y tal para poder seguir teniendo esta complexión física.

- Ya me imagino a las chicas en su casa, están con sus familias y en la televisión sale: "Un alumno de primero de bachillerato con dieciocho años recién cumplidos ha desaparecido. Se sospecha de un grupo de chicas obsesionadas con él y de una maruja infeliz con su marido". - Digo entre risas. - "Lo único que sabemos es que no le harán daño y lo alimentarán".

- Es que soy irresistible. - Se limita a responder y entre risas ya hemos llegado a mi casa.

- Adiós, buenas noches y muchas gracias. - Le digo abrazándolo.

- Adiós. - Me responde sonriendo y yo entro en mi casa también sonriendo.

Al entrar en mi casa veo a Ulises en la cocina haciendo la cena y a mis padres en el salón jugando a un videojuego.

Decido irme a la cocina para no molestar a mis padres y robarle un poco de comida a Ulises.

- ¿Qué estás haciendo? - Le pregunto sobresaltándolo y dándole un beso en la mejilla. 

- Esperar que las pizzas que he metido en el horno no se quemen. - Dice sentándose en una silla y yo me siento a su lado. - ¿Por qué vienes tan contenta?

- Yo vengo normal, como siempre. - Digo sin mirarle a los ojos, mirando el horno sonriendo.

-Mentira, me has dado un beso en la mejilla, eso solo puede significar tres cosas: O quieres algo, o estás enamorada, o crees que estás embarazada. - Dice mi hermano y yo me sorprendo por sus palabras. - Por favor, dime que no es ni la segunda ni la tercera.

- No estoy embarazada, eres más rudo.

- Yo descarto posibilidades. - Dice Ulises aliviado. - ¿No estarás enamorada? Hostia, que se quema.

Me quedo pensando en su pregunta mientras él lucha con las llamas que salen del horno. ¿Estaré enamorada o será un capricho pasajero.

- ¡Gabi, vuelve a la tierra y ayudame! - Al oír la voz de mi hermano vuelvo a la vida real y veo a Ulises soplando al fuego.

- ¿Eres gilipollas? - Le pregunto cogiendo un trapo, lo mojo, luego lo escurro y lo pongo encima del fuego haciendo así que no pase el oxígeno y no crezcan las llamas. - ¿Por qué soplas? No ves que eso es peor?

- Yo que sé, si no hubieras estado en  la nubes me podrías haber ayudado antes. - Me reprocha él. 

- Tú di lo que quieras, ya te las verás con papá  y mamá. - Digo riendo cruelmente. - Voy a pedir algo para cenar.

- ¿A qué huele? - Pregunta mi padre.

- Suerte machote. - Le digo a mi hermano dándole golpes en el pecho en señal de ánimos antes de ir a buscar folletos de restaurantes con servicio a domicilio.

Gabieleven (Pol, Joan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora