Un Dios griego.

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Suena la campana indicando que es hora de descansar un poco de las clases, indicando el recreo.

Voy recogiendo mis cosas cuando alguien me abraza por detrás y antes de girarme ya sé quien es, su inconfundible perfume llena mis sentidos.

- Voy a machacar a los chicos al básquet, ¿Te vienes?

- No, tengo que hablar con Mònica. - Le digo acabando de recoger mis cosas para mirar sus verdes ojos.

- ¿Vamos? - Le dice Ulises a Pol. - Si ganamos Geri le confesará sus sentimientos a Mònica.

- Claro. - Dice Pol riendo. - Si quieres ver a tu chico triunfar ya sabes donde encontrarme.

- Vale. - Digo riendo y viendo como se alejan.

[...]

Al ver a Mònica con Tània y Berta me acerco a ellas.

- Mira, hablando del rey de Roma. - Dice Tània cuando me ve llegar.

- ¿Qué pasa? - Pregunto sonriendo incómoda.

- Lo siento tía, - Dice Mònica. - se lo he tenido que contar.

- Es un monstruo en la cama, ¿Verdad? - Tras las palabras de Berta y las risas de las chicas me doy cuenta de que va todo esto.

- No lo sé. - Digo seguramente con la cara más roja que un camión de bomberos.

- ¿Cómo que no lo sabes? - Dice Berta. - ¿Has probado alguno mejor? porque ya te digo yo que es un Dios griego, por experiencia.

- Tía, fuera vergüenzas. - Dice Mònica.

- Qué no, - Insisto yo. - No hemos hecho nada.

- ¿Pasaste la noche en su casa y no hicisteis nada? - Dice la rubia. - Lo siento pero no me lo creo.

- Qué no, que no pudimos. - Digo cansada de su insistencia.

- Si Óscar no suele estar en su casa. - Insiste Berta.

- Qué no joder, que me vino la regla. - ¿Sabéis ese momento en el que todos están hablando y cuando tu empiezas a hablar todo se queda en silencio? Siento las miradas en mi y oigo la risa de mis amigas. - Qué vergüenza.

- Tranquila, es algo natural. - Me dice Berta.

- Y no había mucha gente. - Me consuela Mònica.

- No, solo la mitad del insti. - Tras mis palabras las chicas se callan.

- Y, lo de tu padre, ¿qué tal? - Me pregunta Tània.

- No sé, esta tarde iré a ver que tal.

- A mi eso nunca me ha pasado. - Comenta Berta. - He hecho muchas gamberradas pero nunca me han echado de casa.

- Sí, es un poco fuerte. - Dice Mònica.

- Ya veo que si no estoy aquí no pasa nada, no perdéis detalles de mi vida.

- ¿Lo dudabas? - Dice Tània riendo.

- Oye, yo sé que puede que hayamos empezado con mal pie pero tenemos más cosas en común de las que creemos. - Me dice  Berta gesticulando con las manos. - Ya no estoy enfadada por haberme quitado el novio.

Gabieleven (Pol, Joan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora